Dos sociólogos enmarcan la actuación de Cuixart dentro del «pacifismo» y niegan «escalada de violencia» e «insurrección»
Descartan que el 20-S estuviera «planificado» y del 1-O afirman que los «momentos de tensión» se producen por «falta de disciplina»
Dos sociólogos que han elaborado un informe pericial sobre la actuación de Cuixart y Òmnium Cultural han asegurado que su actuación se enmarca dentro de las tesis del «pacifismo» y la «no violencia». John Paul Lederach y Jesús Castañar han afirmado que no se produjo una «escalada de violencia» el otoño del 2017 en Cataluña y que la actuación de los más de 2 millones de personas que participaron del 1-O está enmarcada en la «disciplina de la no violencia». En los casos de «situaciones de tensión» con la policial, las atribuyen a la «falta de preparación» y «falta de disciplina» por la gran cantidad de gente que participó en el referéndum. También han valorado los llamamientos a la calma que hicieron Sànchez y Cuixart el 20-S y ha dicho que su papel era de «liderazgo» para «ejercer o facilitar la interlocución con las fuerzas policiales». Han negado que existiera una insurrección y, como ejemplo, ha dicho que no hubo ningún intento de toma de centros de poder o medios de comunicación.
Los dos sociólogos han elaborado el informe en base a documentos como 'Enfocats' y otros usados por las acusaciones, así como videos del 20-S y el 1-O.
Ambos han defendido que la actuación de Cuixart –y también han hecho referencia alguna vez a Jordi Sànchez- es «coherente»con los principios de la «no violencia». «Principalmente por apelar siempre a la actitud pacífica, no violenta, a mantener la calma y de aislar aquellos que pudieran hacer actos violentos», ha manifestado uno los sociólogos. Y ha puesto de manifiesto que no era una actuación «planificada»ni se podía calificar «de acto de desobediencia civil».
«Habría sido una pérdida de legitimidad para ellos si hubiera algún hecho violento, o hacer coacción a la comitiva judicial porque ponía en peligro la realización del referéndum, que era el objetivo», ha valorado Castañar.
Preguntado sobre los discursos de Cuixart el 20-S, ha dicho que siempre eran llamamientos a la «calma y la serenidad no violenta». «Era un liderazgo no violento ante momentos de mucha potencia». «Era un acto para intentar contener actas de violencia o coerción que pueda perjudicar la unidad del referéndum», ha afirmado Castañar.
Por qué se «vandalizan»los vehículos
El letrado de Cuixart Benet Salellas ha preguntado en qué categoría enmarcarían el hecho que los coches de la Guardia Civil fueran objeto de «vandalización». Castañar lo ha atribuido a una «falta de disciplina no violenta»por parte de «centenares de personas». Y ha explicado que existe una teoría criminológica (la teoría de las 'ventanas rotas') que cuando se empiezan a producir daños de manera progresiva «esto invita a más gente». «No es que se ataque de golpe los vehículos sino que son pequeños actos que se han ido creando la destrucción y es difícilmente atribuible a una persona concreta», ha manifestado. Castañar, además, ha puesto de relieve que el presidente de Òmnium Cultural condenó los hechos.
La fiscalía se ha referido a alguna de las expresiones utilizadas el 20-S por Sànchez y Cuixart, como por ejemplo describir los vehículos de la Guardia Civil donde subieron para desconvocar la concentración como un «altar majestuoso». Los sociólogos han negado que la voluntad fuera «exaltar a la masa»ni «una exaltación de la destrucción del coche», sino «una motivación para ganarse a los concentrados para poder desconvocar». Castañar también ha calificado de «mala praxis»que la Guardia Civil dejara armas en los vehículos estacionados delante Economía, momento en que la fiscalía le ha recordado que se estaba alerta 4 antiterrorista.
1-O
Sobre el 1-O, ha dicho que no hubo «acción violenta»en su conjunto y atribuye los incidentes o hechos violentos a la «falta de disciplina en la no violencia»por el gran número de gente concentrada. «Se mantiene en la mayoría la perspectiva no violenta pero faltaba la preparación por lo que son los momentos más fuertes cuando llegan las fuerzas policiales», ha apuntado Castañar. Según el informe, el 1-O requería «otro nivel de preparación»y que participó mucha gente, no todos «con el mismo nivel de entrenamiento». «Saber enfrentarse a la policía sin violencia se adquiere no en un taller de un día sino experimentando la situación para que aprenda el cuerpo que tu seguridad depende de mantener la calma», ha reflexionado Castañar.
El fiscal Jaime Moreno ha listado una serie de acciones, como por ejemplo «puntapiés, insultos, empujones, forcejeo, puñetazos o patadas en la cabeza o en los testículos»para preguntar a los sociólogos si los consideraban «hechos violentos», puesto que a sus conclusiones afirman que «no hubo». Los sociólogos han respondido que en algunos casos «poder llegar a serlo», pero el presidente del tribunal, Manuel Marchena, ha acabado cortando las preguntas del fiscal porque conclusiones de los peritos están en su informe. Los peritos han añadido que en los atestados policiales vieron «episodios de tensión», y que en todo caso hubó «pequeñas»agresiones y hechos violentos por «falta de disciplina».
El Gobierno dio «fuerza a la gente»convocando el 1-O
A preguntas
de la abogacía del Estado, los sociólogos han asegurado que el hecho que fuera el Gobierno quien convocara el referéndum del 1-O dio «legitimidad al acto de desobediencia civil». De hecho, han admitido que la convocatoria saliera del ejecutivo dio «fuerza a la gente»para «resistir»el 1-O a los colegios.
En el informe, destacan que el 1-O se hizo con «comunicaciones horizontales y no de bajo arriba». «Por las características que tenía requería participación amplia y los centros que se usan son escolares y locales, no centros de poder», ha manifestado. En este contexto, ha negado ninguna «insurrección» ni «escalada de violencia»el otoño del 2017 y ha negado que hubieran intentos para «ocupar centros de poder»como medios de comunicación o infraestructuras. Y ha apuntado que hubo cinco detenciones a pesar de que participaron más de dos millones de personas.
También consideran que en los centros de votación donde no intervino la policía se trataría de un «acto de desobediencia civil para participar en un referéndum considerado ilegal»y que, en el caso de actuación de la policía, sería una «intervención no violenta»interponiéndose entre «la policía y las urnas».
También han dicho que de analizar videos y documentos han visto actuaciones típicas de la no violencia en el comportamiento de los ciudadanos como una «sentada colectiva», la «muralla humana» o «la técnica del blando», cuando dejas el peso muerto para que te arrastren.
Y han dejado claro que en todos los videos que han visionado han visto que se recibiera la policía con «agresiones físicas o con violencia»pero que sí había «reacciones»una vez empieza a actuar la policía.