Insultos como «subnormal», puñetazos y cogida de testículos: el testimonio de votantes del 1-O en el Supremo
Marchena avisa a la fiscalía de que no puede hacer un «reproche» a los testigos por haber ido a votar
Varios ciudadanos que estuvieron presentes en centros de votación de Barcelona, Dosrius, Gerona, Tortosa o Manresa el 1-O han relatado en el Tribunal Supremo insultos o golpes por parte de la Policía Nacional y la Guardia Civil aquel día. Una vecina de Dosrius, Virgínia Martínez, ha explicado cómo guardias civiles la grabaron mientras lloraba diciéndole que «estaba haciendo el ridículo» y que le llamaron «subnormal», mientras un votante de un centro de Barcelona, Pere Font, ha denunciado que «lo cogieron por los testículos». Entre estos testigos, pedidos por el abogado defensor Jordi Pina y algunos con lazo amarillo en la solapa, ha habido el de Joan BonaNit, que por primera vez ha hecho público su identidad y ha mostrado su rostro. El presidente del tribunal, Manuel Marchena, ha avisado la fiscalía que no puede «reprochar» a los testigos haber ido a votar aquel día aunque conocieran las resoluciones judiciales.
Durante las diferentes declaraciones, la fiscalía ha preguntado a los votantes si tenían conocimiento de la suspensión del referéndum dictada por el Tribunal Constitucional (TC) o la orden de impedirlo del TSJC. «¿Aun con las resoluciones, decidió ir a votar?», ha preguntado a uno de los testigos. En este punto, el presidente del tribunal, Manuel Marchena, ha avisado al ministerio público que no puede «formular un reproche» a los testigos por el hecho de haber ido a votar a pesar de que reconocer en algunos casos que conocían las resoluciones judiciales. «Ella en principio es libre de decidir si vota, si no vota, si lo considera legal o si lo considera ilegal», ha asegurado Marchena.
«Me rompí»
Una votante de Dosrius, Virginia Martínez, ha explicado que, cuando intentó llegar al colegio donde había su hijo y su marido, un grupo de guardias civiles la pararon. «Intenté explicar que sólo quería entrar allí pero ni acabé la frase, me cogieron por la espalda y cuando me quise darse cuenta ya estaba de en el suelo totalmente estirada», ha dicho. La testigo ha relatado que se puso a «llorar histérica de los nervios» y que le dijeron que la identificarían. «Me dijeron que me grabarían porque estaba haciendo el ridículo», ha añadido, «me amenazaban, lloraba, gritaba, me rompí». De hecho, ha dicho que uno de ellos la tildó de «subnormal« y que ella le replicó que no le faltara el «respeto».
Joan BonaNit hace pública su identidad
El primer testigo en declarar este martes ha sido Joan Porras, conocido por ser Joan BonaNit que daba las «buenas noches» a los presos independentistas cuando estaban en Lledoners. Por primera vez, se ha conocido su apellido y ha mostrado su cara, ya que hasta ahora no se dejaba grabar el rostro.
Porras ha asegurado que en la escuela de Manresa donde estaba el 1-O se presentaron seis furgonetas de los Mossos d'Esquadra, que hicieron un «cordón policial», mediar con «tres abogados» que había en el centro, «entraron y se llevaron las urnas». Porras ha remarcado que lo hicieron sin provocar «ningún daño ni material ni físico a nadie», mientras aquel mismo día habían visto imágenes de otros colegios dónde «la Policía Nacional y la Guardia Civil habían ido a pegar a los votantes».
Joan BonaNit también ha explicado que pasó la noche en el colegio con su familia y que vio cómo un grupo contrario al referéndum les llamó desde fuera «hijos de puta» o «os mataremos». «Nos quedamos dentro y, al ver que no buscábamos ningún conflicto, se marcharon». En respuesta a la fiscalía, ha remarcado que «en ningún momento» se planteó que «unas votaciones se pudieran considerar ilegales». «Si es así, tendríamos que estar sentados en el banquillo millones de catalanes».
«Me rompen la camiseta y se la quedan en la mano»
Otro de los votantes que ha testificado, Pere Sitjà, estaba en Canyamars, en Dosrius (Maresme) y ha explicado cómo lo agredieron. Ha explicado que la policía española empezó a empujar a la gente hacia la pared del centro de votación, pero que no estaban situados delante de la puerta. Según ha dicho, cuándo intentó ayudar a una chica con muletas que había ido por el suelo, un agente lo cogió por la camiseta y le rompió completamente quedándosela en las manos. Otro lo cogió por el brazo y, según ha dicho, otro guardia civil lo golpeó con la porra en la cabeza, en el muslo y le dio una patada. En cambio, ha dicho que no vio a ningún votante agredir policías y ha contestado a la fiscalía que sí que sabía que el referéndum estaba suspendido y que los cuerpos policiales tenían órdenes judiciales para actuar y cerrar el colegio.
«Me cogieron por los testículos»
Un jubilado, Pere Font, ha explicado la actuación de la policía en la escuela Víctor Català de Nou Barris. Ha relatado que los concentrados se situaron dentro del aula donde se votaba, con la puerta abierta, y que él se sentó justo en la puerta. «En mi cabeza apareció un policía con una maza y otro con unos alicates, que no necesitaban porque la puerta estaba abierta», ha dicho. El testigo ha asegurado que los agentes empezaron a actuar sin «decir nada» y ha denunciado que él «lo cogieron de los testículos» y a otro «de las orejas».
«Me sacaron arrastrándome y me tiraron como si fueran un paquete en la calle», ha añadido, «la caída me provocó un hematoma en el brazo con sangre». Font ha reprochado a la policía que «no había derecho de tratar a las personas mayores de esta manera» y que, posteriormente, una agente le dio «un puñetazo en la cara». Font puso denuncia a los Mossos y ha remarcado que las lesiones han sido reconocidas por un médico forense del juzgado de instrucción número 7 de Barcelona, que es el que investiga la actuación de la Policía Nacional en Barcelona el 1-O.
En respuesta a la fiscalía, ha defendido que conocía que el referéndum estaba «prohibido», pero ha replicado que «votar no estaba prohibido». Las acusaciones también han intentado saber quién le indicó que fuera al colegio a primera hora de la mañana, pero Font se ha limitado a decir que lo supo por «canales de whatsapp» compartidos con familiares.
«Los bomberos recibieron fuerte»
Otro de los testigos ha explicado lo que vio en el Servei Municipal d'Ocupació (SMO) de Gerona. Ha dicho que organizaron para entrar de diez en diez porque había mucha gente y que decidieron que, si venía la policía, sacarían de la fila a las personas mayores y los niños. «No se trataba de impedir que entrara la policía, sino de dificultar», ha explicado Martí Carreras. Ha descrito que los agentes del CNP accedieron por una puerta lateral que «no estaba custodiada» y que primero se llevaron material del SMO pero no urnas.
Fue por eso que volvieron a entrar en busca de material electoral y, entonces, fue cuando llegaron los Bombers. Según ha dicho, se pusieron entre la policía y los votantes para evitar que los golpearan y para «defenderlos». Carreras, que había sido presidente de la asociación de vecinos, ha remarcado que intentaron mediar con la policía y pedían hablar con algún mando y lo cual a ellos sí les respondían pero no a los bomberos. «A los bomberos ni les hablaban, sólo les picaban de arriba abajo y en los cascos, hubo un bombero que le rompieron el brazo, les dieron muy fuerte», ha explicado.
A preguntas de la fiscalía de sí sabía que el referéndum era «ilegal», ha dicho que sí pero que pensaba que eso supondría que el Estado «no lo reconocería» y que, por lo tanto, entendía que no tendría «repercusión» para el Estado. «Como no lo tendrían en cuenta, había que ser muchos para que aquello que se decidiera fuera incontestable», ha manifestado.
«No me quería perder nada»
Otra vecina de Dosrius, Carme Budé, ha explicado que, cuando llegaron los guardias civiles a la Escola Castell del municipio, el alcalde trasladó a los concentrados que se avanzaría para pedir el orden, pero que «le pasaron por encima y empezaron a repartir a todo el mundo» sin darle tiempo al alcalde ni pedir el orden». Según ha dicho, «habíaa la misma cantidad de agente que gente» y que los concentrados «no se opusieron en ningún momento».
En respuesta a las acusaciones, la testigo ha admitido que sabía que el referéndum estaba suspendido por el TC, pero ha defendido que «votar es la esencia de la democracia». También ha defendido que fue desde primera hora: «Llevábamos muchos días de mucha tensión, cada día nos levantábamos con noticias de registros y detenciones y por fin había llegado el día del referéndum, no me quería perder nada, ningún detalle, quería verlo todo». Además, ha justificado haber estado allí todo el día para «acompañar» a los vecinos durante aquella jornada. La testigo ha justificado que los concentrados insultaran a los agentes cuando se marcharon, no a su llegada, después de recibir una «paliza».
«Los Mossos intentaron entrar muchas veces»
Otro votante que estuvo en el local social de Cànoves i Samalús (Vallès Oriental), Josep Fort, ha explicado que los Mossos hicieron hasta cuatro intentos para entrar al local pero que reconocieron ellos mismos que no podían entrar «por la gran cantidad de gente que había». «Somos un pueblo de 3.000 habitantes y había hasta 600 personas», ha dicho. A preguntas de Jordi Pina, ha dicho que no hubo ninguna actuación violenta por parte de la policía catalana y «todavía menos» por parte de los ciudadanos. También ha descrito que nadie los dijo que tenían que ir al centro a una hora concreta y ha hablado de una «autoorganización de la gente del pueblo».
Además, ha dicho que ningún grupo contrario al referéndum se presentó al local y que, por el contrario, había gente que no tenía pensado votar y que «después de ver las imágenes de las cargas fue a votar y votó que sí».
«La Policía Nacional vio que era peligroso por la cantidad de gente»
Otra testigo, Mercè Alegre, ha explicado que la Policía Nacional fue al menos dos veces a la escuela La Llotja de Barcelona, pero que no acabaron actuando. «Ellos mismos vieron que era peligroso para la gente», ha dicho, por la cantidad de personas que había concentradas. Pero ha añadido que, aunque lo pidieron a través de un micrófono, «la gente no quería marcharse, aunque llovía, querían votar y había colas inmensas.»
Alegre, abogada de profesión, ha calificado de «fiesta» lo que vivió en este centro durante los días previos al 1-O, «con niños durmiendo allí» y con un ambiente «de ilusión, alegría y diversión». De hecho, ha dicho que agentes de los Mossos se presentaron varias veces y que se marcharon «un poco molestos».
«Dijimos a los mossos que no les dejaríamos pasar»
Un profesor universitario, Víctor Manuel Suñé, ha explicado que los mossos se presentaron varias veces en la escuela Alzinade Barcelona, pero que los advirtieron que «no los dejaríamos pasar», que no presenció ningún enfrentamiento verbal ni físico y que se limitaron a levantar acta. Tampoco presenció ningún otro testigo de un centro de Tortosa, Joaquim Vallès, que ha dicho que los agentes de la policía catalana fueron al menos dos veces, levantaron acta y se pudo votar durante todo el día. «Era una gran fiesta, la gente estaba muy contenta, con mucha alegría de poder votar», ha añadido.