Científicos catalanes vinculan la ingesta de grasas con la metástasis de células cancerígenas
El estudio publicado en la revista 'Nature' demuestra que el bloqueo de la proteína CD36 tiene un efecto antimetastático
Científicos del Institut de Recerca Biomèdica (IRB) Barcelona han identificado las células responsables de iniciar y promover metástasis en varios tipos de tumores humanos. Se trata de células que expresan altos niveles de la proteína CD36, encargada de capturar e internalitzar ácidos grasos, y el aumento de la cantidad de grasas en la dieta, en especial de ácido palmítico, potencia de forma muy significativa la actividad metastática. Son las principales conclusiones del estudio que publicó este miércoles 'Nature' y que ha sido liderado por el jefe del grupo 'Células madre y cáncer' del IRB Barcelona, Salvador Aznar.
La investigación demuestra que la administración de anticuerpos que bloquean la actividad de CD36 reduce de forma drástica, entre el 80 y el 90%, el número de focos metastáticos y su tamaño. «Si cortas el suministro de grasas en las células que generan metástasis son prácticamente incapaces de desarrollarla», afirma Aznar. Los investigadores han encontrado las células metastáticas CD36 positivas en muestras de pacientes con carcinomas orales de varios grados de agresividad, proporcionadas por la Vall d'Hebron de Barcelona, que ha colaborado en el estudio. En los tumores de la cavidad oral analizados, sólo entre 50 y 100 células, muy pocas, serían iniciadoras de metástasis. Ahora bien, al añadir CD36, los tumores se convierten en metastáticos.
Cuando los científicos constataron la implicación del metabolismo de las grasas en la metástasis y la función que ejercía la proteína CD36, se preguntaron si el consumo de grasas tenía algún efecto directo en el proceso patológico. El equipo liderado por Salvador Aznar Benitah dio a los ratones una dieta rica en grasas, un 15% más del consumo normal, el equivalente a lo que se conoce como 'dieta de cafetería'. Después les inocularon un tipo de cáncer oral por el cual el 30% de los ratones desarrollan metástasis en condiciones de dieta normal. Con más grasas en la sangre, cerca del 80% tenían más focos metastáticos y mayores.
También testaron el efecto de un ácido graso específico, el ácido palmítico. Se trata de un ácido graso de origen vegetal que es el componente principal del aceite de palma y, en proporciones más bajas, de otros como el aceite de coco. El ácido palmítico es usado en muchos tipos de comer procesado. Los investigadores trataron un tumor oral con este ácido graso durante dos días y después lo inyectaron a ratones que tenían una dieta normal. El tumor pasó de una frecuencia metastática del 50% al 100%: todos los ratones desarrollaron metástasis y, además, comprobaron que dependía de la proteína CD36.
«Parece que hay un enlace directo entre consumo de grasas y potenciación de la metástasis a través de CD36, al menos en ratones inoculados con células tumorales humanas,» concluye a Aznar, que puntualiza: «Hay que hacer más estudios para entender mejor esta relación entre dieta y metástasis, pero lo que podemos decir de forma inequívoca es que si se estimula las células tumorales de pacientes que muestran una predisposición por generar metástasis con una dieta rica con grasas o niveles altos de palmítico se vuelven más agresivos».
Una posible diana terapéutica
El estudio prueba que bloquear la proteína CD36 tiene un efecto antimetastático, tanto en ratones inmunodeprimidos como en ratones con las defensas intactos. Las estadísticas son similares para todas las pruebas. La inhibición de CD36 antes de inocular el tumor anula por completo el potencial metastático. Por otra parte, la administración de anticuerpos que bloquean la actividad de CD36 con ratones ya con metástasis procura la eliminación total para el 20% de los ratones y para el resto, una reducción drástica, de entre el 80 y el 90% de las metástasis y su tamaño.
El tratamiento es tolerado por los ratones durante la ventana terapéutica necesaria para que se produzca el efecto antimetàstatic y, en las autopsias, análisis de tejidos y los valores en sangre, no se han observado efectos secundarios intolerables. El IRB ha solicitado la protección por patente de los resultados y los investigadores ya están trabajando con la empresa MRC Technology, del Reino Unido, para desarrollar anticuerpos contra CD36 aptos para administrar a pacientes con varios tipos de tumores. Si el resultado es positivo, un nuevo producto terapéutico podría estar disponible en un plazo de entre cinco y diez años.
«Desgraciadamente diagnosticamos los carcinomas orales en estadios adelantados, cuando ya han generado metástasis y este es el factor pronóstico más importante en cáncer oral. Este estudio tiene una gran relevancia porque poder frenar las metástasis determinará en gran medida el pronóstico del paciente», señala la doctora del Vall d'Hebron Institut de Recerca (VHIR) Coro Bescós, que ha participado en el estudio.
Otros tipos de cánceres
Los científicos del IRB Barcelona han comprobado que el efecto de CD36 sobre metástasis es lo mismo al menos en melanoma y cáncer de mama luminal. Además, análisis estadísticos de muestras de pacientes prueban la misma dependencia de CD36 en la metástasis de varios tipos de tumores, como el carcinoma de ovario, el de vejiga y el de pulmón. «No lo hemos comprobado todavía para todos los tumores, pero proponemos que la proteína CD36 es un marcador general de células metastáticas, el primero tan específico de metástasis del cual tengo constancia», subraya Aznar. «Hay indicios muy importantes para pensar que puede ser una terapia para un número importante de tumores», añade. En una segunda fase, quieren probar los anticuerpos en otros tipos de tumores.
El estudio que publica este miércoles 'Nature' ha contado con la colaboración del Servicio de Cirugía Oral y Maxilofacial, el biobanco y el Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Vall d'Hebron, con la participación de Bescós y el doctor Juan Antonio Hueto. Este trabajo conjunto es un ejemplo de la colaboración entre la investigación básica y clínica para convertir los resultados de la investigación en terapias útiles para los pacientes. La investigación ha sido financiada con ayudas de la Fundació La Marató de TV3, la World Wide Cancer Research del Reino Unido y la Fundación Botín y Banco Santander, a través de Santander Universidades. El laboratorio cuenta con fondo del Consejo Europeo de Investigación (ERC), el Ministerio de Ciencia e Innovació/Fons Feder y la Generalitat de Catalunya.