Animales
Muere Argo, el último perro vagabundo de Pompeya
El perro callejero era un símbolo para los trabajadores y llevaba 15 años visitando el Parque Arqueológico
Argo, el perro callejero que visitaba cada día desde hacía 15 años el Parque Arqueológico de Pompeya y que se había convertido en un símbolo entre los trabajadores y visitantes de la ciudad arrasada por la erupción del Vesubio en el año 79, ha muerto.
«Era el último perro vagabundo de Pompeya. Estamos muy tristes. Venía todos los días puntual como un reloj, era siempre el primero en llegar y el último en irse, tanto en verano como en invierno, porque hay horarios diferentes y él se los sabía de memoria», explicó hoy a EFE el guía turístico Glauco Messina, que confirmó que el can falleció el pasado martes.
El Parque Arqueológico de Pompeya, uno de los lugares más visitados de Italia, con 4 millones de turistas al año, también se ha hecho eco de la muerte de Argo, que era muy querido en el lugar. Pompeya «se despide de Argo. Tenía más de 15 años, era un buen perro, siempre cuidado por la ciudad, trabajadores y visitantes del sitio. Ha acompañado a miles de turistas durante su honorable servicio como custodio y anfitrión», escribió en la red social X.
«Muchas personas de todo el mundo lo recuerdan con cariño en las redes sociales en estas horas. Agradecemos a los voluntarios que lo cuidaron con cariño en sus últimos días», añadió. Uno de esos voluntarios es Messina, que estaba «muy unido a Argo» y que por eso ha lanzado «un proyecto artístico» pidiendo a los millones de visitantes que conocieron al perro durante estos años que le envíen sus fotos con él para recordarlo.
Argo empezó a acudir a Pompeya «cuando era un cachorro», explicó el guía, de 50 años y que trabaja en las famosas excavaciones desde 2017. «Entonces había otros perros callejeros más grandes que a lo largo de los años han muerto o han sido adoptados, pero él, en cambio, fue tolerado como el último de los canes vagabundos porque, por desgracia, el tema de los perros dentro de un parque arqueológico es un tema problemático debido, entre otras, a razones de seguridad», dijo.
Tras la muerte del querido Argo, «que tuvo el privilegio de ser el último de los perros callejeros dentro de las excavaciones y fue bien recibido por todos», no parece factible que se vuelvan a acoger este tipo de perros en el Parque, aunque si hay «colonias de gatos, que si son toleradas». Messina explicó que su proyecto para reunir las fotos del icónico perro de Pompeya acaba de comenzar, «pero ya han empezado a llegar las primeras imágenes».
El guía, que tiene en su casa dos gatos que sacó de las excavaciones, explicó a EFE que tenía «una relación especial» con Argo, al que conoció el primer día que llegó a Pompeya y siempre le llevaba comida. «Estoy muy apegado porque yo operaba principalmente desde la entrada de la puerta del anfiteatro, que era precisamente el paso por donde Argo entraba todas las mañanas», concluyó.