Judicial
Un entrenador de atletismo de Vic reconoce haber abusado sexualmente de una menor y acepta 5 años de prisión
La fiscalía pedía inicialmente 23 años de prisión por unos hechos ocurridos durante el 2008
Un entrenador de atletismo de Vic ha reconocido este lunes en la Audiencia de Barcelona que en el año 2008 abusó sexualmente de una menor de edad a la que entrenaba. El reconocimiento de los hechos y el compromiso de pagar 15.000 euros de indemnización a la víctima, han hecho rebajar la petición de la fiscalía de 23 años a cinco años de prisión, que tendrá que cumplir. Así, la acusación ha pasado de tres delitos de abuso sexual a un solo delito de abuso continuado. Además, tendrá que pagar 5.000 euros por los costes de la acusación particular y no podrá acercarse ni comunicarse con la víctima durante los cinco años posteriores a la prisión.
Según el escrito de fiscalía, aceptado por el acusado y su defensa, los hechos se habrían producido en las pistas municipales cuando, haciéndose valer de su posición de entrenador «de reconocido prestigio» y bajo el pretexto que era conveniente para mejorar en los entrenamientos, le ofreció masajes en una sala a solas al lado de los vestuarios. Durante los masajes le hizo tocamientos, le practicó sexo oral y también le pidió que lo masturbara.
El entrenador, «de reconocido prestigio en la provincia de Barcelona», se mostraba como una persona «arrogante y obsesiva» y mostró su predilección por la víctima, «hasta el punto que la recogía en casa en coche para llevarla a las pistas los días de entrenamiento». El fiscal incide en que el carácter «arrogante y obsceno» del procesado se mostraba en ocasiones cuando dejaba en ridículo a algún alumno delante de los otros compañeros o trataba con ellos temas sexuales.
El escrito explica que cuando se encontraba en privado con la víctima, le preguntaba por sus relaciones con los chicos o incluso le explicaba las experiencias sexuales que él tenía con su mujer. En una ocasión, cuando iban en coche hasta las pistas de atletismo, le mostró a la menor un juguete sexual y le dijo que lo había comprado para utilizarlo con ella.
Poco a poco, fue creando un ambiente de confianza con la menor, haciéndole creer, desde su posición de «reputado entrenador», que conseguiría que fuera una mejor atleta, «pero que tendría que acceder a ciertas peticiones». En el relato de hechos también se explica que le habría hecho sentir que ella tenía un problema con sus padres, cosa que «repercutía» en sus entrenamientos, y que hizo que «cada vez se fuera volviendo más sumisa con respecto a su entrenador». La víctima ha sufrido secuelas psicológicas importantes, tal como recoge el informe pericial.