Cacerolada de protesta delante del camping de La Escala que aloja agentes de la Guardia Civil
Un centenar de personas se han concentrado esta noche en las puertas del establecimiento a gritos de «fuera las fuerzas de ocupación»
Un centenar de personas se han concentrado este martes por la noche delante del camping Isla Mateua de La Escala (Alt Empordà) que aloja decenas de efectivos de la Guardia Civil desplegados en Cataluña a raíz del 1-O. Los vecinos se han reunido en las puertas del establecimiento alrededor de las once de la noche para hacer una cacerolada al grito de «fuera las fuerzas de ocupación». Algunos también han estado circulando en vehículo por delante de las instalaciones tocando la bocina en señal de rechazo a su presencia. Los efectivos empezaron a llegar al equipamiento alrededor de las seis de la tarde y hacia las nueve de la noche ya lo habían hecho más de una veintena de vehículos. Los responsables del camping aseguran que la contratación se ha hecho a través de una agencia y defienden su actuación porque son un «negocio privado que se dedica a dar alojamiento y comida». Las instalaciones ya fueron objeto de polémica en verano por la organización de unas maniobras militares donde también participó la Guardia Civil.
Decenas de vecinos de La Escala han querido mostrar los suyo rechazo a la presencia de agentes de la Guardia Civil en el camping del municipio. La noticia se dio a conocer el martes por la mañana y desde entonces corrió como la pólvora por las redes sociales y entre los grupos de WhatsApp. No ha trascendido, sin embargo, ni la cifra total de agentes ni la duración de la estancia. Desde la dirección del establecimiento aseguran que no disponen de esta información y piden a los políticos que se sienten a negociar para resolver lo más pronto posible «esta situación». Lo único que se ha hecho público es que el espacio está cerrado al público y que los agentes dormirán en bungalows.
Los primeros vehículos empezaron a llegar alrededor de la seis de la tarde y lo fueron haciendo en turnos finos bien entrada la noche. Al menos una veintena de coches entraron en las instalaciones. En un primer momento, se concentró un grupo de vecinos (con defensores y detractores). Más tarde, los contrarios a su presencia en el municipio se organizaron para celebrar una cacerolada. Alrededor de las once de la noche, un centenar de personas se concentraron en las puertas del establecimiento haciendo ruido y gritando «fuera las fuerzas de ocupación». También varios vehículos estuvieron circulando ante el espacio tocando la bocina en señal de protesta.