Turull, después de declarar: «La Fiscalia, cuanto más habla, más en evidencia queda»
El exconseller asegura que el juicio del 1-O «ya viene viciado de fábrica» y que las precauciones del Supremo con los presos no evitan que «el mal ya esté hecho»
-Teme que un resultado electoral del 28-A que propicie un gobierno de derechas puede perjudicarles en el juicio o en las condiciones como presos?
-Más todavía? El juicio espero que ya haya acabado. Aun así, se pactó entre PSOE y PP aquello por la puerta de atrás. La condición como presos sí que nos podría perjudicar, por las ganas de escarmiento y venganza, y no de justicia.
-Si continúa Sánchez confía en que después de las elecciones reanudaría el diálogo con la Generalitat y los independentistas? ¿Cree que tendría que concretar si lo haría y cómo antes del 28-A?
-No lo sé. Por la mañana dice una cosa y por la tarde la contradice, eso sí, mucha palabra bonita, vacía de contenido. Es imprevisible qué hará. Pasó de votar el 155, a criticarlo. De hablar de diálogo a no querer ni escucharnos sobre la autodeterminación.
-Qué papel pueden tener los presos durante las campañas electorales del 28-A y el 26-M? ¿Usted se ve como posible cabeza de lista? ¿En un lugar simbólico?
-Nosotros estamos para ayudar en lo que se considere que sea más oportuno. Ayudar y no molestar. No nos toca a nosotros decirlo. Estamos muy agradecidos y estamos a disposición para lo que haga falta.
-Sànchez, Rull, Forn y usted mismo instaron las bases del PDeCAT a hacerse fundadoras de la Crida. ¿Cree que esta plataforma tendría que presentarse en las elecciones españolas, y bajo qué marca?
-Mi apuesta es muy clara: unidad, unidad y unidad. Y a partir de aquí el resto es sencillo. El nombre hará la cosa.
-Y con respecto a las elecciones europeas?
-Exactamente lo mismo.
-Una lista de JxCat en Barcelona con Forn de número uno, Artadi de dos y Munté de tres puede aspirar a ganar las elecciones municipales?
-Eso sería el 'Dream-team' y puede aspirar a todo. Es garantía no sólo para poder ganar sino de gobernar de forma excelente. Es un equipo de lujo para Barcelona.
-Desde su llegada a Soto del Real, cómo se encuentra de ánimos? ¿Estar juntos a diario es un elemento psicológico positivo, o el hecho de que esté en el Supremo acaba haciendo que sea más duro que cuando estaban en Cataluña?
-Es muy diferente antes o después de declarar. La cabeza, antes de declarar, siempre la tienes allí mismo. El cambio de prisión, nuevos criterios de los funcionarios, horarios y dinámicas diferentes siempre, se hacen pesadas.
-Tiene la sensación que el Tribunal Supremo extrema las precauciones porque teme que cuando recurran a Europa pueda salir maltrecho por el trato dado a los presos?
-Estoy seguro de que el tema de Europa lo tienen muy presente. El problema es que eso, este proceso judicial ya viene viciado de fábrica, de inicio. El mal ya está hecho y lo contamina.
-Una vez ha pasado el interrogatorio, se siente satisfecho de haber optado por responder las preguntas de la fiscalía a diferencia de lo que ha hecho otros de los acusados que ya han declarado?
-Sí, me he quedado muy tranquilo conmigo mismo. He podido hablar, defenderme y acusar. La Fiscalía, cuanto más habla, más en evidencia queda.
-Confía en que, después de sus explicaciones, a la espera de la fase de pruebas y testigos, el tribunal se puede mover para sentenciar unos hechos diferentes a los que solicita el ministerio público?
-Espero que sí. Queda claro que el relato de violencia es tan delirante que de hecho no preguntan casi nada.
-Ha afirmado que la declaración del 27 de octubre era «política». ¿Admite que el independentismo no tenía planes después del 1-O?
-He dicho que fue la expresión de una voluntad política que responde al sentido mayoritario del pueblo de Cataluña. El independentismo no tenía ni tiene planos en el terreno de la represión virulenta del Estado. En el terreno de la política estábamos perfectamente a punto. Lo estábamos y lo estaremos para ocurrir.