Diari Més

La Fundación Grífols estima que faltan un mínimo de 200.000 donantes de plasma al año en el Estado para cubrir la demanda

La entidad ve bien compensar económicamente las donaciones, mientras que los donantes avisan de que se puede perder la voluntariedad

Una de las personas que ayer fueron al Hospital Joan XIII para sumarse a la maratón de donación.

439 tarraconenses ya han dado sangre durante el maratón, que acaba hoyGerard Martí

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La Fundación Víctor Grífols i Lucas estima que faltan un mínimo de 200.000 donantes de plasma en el Estado que hagan cuatro donaciones al año para poder cubrir la actual demanda de los sistemas de salud. «Ahora tenemos un volumen de donantes muy pequeño, unos 70.000, y es totalmente insuficiente», afirma en declaraciones a la ACN la directora de la fundación, Núria Terribas. Delante de eso, la entidad ve con buenos ojos la propuesta de reglamento europeo que tiene que regular el tratamiento de sustancias de origen humano en la Unión Europea y que propone compensar económicamente donaciones, porque, según afirman, puede contribuir a aumentar el número de donantes. Sin embargo, desde la Federación Catalana de Donantes alertan de que se puede perder el principio de voluntariedad.

El pasado mes de septiembre el Parlamento Europeo dio luz verde al reembolso de los gastos de los ciudadanos europeos que den sangre y sus componentes -como plasma-, tejidos y células para usos médicos. El texto aprobado en el pleno de la Eurocámara, que hoy por hoy se está negociando con el Consejo de la UE, defiende la necesidad de que las donaciones sean «voluntarias y no remuneradas», pero propone cubrir los gastos derivados del proceso de donación, cosa que, mayoritariamente, no se hace en Europa, pero en países como los Estados Unidos es la norma general.

Precisamente, uno de los argumentos de la Fundación Grifols a la hora de defender la propuesta es que, actualmente, la Unión Europea tiene que importar al menos un 40% de componentes como el plasma de los Estados Unidos. «Lo que intenta la Unión Europea es regularlo con el fin de permitir que los países tengan un sistema autosuficiente para proveer de plasma a sus pacientes y no tener que comprarlo fuera», defensa Terribas.

Sin embargo, la propuesta europea carga el debate sobre si es ético o no compensar gestos altruistas como es la donación de sangre y sus componentes. En la Eurocámara, algunos eurodiputados alertaron de que las compensaciones económicas podían utilizarse como «incentivo» para recaudar donantes o explotar las clases más vulnerables y, por lo tanto, propensas a hacer donaciones a cambio de beneficios económicos.

«Es un esfuerzo que hace la persona por resolver un problema que tiene el sistema de salud»

En este sentido, la directora de la fundación subraya que la propuesta europea no habla de «pagar», sino de «reembolsar los gastos y compensar el tiempo» que implica el proceso de donación. Es decir, se reembolsarían gastos como un tiquet de parking o lo que destina al traslado hasta el lugar de donación, entre otros. Con respecto a la compensación del «tiempo», Terribas indica que eso es lo que hay que delimitar y que podrían ser, o bien pagos «en especie», como desgravaciones fiscales o tiquetsde restaurantes, o bien una cantidad monetaria fijada en función de como se valore «el esfuerzo» hecho por la persona.

Terribas admite que la propuesta europea tiene un componente bioético que hace «necesario» plantear el debate, ya que «no hay una posición unívoca». Sin embargo, insiste en que el objetivo primero es cubrir las necesidades de los pacientes y hacer «autosuficientes» los sistemas de salud de la UE con el fin de dejar de depender del exterior. «El plasma es un producto biológico que cada vez tendrá más aplicaciones y que servirá para otras enfermedades nuevas, y la demanda y la necesidad irá además», añade.

En la misma línea se expresa el presidente de la Asociación Española de Déficits Inmunitarios Primarios, Carlos Jiménez, que defiende la propuesta de reglamento europeo y asegura que «aquello que no es ético es que los pacientes no tengan tratamiento». «Les instituciones, estados, gobiernos y comunidades autónomas tienen la obligación de dotar de garantías el sistema para que los pacientes siempre tengamos tratamiento», insiste. Según apunta, el reglamento «dotará de seguridad el tratamiento de los pacientes». «Dependemos de la solidaridad de la gente y es un problema, porque si no hay donaciones, no hay tratamientos, y si no hay tratamientos, los pacientes se mueren».

Asimismo, Jiménez también hace énfasis que en el texto «no se habla de pagar», sino de «compensar». «Sólo planteamos un sistema en que tú sigas siendo solidario y altruista, pero que el Estado colabore en los gastos que ocasiona ser solidario», sentencia.

Colisión con el principio de voluntariedad: «Es un acto de responsabilidad y compromiso»

Desde la Federación Catalana de Donantes de Sangre, en cambio, ven la propuesta de reglamento con más dudas. «Es un tema complicado de debatir, pero el mensaje que queremos transmitir es que apostamos por la voluntariedad», afirma el presidente de la federación, Albert Torra, que al mismo tiempo cree que el «límite» de la compensación económica que plantea la normativa «no está claro».

La entidad ve con buenos ojos que se reembolsen los gastos a fin de que el donante no pierda dinero en el acto de donación de plasma, pero insisten en la parte «voluntaria y altruista» del proceso. «Imaginad que ahora dicen que se tiene que pagar una cantidad enorme -por donación- y todo el mundo da: no ès lógico, porque donando sangre damos una parte viva de nuestro cuerpo y hacerlo a cambio de dinero no es ético», subraya.

Además, según Torra, compensar para dar plasma puede comportar riesgos y rebajar la calidad del actual sistema porque el beneficio económico puede llevar a algún donante a mentir sobre su estado de salud para recibir dinero a cambio de su donación. «Lo que necesitamos es que venga gente a abrir los brazos y a ayudarnos a salvar vidas: es un acto de responsabilidad y compromiso», añade.

El presidente de la federación insiste en que hace falta que los límites queden claros y que, más allá del debate sobre compensar o no las donaciones, lo que es «necesario» es hacer pedagogía a fin de que la gente entienda la importancia de dar plasma. «Es una necesidad imperiosa trasladar el mensaje a la ciudadanía: nos faltan valores y principios. Se ha focalizado mucho el tema en la donación de sangre, pero se tiene que explicar a la gente que el plasma es muy útil», indica. En este sentido, afirma que la formación y educación tienen que ser una «pieza clave» a la hora de incrementar las donaciones.

A su vez, la directora de la Fundación Víctor Grifols i Lucas, Núria Terribas, considera que las campañas de concienciación son necesarias, pero insiste en que «la persona tiene que ver que aquel esfuerzo que le pides le compensas, y que no le estás pidiendo simplemente porque tiene que ser un buen ciudadano». Carlos Jiménez, de la Asociación Española de Déficits Inmunitarios Primarios, cree que la compensación no entraría «en colisión» con la voluntariedad ni con la solidaridad y alerta de la «disfunción» del actual sistema en que la legislación «prohíbe compensar para dar plasma por motivos éticos, pero permite comprar plasma compensado» a los Estados Unidos.

En Cataluña, aprincipios del mes de octubre, el departamento de Salud se marcó como objetivo triplicar en dos años las donaciones anuales de plasma. Según detalló el titular del departamento, Manel Balcells, el propósito es llegar a 50.000 donaciones por año en el 2025, 30.000 más que las registradas durante el 2022. Hoy por hoy, según indicó, Cataluña es autosuficiente en un 39% con respecto a la cobertura de la demanda y, con el incremento de las donaciones, el 2025 lo sería en un 50%.

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