Sociedad
Dos forenses difieren sobre las secuelas de la denunciante de Dani Alves
Un médico ve poco probable una violación sin lesiones y dos psicólogas admiten que Alves era consciente de lo que hacía
Dos forenses que visitaron a la denunciante de Dani Alves por agresión sexual han contrapuesto este miércoles por la tarde sus conclusiones en el juicio en la Audiencia de Barcelona. Una psicóloga del Instituto de Medicina Legal (IMLCFC) concluye que la joven sufre estrés posttraumático a raíz de los hechos ocurridos en el lavabo de la discoteca Sutton el 31 de diciembre del 2022.
En cambio, una psiquiatra contratada por la defensa dice que la chica puede tener cierta ansiedad, pero que podría estar causada por la presión mediática y además haber exagerado los síntomas. La psicóloga forense del IMLCFC y la psiquiatra se han discutido con cierta vehemencia. Las dos entrevistaron a la joven denunciante el julio pasado.
La visita la dirigió la psicóloga legal, mientras que la psiquiatra privada sólo preguntó al final de todo a la chica si se medicaba. Además, la psiquiatra ha criticado que no se le hicieron las pruebas adecuadas, según su criterio, y que la visita duró media hora, la mitad de la cual fue para explicarle a la chica de qué se tratarían las pruebas.
Tampoco se hicieron preguntas sobre los hechos concretos, sino sólo sobre sus secuelas psicológicas. De hecho, el motivo de la visita también generó una discusión a puerta cerrada aquel mismo día y este miércoles ante el tribunal: la forense del IMLC ha dicho que era una visita de exploración psicológica, pero la psiquiatra quería una visita medico-forense.
La chica explicó a los forenses que la visitaron en abril que el agresor hablaba portugués y le había dado besos en el cuello, pero que cuando había querido salir del lavabo ya no la dejó, y se ahogaba y no podía reaccionar. La chica presentaba cierta ansiedad y fragilidad emocional cuando explicaba los hechos concretos de la agresión sexual, pero hacía una explicación ordenada, pero con algunas lagunas de memoria, cosa habitual en casos como estos.
Así, por ejemplo, no recordaba si le había hecho una felación a Alves al final de la agresión sexual. También decía que sufría insomnio y que había dejado de hacer muchas cosas que anteriormente le gustaban. También mostraba cierto sentimiento de culpa y vergüenza, cosa habitual en víctimas de agresión sexual. Los forenses concluyeron que no había ningún indicio que la chica exagerara o simulara su afectación. En cambio, la psiquiatra sí que considera que el diagnóstico de estrés posttraumático puede ser erróneo porque sólo se basa en la declaración de la chica y podría haber exagerado los síntomas.
Con los cuestionarios que le hicieron diagnosticaron un trastorno por estrés posttraumático, pero la psiquiatra de la defensa considera que como máximo tenía un trastorno de ansiedad no especificado. Según ella, ni en la baja médica de la médico de cabecera se concretaba el motivo de la ansiedad, cosa que los otros forenses han explicado que es habitual, y más todavía si habían pasado pocos días de los hechos.
La psiquiatra también ha alegado que la chica no se tomaba ninguna medicación, excepto algún tranquilizante de vez en cuando y en dosis bajas, y que no seguía ninguna terapia psicológica o psiquiátrica. Sin dudar de su «sufrimiento y malestar», la psiquiatra ha apuntado que este también se podía deber a la presión mediática del caso.
Pocas lesiones para ser una violación
Por su parte, un médico forense ha explicado que es muy poco habitual que una mujer agredida sexualmente no tenga ninguna lesión interna en la vagina. Según él, incluso una relación sexual consentida puede generar pequeñas heridas, cosa que no pasó en el caso de la víctima. De hecho, ha asegurado que el 80% de las mujeres violadas presentan alguna lesión o dolor al orinar. «Que no haya unas mínimas lesiones, me hace pensar que el coito no fue tan traumático», ha concluido.
También ha explicado que la herida que tenía la chica en la rodilla era en un lateral y que eso es poco compatible con una caída, que habría provocado una herida en la parte frontal y más protuberante de la articulación. Por eso, cree que la leve abrasión fue causada por algún frotamiento.
El consumo de alcohol le afectó, pero no tanto
Después han declarado dos psicólogas contratadas por la defensa que evaluaron al acusado. Se entrevistaron con él varias veces y le hicieron pasar tests y pruebas. Según ellas, tenía una esfera afectiva y sexual dentro de la normalidad y no tenía ningún trastorno o psicopatología ni ningún factor que lo predispusiera a la violencia.
Analizaron los tickets del restaurante y el bar de copas al que fue Alves con sus amigos antes de la discoteca, además de las imágenes de seguridad del Sutton, y han concluido que consumió bastante alcohol, cosa que le podría haber afectado, porque no estaba acostumbrado a tomar. No obstante, a preguntas de la acusación particular han dicho que en todo momento discernía el bien y el mal y sabía qué hacía, ya que no tenía las capacidades intelectuales afectadas.