Mas reconoce en el Supremo que advirtió a Puigdemont de las dificultades de convocar un referèndum
El expresidente explica que le dijo que la manera de «controlar la situación» era ir a elecciones y afirma que el «peso» del 1-O recayó en la sociedad civil
El expresidente de la Generalitat Artur Mas ha reconocido que se reunió con Carles Puigdemont y otros el verano del 2016 cuando se empezaba a hablar del referéndum. En aquel momento ya no era presidente y ha afirmado que el referéndum no estaba ni en la hoja de ruta ni en el programa electoral pero que se introduce «por el debate generado en la sociedad catalana» y no sólo por la presión de la CUP. También ha relatado que advirtió de las dificultades de convocar un referéndum y que lo hizo partiendo de la experiencia que tenía por el 9-N (entonces ya estaba investigado por la justicia). «Les dije que si optaban por el referéndum yo no me opondría pero que nunca se perdiera por parte de la Generalitat la capacidad de iniciativa institucional en un marco legal que la Generalitat pudiera controlar», ha manifestado. En este sentido, ha dicho que para «controlar la situación» la herramienta eran las elecciones. Sobre el 1-O, ha dicho que había «obsesión» por darle cobertura jurídica pero que el «peso fundamental» fue de la sociedad civil.
A preguntas del fiscal Jaime Moreno, ha reconocido que en las reuniones estaban, aparte de Puigdemont, Oriol Junqueras, Marta Rovira, Raül Romeva y Jordi Turull, entre otros, pero ha dicho que «prácticamente» no recuerda coincidir con Jové y que Dolors Bassa tampoco estaba. «Tuve diversas, también en el 2017, y siempre convocado por el presidente de la Generalitat», ha manifestado. Ha reconocido que se hablaba del referéndum y que también había salido el «debate» sobre la ley de transitoriedad jurídica porque «a juicio de algunos era prescindible porque sería inmediatamente impugnada y suspendida por el TC».
«Alteración» en la hoja de ruta
Mas ha admitido que el verano del 2016 hubo un cambio cuando se decidió la posibilidad de hacer un referéndum «que no estaba en el programa que se había llevado a las elecciones». El cambio se hizo «a través de una votación parlamentaria», pero ha dicho no recordar si fue condición de la CUP para dar apoyo a Carles Puigdemont en la cuestión de confianza. En todo caso, ha dicho que si hubo esta petición «no fue el único motivo por el que se convocó el referéndum», y se ha referido a un «intenso debate de la sociedad catalana».
El fiscal Javier Zaragoza le ha buscado en este punto una contradicción con la declaración que Mas hizo en instrucción como investigado, diciendo que entonces afirmó que la CUP había puesto el referéndum como condición. La defensa de Cuixart ha puesto de manifiesto que entonces no tenía la obligación de decir la verdad.
En este punto, también ha dicho que en enero de 2016 se marchó de la presidencia porque él quiso. «Tenía dos opciones, o convocar elecciones o marcharme y escogí marcharme», ha manifestado. «Me marcho porque quiero y pienso que es el mejor camino para proseguir el mandato de las urnas», ha añadido.
La unilateralidad
El fiscal también le ha preguntado sobre si se hablaba en estas reuniones sobre hacer el referéndum por la vía unilateral y Mas lo ha negado. Se ha referido a declaraciones de miembros del Govern a medios de comunicación dónde no descartaban la vía unilateral para no «perder capacidad de negociación» pero que no era «ni la primera ni la segunda ni la tercera opción» porque siempre se buscaba «el acuerdo».
Mas ha dicho no recordar que se pusiera sobre la mesa la opción de hacer unas elecciones «autonómicas trampa», como las ha definido el fiscal, para votar al mismo tiempo al Parlament y al referéndum.
«El 1-O no se consiguió que fuera vinculante jurídicamente»
Con respecto al 1-O, el expresidente ha admitido que se intentó que el referéndum fuera «vinculante jurídicamente», pero que no se consiguió. Mas ha dicho que se quiso «ampliar» lo que la ciudadanía dijo el 9-N, que no era vinculante, «ampliar la fotografía social». «El referéndum era un intento más por contar a cuánta gente hay en Cataluña a favor o en contra de la independencia», ha señalado.
También ha dicho que era una «obsesión» del Govern tener una cobertura legal. «Nunca se quería un vacío legal sino marcos legales para tener seguridad», ha relatado a preguntas de la abogada del Estado.
El «peso fundamental» de la sociedad civil
El expresidente ha remarcado el «peso fundamental» de la sociedad civil para organizar. En este sentido, apunta pero que la administración «perdía el control de la operatividad de la consulta» y ha insistido en que la manera de tener el «control» y la «seguridad de estar dentro del marco legal» eran las elecciones.
9-N: «Desobediencia y nada más»
Mas ha explicado que «la experiencia» del 9-N indicaba «bastante claramente el camino que podía seguir el gobierno español» ante el referéndum del 2017: «Las consecuencias del 2014 fueron las que fueron, se nos acusó de desobediencia y nada más». De hecho, ha indicado que en reuniones preparatorias del referéndum del 1-O, la logística se«inspiró» en el modelo del proceso participativo del 9-N. «Como las consecuencias eran conocidas, se apostó por un camino a que permitía logísticamente organizar el referéndum, sobre todo si la gente movilizada se tiraba a la organización final, como fue el caso», ha dicho.
Defiende la vía del pacto
En todo momento, y a preguntas de su excompañero de Govern Francesc Homs (también condenado por el 9-N), ha dicho que el Libro blanco del 2014 ponía sobre la mesa «diferentes alternativas para llevar a cabo un mandato popular». Y ha defendido que en todo momento se buscó el pacto con el gobierno español. «La voluntad clarísima era la del acuerdo con el Estado para identificar el camino más seguro para cumplir el mandato electoral», ha remarcado.
«Actuación poco inteligente» del Estado el 1-O
Mas ha calificado «de acción absolutamente innecesaria» la que hizo el Estado con las fuerzas de seguridad el 1-O. El expresidente, de hecho, no previó que el gobierno español apostara por una acción «tan poco inteligente con unas imágenes que podían dar la vuelta al mundo», cuando «tenía mecanismos suficientes para desnaturalizar el referéndum desde un punto de vista jurídico», aunque fuera «a riesgo que se celebrara y tuviera un enorme impacto político».
A preguntas de la defensa de Turull, Rull y Sànchez, Mas ha relatado lo que vio el 1-O en la Escola Infant Jesús de Barcelona. «Había un montón de furgonetas haciendo fila y cuando llegué al colegio lo primero que vi fue una persona conocida del barrio que llevaba la frente con sangre y la blusa manchada», ha dicho. El abogado Jordi Pina le ha mostrado una fotografía de la vecina herida y un vídeo de la actuación policial en la puerta de la escuela, y Mas ha explicado que, después de la actuación policial, él mismo pudo votar en el mismo colegio.
Miedo de una «intervención violenta» del Estado después del 27-O
Mas ha explicado que después de la declaración de independencia no existía ningún «plan operativo» y que no se desplegó para evitar que «una intervención del Estado generara cualquier escenario de violencia». «Cualquier escenario que planteara alguna violencia por parte del Estado se dejaba de lado para evitar cualquier posibilidad de violencia», ha explicado.