Descubren un tratamiento contra las plaquetas que evita la evolución del hígado graso a cáncer

Una investigación con animales ha demostrado que un tratamiento que inhiba la acción de las plaquetas podría evitar la progresión del hígado graso, una enfermedad hacia cirrosis o cáncer. Hasta ahora, se consideraba que la inflamación del hígado era el proceso clave para la progresión de la enfermedad. En cambio, con esta investigación, se demuestra el peso de la acumulación y la activación de las plaquetas. Los investigadores han descubierto que los animales tratados con agentes antiplaquetarios no evolucionan ni con cirrosis ni con cáncer. Según el doctor Josep Maria Llovet, jefe del grupo de investigación translacional en oncología hepática del IDIBAPS, es un «cambio de paradigma» que abre la puerta a una «terapia primaria preventiva» para los pacientes enfermos.

El estudio concluye que la célula principal en el proceso de inflamación que provoca el hígado graso no alcohólico, una enfermedad que sufre una cuarta parte de la población occidental, es la plaqueta que se acumula y activa el sistema inmunitario e inflamatorio, pudiendo derivar, en un tercio de los casos, en cirrosis o cáncer de hígado. Según Llovet, el estudio hecho con animales ha comprobado que un tratamiento para inhibir la acción de estas plaquetas, y por lo tanto, evitar la acumulación y la activación, frena la progresión de la enfermedad y por lo tanto, es eficaz en la prevención del esteatohepatitis y del cáncer de hígado.

Llovet ha explicado que los siguientes pasos son convertir en ensayos clínicos con pacientes estos resultados, para ver si se puede prevenir la aparición de estas dos enfermedades. Actualmente, los pacientes siguen programas de cribado pero no hay ningún tratamiento aprobado que pueda frenar la fibrosis que produce esta progresión. Por lo tanto, la población diana son los pacientes con más riesgo de desarrollar la cirrosis o el cáncer de hígado. Antes de poder sacar adelante los ensayos clínicos, sin embargo, hace falta que se demuestre que el tratamiento puede cambiar la genómica del hígado y por lo tanto, el riesgo de sufrir estas dos enfermedades.

A pesar de estos resultados, Llovet ha remarcado que sería un tratamiento preventivo como lo tiene que ser también, evitar el sobrepeso con ejercicio físico y dieta saludable, ya que la prevalencia del hígado graso en Occidente ha aumentado los últimos años a causa del crecimiento también de la obesidad y la diabetes tipo 2. Para Llovet, países como Japón, donde hay muy poca obesidad, la incidencia del hígado graso como a causa de cáncer de hígado es mucho baja.

El estudio que ha sacado adelante el Instituto de Investigaciones Biomédicas a Agustí Pi i Sunyer (IDIBAPS), se ha hecho con investigadores del Centro de Recerca del Cancer de Heidelberg y está enmarcado en el proyecto europeo HEP-CAR, financiado por Horizon 2020.