Diari Més

Guardias civiles aseguran que dos mossos de servicio les«insultaron» en Lérida y uno de ellos lo niega

Agentes de la Benemérita dicen que «les aplaudieron despectivamente» porque el 1-O «habían pegado a sus familiares»

Plano general del tribunal del juicio del 1-O.

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Dos guardias civiles han asegurado este martes en el Tribunal Supremo que el día 2 de octubre, mientras caminaban por la plaza de Sant Joan de Lérida con dos compañeros más, «fueron aplaudidos de manera despectiva» y «insultados» por parte de dos mossos d'esquadra que estaban de servicio. «Por allí van los piolines», han explicado que dijo uno de los agentes de la policía catalana. También han explicado que el mosso les reprochó que el 1-O «habían pegado a su familia» y que les tildó de «hijos de puta». Ante el tribunal, sin embargo, también ha declarado uno de los dos mossos, que ha negado que les insultaran ni que les aplaudieran, y que su compañero sólo le dijo «en una conversación privada» y «en voz baja» que «podrían ser piolines». El otro mosso no ha sido identificado. Uno de los guardias civiles ha admitido a una defensa, sin embargo, que las diligencias abiertas por la fiscalía de Lérida están archivadas.

Dos guardias civiles (TIP T93818V y TIP W55376V) han explicado que, vestidos de paisano, el 2 de octubre iban por la plaza de Sant Joan de Lérida con cuatro compañeros más cuando se tropezaron consigo con dos agentes de servicio de los Mossos d'Esquadra, que estaban haciendo una «plantada», y que los calificaron de «piolines», «gritando». «Empezaron a aplaudir de manera despectiva hacia nosotros», ha relatado uno de ellos, al que se añadieron algunos «peatones» que había en la zona, aunque uno de los testigos ha dicho que los ciudadanos no les insultaron.

Según han explicado, uno de los mossos les recriminó que durante la jornada del 1-O los guardias civiles «habían pegado a su familia» y que les insultó diciéndoles «hijos de puta». Uno de los testigos, un cabo, ha explicado que se dirigieron a los mossos para pedirles explicaciones y que en aquel momento se «guardaron» el número de identificación personal en el bolsillo. Durante la discusión, uno de los dos se volvió a poner el número en la solapa. Los guardias civiles les recriminaron su actitud y les pidieron la identificación para poner una queja en la comisaría de los Mossos.

El cabo ha remarcado que la situación «no fue normal», porque en aquella ocasión «fueron los garantes del orden público los que lo estaban alterando». «Estaban todos a nuestro alrededor, aplaudiendo, gravando con el móvil, no pude prestar más atención porque el estado de nerviosismo era bastante elevado», ha añadido. De hecho, ha asegurado que a partir de aquel momento se quedó en el hotel y que parecía que era mejor salir solo a la calle, porque en grupo era «más fácil que te identificaran».

El grupo de guardias civiles no fueron finalmente a emitir una queja en la comisaría de Mossos y su superior los emplazó a ir a la comandancia de Lérida para poner una denuncia. El cabo ha explicado que pudieron identificar a uno de los dos mossos.

La fiscalía ha preguntado a los dos guardias civiles si habían sido gravados en algún momento por unos mossos desde su coche. Han relatado que unos compañeros se lo explicaron, pero que a ellos no les pasó y que no eran los mossos de la plaza de Sant Joan.

Versión de uno de los mossos

Uno de los mossos (número 6243) también ha sido citado a declarar en el Tribunal Supremo y ha dado su versión de los hechos. Ha explicado que estaba con un compañero en la plaza de Sant Joan haciendo un servicio de protección de la sede del PP, cuándo vieron a un grupo de personas en la calle. «A medida que se iban acercando, nos miraban fijamente, uno pasó por delante nuestro, y mi compañero me dijo que estos podrían ser piolines», ha explicado. Entonces, «uno se giró, gesticuló, nos miró y continuó la marcha».

El mosso ha explicado que, al cabo de un rato, volvieron «quejándose de que les habíamos insultado». El agente de la policía catalana, sin embargo, ha negado haberlo hecho y tampoco haberlos aplaudido, como han asegurado los guardias civiles, ni ellos ni los peatones que podía haber por la calle. De hecho, ha situado el hecho hacia las tres y media de la tarde, con «casi todo el comercio cerrado» y con «poca gente» en la calle. «No hubo ningún aplauso ni les insultamos», ha insistido.

Sobre el número de identificación, ha explicado que su compañero lo llevaba visible y que él se lo puso en el chaleco porque se dio cuenta de que lo llevaba escondido en la camisa. Además, ha dicho no saber porque sólo se pudo identificar a él y no a su compañero. El mosso ha añadido que ellos también les pidieron la identificación y que sólo uno les mostró la credencial, «que escondió rápidamente».

El mosso ha asegurado que puso estos hechos en conocimiento de sus superiores y que no le han abierto ninguna actuación disciplinaria. El otro agente de la policía catalana no ha sido identificado.

«Amenazas y empujones» en el IES Palau de Sant Andreu de la Barca

También ha declarado esta tarde el responsable del operativo de seguridad que actuó en el IES Palau de Sant Andreu de la Barca (TIP LO1637A) y ha relatado puñetazos, empujones, insultos y amenazas de muerte hacia los agentes. Ha afirmado que la actitud de la gente fue «cero col·laboradora» desde que llegaron y que como no les «ayudaron» a cumplir el mandato judicial tuvieron que actuar.

Según ha descrito, llegaron sin ponerse casco y sólo con elementos de protección y que informaron que tenían que cumplir con la decisión del TSJC. Y que una parte de la gente se sentó en el suelo al verlos llegar. Ha descrito que esta actitud «pasiva» se volvió «activa» especialmente por el grupo que no estaba en primera línea y que empujaba a la gente que había en frente. Ha relatado que estaba incluso el caso de una persona de 80 años «muy frágil» que no se cayó de «milagro» por el empujón de los concentrados.

El letrado de Forn, Xavier Melero, le ha preguntado si les habían dado la instrucción que en caso de grandes concentraciones tenían que retirarse y avisar para pedir ayuda de los Mossos d'Esquadra. «Yo no recibí esta instrucción», ha reconocido.

A preguntas de Jordi Pina ha descrito que no tuvieron que usar las defensas para apartar a la gente y que ningún agente resultó herido.

Concentración en Sant Andreu de la Barca

Otro guardia civil (TIP J12485S), del cuartel de Sant Andreu de la Barca, ha explicado cómo el 21 de septiembre hubo una concentración ante esta instalación porque había detenidos del 20-S. El agente, que ha recordado que en el cuartel viven 240 familias, ha explicado que la concentración –que acabó siendo más pequeña de lo que habían previsto- empezó sobre las cinco de la tarde con «esteladas y una ikurriña», y que no tuvieron que cerrar el paso de vehículos en el cuartel, aunque sí el de peatones. El agente ha explicado que un compañero recibió «empujones, gritos e insultos por el hecho de salir del cuartel».

En contra de esta manifestación, ha explicado cómo hubo otra formada por hijos de la guardia civil de entre 14 y 15 años justo delante. «Al final hubo empujones, insultos, y los mossos tuvieron que intervenir», ha explicado. El agente ha apuntado a dos personas que posteriormente les dijeron que «estaban vinculadas a Arran».

Además, el agente ha relatado cómo el día 2 de octubre vio que una niña con «carácter fuerte» entró «llorando» y que el padre fue «hacia el instituto». «Era una situación dantesca», ha dicho. En Sant Andreu de la Barca está el Instituto El Palau, donde hubo una denuncia por parte de padres de alumnos hijos de guardias civiles por acciones que se hicieron el día 2, aunque el guardia civil no ha entrado en detalles ni el fiscal le ha preguntado.

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