Un año del 1-O: Dos millones de catalanes votan 'sí' en la República en un referéndum marcado por la acción policial
El Govern cifró de entrada más de 800 heridos por las cargas de la policía española y la Guardia Civil que, junto con los Mossos, cerraron 319 colegios electorales
Cataluña celebró el 1-O del 2017 un referéndum de autodeterminación convocado por el Govern de la Generalitat, con la pregunta 'Queréis que Cataluña sea un estado independiente en forma de República?'. Se pudieron contar un total de 2.286.217 papeletas, de las cuales 2.044.038 (90,18%) daban apoyo al 'sí'. El referéndum estuvo marcado por la acción de la policía española y la Guardia Civil. El ejecutivo presidido por Carles Puigdemont cuantificó en 319 los colegios electorales (un censo de 770.000 personas) cerrados por la Guardia Civil, la policía española y los Mossos de Esquadra. El Gobierno cifró más de 800 heridos -en un primer momento- por las cargas de los cuerpos de seguridad del Estado. El gobierno español de Mariano Rajoy celebró la «lealtad» de la policía y advirtió que el ejecutivo respondería con la Constitución.
29 y 30-S
El viernes 29 de septiembre del 2017 por la noche acababa la campaña del referéndum. En un acto conjunto de los partidos y las entidades soberanistas en la avenida Maria Cristina de Barcelona, el presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, hacía un llamamiento para defender los colegios electorales ante los «ataques» del Estado, ya desde aquella misma noche: «¡Que no quede ninguna escuela sin proteger, hoy en los colegios y domingo en las urnas!». Así, la madrugada del 29 al sábado 30 se empezaron a ocupar pacíficamente las primeras sedes del 1-O para garantizar la abertura, dos días más tarde.
A las 10:30 de la mañana del sábado 30 la Guardia Civil entraba en el Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CTTI) de la Generalitat. Al mediodía la conselleria de Exteriores envió un informe a todas las cancillerías para confirmar que el 1-O se podría votar. Aquella noche muchos colegios electorales continuaron ocupados pacíficamente, llenos de gente que quería asegurar que los centros continuaran abiertos de cara a la votación del día siguiente.
El día del 1-O
A las 5:00 de la mañana del domingo 1 de octubre una sesentena de vehículos de la Guardia Civil salieron del Puerto de Barcelona con el objetivo de impedir el referéndum. Al mismo tiempo se formaban las primeras colas en los colegios electorales por todo el territorio. A las 6:00 llegaban ya las urnas del 1-O. Poco después de las 7:00 de la mañana el Gobierno informaba de que el censo sería universal, que los ciudadanos podrían votar en cualquier colegio, sin necesidad de tener ningún sobre y con la opción de imprimir las papeletas en casa. Poco después, a las 8:00 -una hora antes de la abertura de los colegios- la Guardia Civil publicaba en Twitter el artículo 1.2 de la Constitución recordando: «La soberanía nacional residente en el pueblo español».
Antes de las 9:00 la policía española y la Guardia Civil ya intervenía en varios colegios. El CEIP Ramon Llull de Barcelona era uno de los puntos más tensos, con una vigésima antidisturbios de la policía española. Una vez abiertas las sedes electorales seguían formándose largas colas, al mismo tiempo que se distribuían por las redes sociales los primeros vídeos e imágenes sobre las acciones y cargas policiales. Pocos minutos después de las 9:00 la policía española ya había impedido por la fuerza la abertura del colegio donde tenía que votar la entonces presidenta del Parlament, Carme Forcadell, en Sabadell. Las acciones policiales se concentraron, sobre todo, a lo largo de la mañana y el mediodía del domingo. Hubo actuaciones de la policía española, la Guardia Civil y los Mossos en 625 localizaciones de 245 municipios, con 77 cargas policiales incluidas.
De los municipios que recibieron cargas policiales de los cuerpos españoles destacan Aiguaviva, Alcarràs, Artesa de Lleida, decenas de escuelas, institutos y centros de Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona, Cabra del Camp, Callús, Canyamars y Dosrius, Castellbisbal, Castellgalí, Esponellà, Fonollosa, Garrigàs, La Tallada d'Empordà, Menàrguens, Mont-roig del Camp, Móra la Nova, Ponts, Puigverd de Lleida, Roquetes, Sant Andreu de la Barca, Sant Carles de la Ràpita, Sant Cebrià de Vallalta, Sant Esteve Sesrovires, Sant Iscle de Vallalta, Sant Joan de Vilatorrada, Sant Julià de Ramis -dónde tenía que votar Puigdemont-, Sant Martí de Sesgueioles, Sant Miquel de Fluvià, Sarral, Soses, Vilabella y Vilalba Sasserra.
La noche del 1-O
Una vez cerraron los colegios, la incógnita era si el Gobierno podría dar cifras reales, teniendo en cuenta que muchos centros habían cerrado, y los cuerpos policiales habían requisado centenares de urnas por todo el territorio. El ejecutivo situó en tres millones a los ciudadanos que se movilizaron a la espera de saber cuántos pudieron votar. Mientras el ejecutivo de Puigdemont daba estos detalles, los colegios empezaban el recuento mientras se mantenían las concentraciones para proteger las urnas. También continuaban las colas en varios centros.
En las 20:45 Rajoy convocaba todos los partidos del Congreso para buscar «unidad» y celebraba la «lealtad» de las fuerzas de seguridad. El presidente español aseguró que el 1-O había sido una «escenificación». A su vez, los Mossos defendían vía Twitter a las 21:00 horas que habían actuado cumpliendo las «órdenes recibidas» con los principios que inspiran su «noble profesión». Poco antes de las 22:00 el Govern denunciaba la Guardia Civil y la policía española por lesiones, coacciones, desórdenes y delitos contra los derechos individuales.
Primeras reacciones
A las 22:00 centenares de personas se concentraban en plaza Catalunya gritando «hemos «votado». Los presidentes del ANC y Òmnium, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart -respectivamente- hacían un llamamiento a una huelga general el día 3 y animaban el Gobierno a proclamar la República. A la misma hora llegaba una cacerolada multitudinaria por todo el país en protesta de la actuación del Estado. A las 22:30 el ministerio de Interior informaba de cuatro detenidos por la intervención policial. La cifra de heridos era de 844, 128 de los cuales hospitalizados, según el Estado.
Antes de las 23:00 Puigdemont anunciaba que el Parlamento proclamaría la independencia si el 'sí' había ganado el referéndum. La CUP pidió este mismo escenario, minutos después. El presidente de la Generalitat apeló a la UE porque Cataluña «se ha ganado el derecho a ser respetada y reconocida». A su vez, el PDeCAT defendía la idea de la huelga general: «Hay que parar el país», en palabras del entonces coordinadora general, Marta Pascal.
Ya a medianoche, a las 00:10 horas, el portavoz de la delegación internacional para el 1-O, Dimitrij Rupel, afirmaba que el referéndum «se había hecho bajo circunstancias difíciles» y calificó la jornada de «éxito». Justo después, el entonces conseller de la Presidencia y portavoz del Gobierno, Jordi Turull, anunciaba de madrugada que la Generalitat cifraba en 2.262.424 las papeletas no requisadas al referéndum del 1 de octubre, el 90% de las cuales favorables a la independencia. Turull también informaba de que había 73 denuncias por heridos en las cargas policiales, y 844 heridos, cifra que se elevaría al millar los días siguientes.
El día siguiente
El 2 de octubre el Ibex 35 caía un 1,36% en la abertura de la bolsa, y la prima de riesgo subía hasta el 1,69%, siete puntos básicos más que al cierre del viernes, y el nivel más alto registrado desde mediados de julio del 2017. Por la mañana el entonces vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Casado, ya amenazaba con el 155: «Estaremos muy pendientes de lo que haga la Generalitat, nos queda la vía constitucional». El Consejo Ejecutivo del Gobierno se reunió aquella misma mañana, con el paro general del día siguiente, día 3 de octubre, y la declaración de independencia sobre la mesa.