Torra sobre la reunión con Sánchez: «Hablamos mucho diálogo pero tendríamos que empezar a hablar de negociación»

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, afirma en una entrevista en el diario Ahora que «hablamos mucho de diálogo pero quizás tendríamos que empezar a utilizar la palabra 'negociación', en referencia a su próxima reunión con lel jefe del ejecutivo español, Pedro Sánchez. Torra cree que los dos tienen que hablar «de gobierno en gobierno» y que se tiene que plantear «sin condiciones». El presidente confía en que con el nuevo gobierno español «tiene que haber novedades» con respecto a la situación de los políticos encarcelados. Con respecto a política que se tiene que desplegar en Cataluña, remarca que tiene que ser una «legislatura larga», de cuatro años, y que se tiene que ir «de la restitución a la Constitución», es decir, poner hilo y aguja|alfiler a un proceso constituyente. Rechaza hacer una política de «retórica y simbolismos» y confía en que habrá margen para pactar diferentes cuestiones especialmente con la CUP, pero también con los Comunes y con el PSC.

Torra asegura que la reunión con Sánchez irá más allá de «hacerse una foto». Cree que la reunión se tiene que preparar muy bien y espera que los dos encuentren «espacios en las políticas sociales o en la defensa de los derechos civiles y de las libertades», para ponerse de acuerdo. En esta línea, ve margen al buscar consenso en todo aquello que implique impulsar políticas republicanas el estado español.

Sin embargo, recuerda que el objetivo prioritario es la independencia. «No renunciaremos a nada para conseguir la independencia». «Qué más querríamos nosotros que tener un referéndum pactado», asegura Torra, que remarca que va a la reunión «sin condiciones». Si me pregunta si ahora mismo una solución posible sería un referéndum acordado con el Estado español, yo le digo que sí. Estaría de acuerdo», asegura. Con todo primero cabe «ver cuál es el espacio de juego» de cara a posibles negociaciones. En esta línea, añade que «en algún momento necesitaremos, nos convendrá, una mediación internacional».

Otras actuaciones prioritarias tienen que ser «reabrir todas las delegaciones cerradas» para el 155 en el exterior, «detener el proceso de disolución de Diplocat» y nombrar a un nuevo delegado Bruselas. En este campo exterior recuerda el papel que tiene que jugar el consejo de la república liderado por Carles Puigdemont, que «no dependerá de la financiación Generalitat» –recuerda- y que tiene que tener un papel clave por «internacionalizar el caso catalán».

El presidente apuesta por una legislatura de cuatro años en que se ponga en marcha la redacción de un «proyecto de Constitución catalana que se tiene que refrendar». Asegura que no se puede hacer política autonómica. «Es mi riesgo, no podemos caer en la retórica y en los simbolismos», observación. Confía en poder llegar a acuerda con varios partidos. Con la CUP prioritariamente, pero también con Comunes y con PSC en temas sociales.

Asegura que la presencia del lazo amarillo en el Palau «no es un tema exclusivamente de los independentistas», ya que se trata de una cuestión «moral», en referencia a los políticos encarcelados o en el exilio: «El día que no pensamos y aceptamos que estamos en un gobierno autonómico que inaugura carreteras será el primer día en que el olvido se nos acabará comiendo en todos».

En este sentido, lamenta que la jefa de la oposición, Inés Arrimadas, rehusara entrevistarse con él en el Palau. Con todo, se aviene a buscar otro lugar pero cree que «ha perdido una excelente oportunidad» de hacerle llegar la opinión de Cs y él tampoco ha podido darle la suya.