Sociedad
Despiden al director de un colegio por 'timar' a una máquina de café para pagar tres euros menos
El hombre pagaba un café mediano pero se lo echaba grande en el autoservicio y confesó haberlo hecho 7 veces
Una falta grave en el trabajo puede ser algo impropio que haría que muchos empleados pensasen que su puesto corre peligro. Sin embargo, está claro que la valoración de lo que es esta «falta grave» puede variar según los estándares de cada empresa y cada país, pues despidieron al director de un colegio Japonés por ahorrarse unos céntimos en unos cafés.
Así lo cuenta SoraNews, quien narró el caso de un hombre de 59 años, del que no ha trascendido su nombre, que fue echado del colegio en el que trabajaba en la prefectura de Hyogo por 'engañar' a una máquina dispensadora de café para pagar menos.
Este docente iba cada día a un supermercado donde tienen una máquina automática para comprar café, pero en alguna ocasión pasó por caja y pagó un café mediano de 110 yenes (unos 70 céntimos), pero luego en el autoservicio se echaba uno grande que vale 180 yenes (1,10 euros, aproximadamente).
La última vez que lo hizo, en diciembre, le costó muy caro, pues un empleado le vio y salió corriendo detrás de él para reprenderle, momento en el que él aseguró que solo lo había hecho un par de veces. Y tal fue el enfado de la tienda que llamaron a la Policía, que le interrogó y le dejó en libertad.
Sin embargo, esta noticia llegó a oídos de la Junta de Educación de la Prefectura de Hyogo, quien quiso hablar con él. En ese momento, sostuvo que la primera vez que lo hizo fue por error, pero vio que esa cantidad de líquido cabía en el vaso que le daban y lo volvió a hacer en otras ocasiones. Además, confesó que lo había hecho un total de siete veces, por lo que se había ahorrado apenas 490 yenes (unos 3 euros).
Tras analizar el caso, finalmente la Junta decidió el pasado 30 de enero que este hombre había cometido una «falta grave impropia de un trabajador público del sector educativo» y dictó su despido disciplinario. Esto provocó un aluvión de reacciones en redes, desde los que no entendían que fuera echado de su empleo por apenas 490 yenes sin que ni siquiera lo acusaran oficialmente hasta los que defendieron que «es un mal ejemplo para los niños si alguien no rinde cuentas por sus delitos».