Puigdemont defiende en Dinamarca la vía del diálogo y apunta que un referéndum en toda España «podría ser una solución»
Lamenta la actitud de Europa en el conflicto catalán y que diera apoyo a Rajoy después del 1-O
El presidente Carles Puigdemont ha defendido desde la Universidad de Copenhague la vía del diálogo para buscar una solución a un «problema político, no penal». «Nadie ha propuesto que vote todo España, podría ser una solución o una propuesta como a punto de partida», ha señalado para después reprochar al presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, que no haya querido hablar con él. «En democracia el derecho a no discutir no existe», ha remarcado en el marco del debate sobre Cataluña que se celebra con normalidad después de que el Tribunal Supremo haya denegado la petición de la Fiscalía para pedir a las autoridades danesas la detención de Puigdemont. En respuesta a las preguntas de los asistentes, Puigdemont ha negado que el independentismo se vincule con el populismo y ha cargado contra el estado español para actuar con «venganza». De la misma manera, ha criticado la UE por su actitud en el caso catalán y ha lamentado que Europa diera apoyo al gobierno español después del 1-O y de la «violencia demostrada».
El debate que la Universidad de Copenhague había organizado sobre Cataluña no ha defraudado a los asistentes. La sala escogida ha quedado pequeña y más de 500 personas –muchas sentadas en el suelo y de pie por los laterales- han querido escuchar a Carles Puigdemont y los profesores que lo interpelaban.
En su intervención inicial, el presidente cesado por el Estado ha empezado criticando, precisamente, la aplicación del artículo 155 que acabó con la destitución de su Gobierno. «Fue un eufemismo de un estado de excepción», ha dicho. En este sentido, ha recordado que los independentistas no esperaban una reacción como la que el Estado español tuvo el 1-O y en las semanas posteriores, pero también ha criticado cómo actuó entonces la Unión Europea. En este sentido, ha constatado que hay grandes temas dónde Europa, bajo su criterio, está fallando, y uno de ellos es Cataluña. «Lo hemos visto con Grecia, con Ucrania, con los refugiados, y ahora vemos el fracaso en la defensa de los derechos humanos en Cataluña», ha dicho, añadiendo que eso causa «preocupación» entre los catalanes por el aval que puede suponer a las políticas del presidente español, Mariano Rajoy, en el 1-O y las semanas de después.
Aun la critica, ha espoleado a los dirigentes europeos a rectificar. «El movimiento democrático de Cataluña no puede ser una crisis para Europa, sino una oportunidad der demostrar que la democracia es mes importante que otras cosas», ha sentenciado.
Donde no se ha ahorrado reproches Puigdemont es a la hora de hablar de Rajoy, el Estado y el gobierno español. «L’stablishment español niega el diálogo bilateral en Cataluña, y por eso organizamos nosotros el 1-O, para que los ciudadanos se expresaran democráticamente. Pero cometimos el error de pensar que Madrid no aplicaría violencia ni violaría derechos fundamentales», ha explicado.
Además, ha cargado duramente contra el Estado por la situación de los «presos políticos» Oriol Junqueras, Joaquim Forn, Jordi Sánchez y Jordi Cuixart. «Todos ellos son gente comprometida con la no violencia. Están en prisiones españolas, además de 500 kilòmetres de las familias y se está violando la regulación. No se una justicia propia de un estado democrático, actúa con revancha», ha lanzado. En este mismo sentido, ha acusado al Estado de tratar a los independentistas «como terroristas» con los procesos judiciales y policiales abiertos. En cambio, ha dicho, el PP y sus gobiernos «negociaron con ETA pero no lo han querido hacer con los políticos catalanes».
A pesar de criticar abiertamente la calidad democrática del Estado, Puigdemont, delante las criticas de una de las participantes al debate, ha admitido que España «es una democracia, claro está, sobre el papel». «Pero miramos los hechos. «¿Es democrático prohibir un cartel con la palabra ‘democracia’? Invito a todo el mundo a conocer más ejemplos como este y entenderán que hay diferencias con las democracias», ha dicho.
Y es que para Puigdemont uno de los principales problemas en la actuación del gobierno español es su «negativa al diálogo». Así, después de volver a apostar abiertamente por las vías «de la negociación y el diálogo», el presidente cesado ha reprochado al Estado que «no reconozca la otra parte para poder hablar». En este sentido, ha recordado que con una negociación donde las dos partes estuvieran dispuestas a los acuerdos se podrían hacer propuestas como el referéndum pactado o, incluso, una consulta parecida a todo el Estado. «Pueden proponerlo. Puede ser una propuesta o una solución que todo el mundo en España vote sobre la independencia. Pero nadie lo ha hecho. Y mientras, la otra parte sigue negando la realidad», ha dicho.
Así, ha recordado que ya en su día su Gobierno se mostró dispuesto a negociar todos los elementos de un referéndum, y en ningún momento ha cerrado la puerta ahora a poder volver a hacerlo. «La fecha del referéndum, la pregunta, las mayorías necesarias, y cuánto de tiempo tiene que pasar hasta que otra generación pueda votar otra vez la independencia», ha detallado.
Pero para Puigdemont, el Estado no quiere llegar a este punto. «La respuesta del Estado siempre es la ley, no una propuesta política. Cuando proponemos un referéndum y una idea democrática aceptada y votada por la gente, quieren poner en la prisión a quien lo pide. Es la contradicción del Estado. Uno se tiene que sentar a hablar y negociar», ha insistido.
Niega el populismo y la relación con Rusia
Preguntado sobre si el movimiento independentista se «populista», Puigdemont ha querido ser tajante. «No!», ha dicho vehemente. «Yo no he hablado sobre nacionalismo identitario. Los catalanes somos una nación pero no identitaria. He hablado de no-violència, de diálogo, de reconocer el otro, de negociación, de derechos, y eso no es populista. Entre la gente independentista hay de derechas, de izquierdas, rica, obrera, joven, mayor. Y es duro para nosotros escuchar que somos gente que no somos así y que somos el ejemplo clásico de populismo», ha sentenciado.
De la misma manera, ha negado rotundamente –e incluso ha bromeado al respecto- que su Gobierno o el independentismo estén relacionados con Rusia. «No, lo siento. Se tiene que ser serio. Rusia no está sobre la mesa. Se que algunos medios digitales en España relacionan Rusia con Cataluña. Por favor, los invito a venir a Cataluña, entrar en el Gobierno a ver libremente todo el que se hace y si se ve una cosa que permita decir que estamos relacionados con Rusia, Venezuela o Corea, decirlo», ha comentado.
Ante una pregunta que acusaba a los independentistas de intentar imponer y dividir ideas y lenguas en Cataluña, Puigdemont ha querido ser contundente y ha negado la mayor, reivindicando el carácter «limpiamente y altamente democrático» del movimiento. «Un presidente fue ejecutado por Franco y la Generalitat estuvo prohibida. Para nosotros, es ofensivo que se diga que queremos balcanizar Europa. Si miran la realidad, Cataluña no tiene ningún debate étnico. El 70% de las familias tienen uno o dos miembros que ha nacido fuera de Cataluña, y es normal que hablemos al menos dos lenguas. No es un problema», ha concluido.