Diari Més

La secretaria relata que tuvo «miedo» y que era «imposible» salir por la puerta por el «alud» de gente y el «tumulto»

Montserrat del Toro explica que recurrió como última opción al juez de instrucción, que le dio media hora a Trapero para sacarla del edificio

Imagen general de los siete miembros del Tribunal Supremo que juzgarán el 1-O.

El juicio del 1-O en el Tribunal Supremo empezará el 12 de febreroACN

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La secretaria judicial del 13 ha explicado que tuvo «miedo como cualquier ser humano» durante los registros del día 20-S cuando vio, desde la terraza, la manifestación en las puertas del edificio. Ha explicado que todas las ofertas que le hicieron eran «indamissibles» porque comportaban salir por la puerta principal dónde había «un tumulto», «un alud» y un «mar de gente». Montserrat del Toro ha explicado que se negó y que, como última opción, llamó al magistrado instructor, Juan Antonio Ramírez Sunyer. «Me tienes que sacar de aquí», ha explicado. Entonces, fue el juez quien ordenó al major Josep Lluís Trapero que la sacara del edificio en media hora. Incluso, ha desvelado que ella llegó a pedir un helicóptero pero que no era factible porque en el terrado había muchas antenas. Finalmente, ha explicado que tuvo que saltar «un murete de un metro» y «descolgarse» para acceder a la terraza del Teatre Coliseum, y salir camuflada entre actores pasada la medianoche cuando el teatro ya estaba vacío. «Tuve que correr para entrar en un vehículo no logotipado de los Mossos porque la manifestación estaba a dos metros», ha explicado.

Montserrat del Toro ha declarado sin que se haga pública su imagen y el Supremo ha accedido a modificar la señal institucional para evitar que se vea el rostro. Dentro de la sala, sin embargo, todo el mundo ha podido seguir el interrogatorio sin ningún elemento que lo impidiera.

En respuestas al fiscal Javier Zaragoza, Montserrat del Toro ha explicado que hacia las nueve y media de la noche subió a al terraza de la Conselleria desde donde vio el «mar de gente» que se concentraba en el exterior de la Conselleria. También comprobó que no era «viable» su «petición inicial» de pedir un helicóptero porque la terraza estaba llena de antenas. Desde allí, hizo fotografías de lo que veía, que la fiscalía le ha pedido pero que Marchena ha impedido que se incluyeran a la causa porque la fase de aportación de pruebas está cerrada. Su intención haciendo las fotografías era incluirlas en el informe de incidencias que pensaba redactar el día siguiente.

A las nueve y media de la noche volvió al atrio, donde vio al teniente de la Guardia Civil entrevistándose con Jordi Sànchez y Jordi Cuixart. De hecho, ha reconocido que aquel fue el «primer momento» en todo el día que oye hablar del presidente de Òmnium. En aquel rato ha dicho observar como había gente acreditada «entrando y saliendo», y que quien regulaba este tráfico eran «personas vestidas de paisano».

Desde dentro vio que había «varias capas de cabezas» fuera del edificio y que oyó «un ruido muy fuerte, un alud» y que vio «gente que quedó aplastada contra el cristal» y que tiran una botella de agua contra la puerta. En aquel momento se asusta y, de hecho, es a partir de aquella hora que ha dicho que había pasado a estar «preocupada» a tener «miedo».

Una vez acaba la reunión entre el teniente de la Guardia Civil y Sànchez y Cuixart, el responsable policial le comunica que el presidente de la ANC le ha dicho que «no podía hacer nada para retirar el contenido de gente que se había aglomerado en la puerta».

Rechaza tres ofertas «inadmisibles»

Del Toro ha relatado las «tres ofertas» que tuvo para salir del edificio, que le transmitió el teniente de la Guardia Civil y que rechazó. La primera era salir por la puerta principal custodiada por dos mossos de seguridad que la acompañarían «hasta el final de la multitud» para posteriormente «ir a la primera boca de metro que encontrara». «No la contemplé», ha dicho, porque tenía que pasar por la puerta principal, en aquel momento «no había pasillo que cruzar por el medio de la gente». «La oferta era inadmisible», ha dicho, en primer término porque quería salir conjuntamente con el resto de la comisión judicial, y después porque concluyó que «no era una opción segura» después de lo que había visto desde la terraza.

La segunda oferta pasaba por salir por un pasillo formado por civiles a cada lado, hecho que rechazó por las mismas razones que la primera. «Teníamos que salir como comisión judicial y seguían sin ningún tipo de seguridad para mi integridad física», ha dicho, recordando que llevaba el acta del cacheo y parte de la documentación decomisada.

Finalmente, la tercera oferta fue que el pasillo lo formaran agentes de la unidad de antidisturbios de los Mossos d'Esquadra, saliendo también por la puerta principal. «Sólo podía ser transitado por mí, no podían asegurar la integridad física ni la seguridad ni la custodia y conservación de los efectivos intervenidos», ha dicho.

Llama al juez como último recurso

Una vez rechazadas las tres ofertas que le ofrecían para salir, ha explicado que el teniente de la Guardia Civil le dijo que no podían esperar «más ayuda» y que «no había más opciones». Es allí cuando, según explica, recurrió a «la única persona que podía hacer alguna cosa», al magistrado instructor del 13, Juan Antonio Ramírez Sunyer (muerto en noviembre de 2018).

Ha explicado que localizó cobertura y pudo llamarlo. Anteriormente, había dicho que de las 16.00 h todas las comunicaciones estaban «colapsadas» por la aglomeración de gente. «Le dije que no podíamos salir por la puerta principal, que no era una opción, que no había salido». Él le respondió que haría «lo que pudiera». A través de la fiscalía de guardia, el magistrado –que casualmente estaba de guardia- consiguió hablar con el exjefe de los Mossos, el major Josep Lluís Trapero. Según ha explicado, el magistrado le dio media hora para que sacara a la secretaria judicial del edificio. «Le advertí que tenía que poner todos los medios que tuviera para sacarme de allí con la mayor brevedad», ha especificado.

Sobre las once y media, ha explicado que dos agentes no uniformados se presentaron como mandos de los Mossos y le explicaron que, por oden de Trapero, tenían orden de buscar una «salida alternativa» y que saldrían por el edificio contiguo del Teatre Coliseum. Es en este punto cuando, según reconoce, accede a salir sin el resto de la comitiva judicial. «Le comento al teniente de la Guardia Civil y él lo consulta con sus superiores, que le dan el visto bueno» ha explicado. Para Del Toro, era importante no sólo salvaguardar su seguridad personal sino también los «efectos intervenidos» que llevaba con ella.

«Me descolgué por la terraza»

En un primer momento, los agentes del Mossos le explicaron que aprovecharían el final de una función para salir entre el público y le dijeron que «no tuviera miedo» porque la custodiarían hasta ocho agentes no uniformados. «Todo el rato me dijeron que me ocultara para que nadie me pudiera ver ni grabar», ha destacado.

Entonces, ha relatado cómo tuvo que cruzar unos despachos y salir por una primera terraza y tuvo que saltar un «murete de un metro». Pero que, entonces, tuvo que «descolgar se con la ayuda de los mossos para vencer el desnivel de la terraza del Coliseum. Una vez dentro de los camerinos del teatro, tuvo que quedarse allí media hora porque, según explica, el responsable del teatro «se había arrepentido y no quería permitirme la salir».

Salida entre actores

Según su relato, el responsable cambió de opinión pero ya se había marchado el público y el teatro estaba vacío. «Sólo quedaban los actores y las vallas del teatro ya estaban subidas», ha detallado. Por eso, la salida del teatro la tuvo que hacer camuflada entre los actores y los agentes de paisano. También ha destacado que tuvo que vencer corriendo los metros entre el teatro el coche no logotipado de los mossos que lo esperaba para llevársela. Cuando se completó el operativo, ya eran mes de la medianoche, ha dicho.

A preguntas del fiscal Javier Zaragoza, ha dicho que tuvo «preocupación» durante todo el día pero que se compartió en «miedo» cuando vio la dimensión de la concentración en las 21.30h desde la terraza.

Llegada a la Conselleria

Montserrat del Toro ha explicado que llegaron a la Conselleria de Economía a las ocho de la mañana y que no había ningún responsable todavía en el edificio. Ha relatado, a preguntas del fiscal, que tenían orden de registrar despachos concretos (entre ellas el de Jové) y que había dos agentes de seguridad ciudadana de los Mossos en la puerta. Según ha explicado, se desplazaron con tres coches que dejaron «justo en la puerta» a fin de que el trayecto de la puerta en los coches fuera «el más corto posible».

También ha dicho que hacia las nueve de la mañana vio un «incidente muy desagradable» cuando un joven se acerca a un guardia civil que estaba en la puerta y, según dice, lo escupe y le pasa una bandera por la cara. En este punto, pidió al responsable de la guardia civil que llamara para pedir ayuda porque «tenía señales que en una hora se desbordaría la situación».

En la primera conversación que tuvieron el responsable del operativo de la Guardia Civil y la intendente Teresa Laplana (investigada por sedición en la Audiencia Nacional), Montserrat del Toro ha explicado que ella se negó a adoptar medidas de seguridad ni llamar efectivos para «rodear» proteger el edificio porque «no se tenía que producir ningún altercado».

Sobre las diez, ha explicado que ya había «miles de personas» y un «murmuro constante» en la calle que podía escuchar desde el interior de los despachos que se estaban registrando. Según ha explicado, escuchaba proclamas como 'votaremos' o 'no saldrán' o 'no pasarán', y que le recomendaron que no se acercara a ninguna ventana porque había «cámaras» y gente con «móviles» que «estaban buscando una imagen de quién había en el interior».

«Los detenidos nunca llegaron»

Del Toro ha añadido que los agentes de la Guardia Civil tuvieron que entrar dentro del edificio por «la aglomeración» de gente que había a fuera, ya que «no podían garantizar su seguridad». Además, ha explicado que «los detenidos no llegamos nunca», que hizo constar esta circunstancia al magistrado titular del 13 y que le dijo que continuara con los registros.

Era «imposible» salir

Hacia las cuatro de la tarde, la secretaria judicial ha relatado que preguntó si había alguna posibilidad de llevar alguna cosa de comida. «Me dijeron que era imposible, tampoco pedir comida desde el exterior, porque si la gente veía llegar un pizzero sabría que la comida sería para nosotros y no podían poner a nadie en peligro». Los guardias civiles le trasladaron, ha añadido, que no podían salir en «aquellas condiciones» y «menos para volver con comida».

Poco después, hacia las cuatro y media de la tarde, mientras estaban registrado el despacho de Josep Maria Jové, apareció un agente de la Guardia Civil con un paquete que contenía entre «5 y 6» bocadillos. Del Toro ha explicado que los entregó «una mossa d'esquadra» porque «se había apiadado de nosotros, los habíamos dado pena». La secretaria ha dicho que nunca vio a esta agente.

Identifica a Junqueras y Forcadell

A pesar de insistir en que ella no sacó la cabeza por la ventana en ningún caso, ha explicado que supo que por la tarde el exvipresident Oriol Junqueras entró en el edificio porque escuchó «un tumulto» fuera. Pero ha dicho que Junqueras no preguntó por ella y tampoco le dio «más importancia» porque su despacho no se había registrado.

También ha dicho que, ya de noche, escuchó por la megafonía una voz femenina que identificó como Carme Forcadell, y que así le confirmó un agente que sí tenía visión con el exterior. Ha relatado que escuchó cómo decía «algunas palabras», como proclamas 'Ni un paso atrás' o 'votaremos'.

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