Justicia creará más pisos para los internos en tercer grado penitenciario
El conseller Mundó apuesta por la colaboración con el tercer sector para acompañar a los reclusos desde la prisión hasta la vida en libertad
El Departamento de Justicia ampliará la red de pisos para internos en tercer grado, que son residencias situadas fuera del entorno penitenciario y gestionadas conjuntamente con entidades del tercer sector, nombradas unidades dependientes. La Dirección General de Servicios Penitenciarios abrirá dos más en el 2017. Una estará situada en el Alt Empordà y dependerá del Centro Abierto de Gerona; la otra prestará servicio en las comarcas del Penedès y el Garraf y dependerá del Centro Abierto de Tarragona. Con estos equipamientos, los internos podrán cumplir la condena más cerca de casa, allí donde tienen más vinculación territorial.
El conseller Carles Mundó justifica esta ampliación porla «necesidad de acompañar a los internos en el tráfico que va desde la prisión hasta la vida en libertad, porque el retorno progresivo al exterior hace que aumente el éxito de la reinserción.» La finalidad de los servicios penitenciarios es que la sociedad sea «más justa y segura», ha manifestado. El conseller ha explicado que el futuro requiere«extender las políticas penitenciarias más allá de las celdas, no hacer que los barrotes de las prisiones sean más gruesos». En este sentido ha añadido que «las residencias fuera de las prisiones son un instrumento útil para evitar el coste social de la comisión de nuevos delitos».
Mundó ha hecho estas declaraciones en el marco de una visita a los internos de la unidad dependiente del Bages, estrenada en el 2015 y gestionada por la Fundación Hermano Tomàs Canet. El coste de las dos nuevas unidades dependientes será de 265.000 euros el año. Eso significa un aumento del 20% del presupuesto dedicado a la red de residencias no penitenciarias, que en el 2017 será de más de 1,6 MEUR.
Con estas incorporaciones, la Dirección General de Servicios Penitenciarios del Departamento de Justicia dispondrá de 12 unidades dependientes repartidas por toda Cataluña, con capacidad para 176 personas en residencia y 86 en seguimiento. En total, 262 condenados, que representan cerca del 20% de la población penitenciaria en régimen de tercer grado. Eso significa que, a partir de 2017, uno de cada cinco internos en tercer grado estará vinculado a un piso de estas características. Actualmente, la gestión de estos pisos está encargada a ocho entidades del tercer sector que, de acuerdo con los servicios penitenciarios, acompañan los internos en el tráfico de la prisión a la comunidad.
Las unidades dependientes
Las unidades dependientes son residencias situadas en viviendas ordinarias, sin ninguna distinción externa y sin funcionarios de prisiones. De los pisos se hace cargo las entidades del tercer sector, con personal que pasa la noche y que, durante el día, da apoyo a los internos para que se formen, busquen trabajo, trabajen y utilicen los recursos sociales y sanitarios públicos. Sólo pueden acceder los internos con una conducta positiva y sin toxicomanías. Como están en régimen de tercer grado, sólo tienen que ir a dormir ocho horas cada día, excepto el fin de semana. Durante su estancia a las unidades dependientes, los condenados tienen que mantener el piso limpio, cocinar y lavarse la ropa, si es que no lo hacen en su residencia familiar.
El contacto con la comunidad reduce la reincidencia
El riesgo de volver a delinquir disminuye en el caso de los internos que acaban la condena en contacto con la sociedad. Una investigación del Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada (CEFJE) que el Departamento de Justicia presentó en el 2015 revela que sólo reinciden dos de cada diez de los internos que acaban la pena en contacto con el exterior. En cambio, el mismo estudio sitúa la tasa general de reincidencia en tres de cada diez.