Los perros entran en la UCI: un hospital catalán inicia un proyecto para mejorar el estado emocional de los pacientes

Lu aúlla suavemente al lado de una cama de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital del Mar. A esta hembra de galgo, le gusta el contacto humano y lo reclama. A su lado, Vida, una mezcla de perro pastor, parece que se adormece mientras le acaricia Francisco, un paciente ingresado.

Son perros de terapia del programa que el Hospital del Mar y la Fundación Affinity han iniciado para mejorar el bienestar emocional de los pacientes. Se trata de un proyecto innovador y, a sus responsables, no les consta que se haya hecho antes en una UCI de adultos en el estado español. La iniciativa incluye un estudio para evaluar los beneficios de la terapia a partir de la saliva, que contiene metabolitos que funcionan como indicadores del nivel de estrés.

Lu, de 3 años, fue abandonada en una guarida en Andalucía seguramente después de la temporada de caza, explica la responsable de terapias de Fundación Affinity, Maribel Vila, mientras que a Vida, de 7 años, la encontraron también desamparada, en la calle. Ahora, estos animales que han sido adiestrados como perros de terapia visitan a los pacientes del Hospital del Mar que necesitan cuidados intensivos y que llevan más de siete días ingresados.

Esta iniciativa pionera del Servicio de Medicina Intensiva del hospital barcelonés y la Fundación Affinity, que se enmara en el paradigma de humanización de los cuidados, consistirá en una setentena de sesiones, dos por semana, de entre 15 y 20 minutos por paciente con el objetivo de mejorar la estancia en la UCI, donde los ingresados se encuentran encamados y algunos, intubados.

La doctora Lucía Picazo, del Servicio de Medicina Intensiva, observa que los pacientes ingresados en la UCI se encuentran muy preocupados por su estado de salud y recalca que la idea del proyecto es «reducir los niveles de estrés; aumentar el bienestar; favorecer la comunicación y que participen en su rehabilitación».

«En este programa se trabaja fundamentalmente la dimensión emocional para que los pacientes se sientan acompañados, a partir de esta conexión inmediata que se establece con el animal», añade Jaume Fatjó, director de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud del Departamento de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

Fatjó indica que quieren que el paciente pueda interactuar con el animal de forma natural, como lo haría con su perro, en caso de que tenga. «Una de las pacientes nos decía que echaba mucho de menos a sus perros y que ahora podía hacer, de alguna manera, lo que vive en casa», explica.

Para el proyecto, buscaban perros tranquilos, que se sientan cómodos encima de la cama y que les guste el contacto humano. La entrada en la UCI se hace siguiendo estrictos protocolos hospitalarios y los perros están supervisados permanentemente por veterinarios especialistas en bienestar y comportamiento animal.