La fiscalía incorpora en sus conclusiones el aviso de los comisarios de los Mossos al Gobierno del riesgo de «violencia» el 1-O
El ministerio público asume el término «insurreccional» de Baena para describir el periodo de septiembre y octubre del 2017 en Cataluña
La fiscalía ha incorporado en su escrito de conclusiones el aviso que los comisarios de los Mossos hicieron al Gobierno en dos reuniones en el Palau de la Generalitat días previos al 1-O, con el objetivo de apuntalar la acusación de rebelión que mantiene. «Los advirtieron de la altísima probabilidad de que se produjeran incidentes violentos entre los dos millones de ciudadanos movilizados para votar y las fuerzas policiales encargadas de impedir la votación», incluye la fiscalía después de escuchar las declaraciones de los mandos de los Mossos que detallaron el contenido de las reuniones. También añade que Puigdemont les respondió que «si el 1 de octubre había violencia declararía la independencia», como declaró el comisario Ferran López. El ministerio público ha asumido el término «insurreccional» utilizado por el teniente coronel Daniel Baena para describir el clima del otoño del 2017 en Cataluña y sostiene que se hizo un encargo «clandestino» a Unipost con un gasto comprometido con la empresa de 979.000 euros.
La fiscalía ha introducido algunas modificaciones en su escrito de conclusiones una vez celebrado el juicio. Por ejemplo, ha introducido el relato hecho por comisarios de los Mossos d'Esquadra sobre las reuniones celebradas en el Palau de la Generalitat con Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y Joaquim Forn donde les manifestaron «su preocupación» por la celebración del referéndum, donde alertaron de que era «altamente probable que se produjeran situaciones violentas» por «la enorme movilización de personas que se iba a producir» y pidieron que «se desconvocara el referéndum». También recogen que Puigdemont les dijo que «si el 1 de octubre había violencia declararía la independencia», cómo declaró el comisario Ferran López.
El ministerio público introduce este aviso hecho por la Prefectura de Mossos al Gobierno, pero al mismo tiempo también refuerza en el escrito los argumentos contra el dispositivo que puso en marcha la policía catalana, que califica ineficaz y concreta que supuso la movilización de 7.800 agentes Así, observación que durante el 29 y 30 de septiembre «en ningún caso se requisó material destinado al referéndum», y tampoco «impidieron, como ordenaba el auto del TSJC, el uso de los centros hasta el 1 de octubre, ni desalojaron en los que los ocuparon». También ha añadido que, en reuniones de coordinación con los bastantes del Estado, se estableció que estas actuarían «a requerimiento» de la policía catalana.
La fiscalía refuerza en el escrito que las pautas de actuación que se repartieron en los agentes de la policía catalana «les impedían el uso de la fuerza para cumplir el mandato judicial con el pretexto de preservar la convivencia ante la resistencia activa de los ciudadanos en los diferentes centros», en especial «si se acreditaba la presencia de menores y personas mayores, como así hicieron constar en las actas». Además, aseguran que «casi no se utilizaron» unidades ARRO, mientras que la Brimo «fue destinada a otras ocupaciones». «No consta ningún enfrentamiento entre efectivos de los Mossos y los ciudadanos que impedían su acceso a centros de votación, de manera que no resultó herido, lesionado o contusionado ningún miembro de este cuerpo policial», concluyen.
Heridas y contusiones «muy leves» de los ciudadanos
Sobre los ciudadanos heridos el 1-O, la fiscalía añade al escrito que se ha comprobado que «en un elevado porcentaje de casos la atención médica que recibió fue exclusivamente por heridas y contusiones muy leves o como consecuencia de mareos y crisis de ansiedad».
Sobre el 20-S, la fiscalía añade a su escrito que la Guardia Civil pidió «hasta en cinco ocasiones» la presencia de Mossos en Economía porque se concentraron «más de 40.000 personas, masa que se agarraba hasta empujar y casi derribar la propia puerta de entrada del edificio en un ambiente crispado y hostil», en la línea de la declaración de la secretaria del juzgado de instrucción número 13 de Barcelona, Montserrat del Toro, o el de un teniente que habló de un intento de asalto.
La fiscalía añade que «la situación se volvió tan hostil y violenta en las proximidades del edificio que algunas unidades antidisburbios de los Mossos» tuvieron que desistir de acercarse para establecer un pasillo y un perímetro de seguridad con las condiciones necesarias para garantizar la salida de los integrantes de la comisión judicial». E incorpora que los Mossos «no adoptaron las medidas suficientes para garantizar la seguridad» de la comitiva judicial. Sobre las armas que había en los vehículos de la Guardia Civil, la fiscalía introduce el matiz que «no «fueron sustraídas» porque estaban «ocultas en los vehículos».
Sobre Joaquim Forn, la fiscalía introduce que habló con Sànchez el 20-S y también que «reiteró en varias declaraciones públicas» después de tomar posesión al cargo que el referéndum se celebraría. En concreto, añaden una cita textual en una entrevista en que el exconseller afirmaba: «Habrá referéndum, el 1 de octubre permitiremos que la gente vaya a votar, habrá urnas, hemos hecho un plan para garantizar que los ciudadanos puedan votar», y que sin que tenga que haber «ningún tipo de enfrentamiento».
Situación «insurreccional»
El ministerio público también hace suyas las palabras del teniente coronal de la Guardia Civil Daniel Baena, que calificó de «clima insurreccional» el periodo entre medios de septiembre y finales de octubre en Cataluña. La fiscalía ha introducido a sus conclusiones que entre el 19-20 de septiembre y el 27 de octubre «la situación fue claramente insurreccional», con «80 incidentes con enfrentamientos y hostilidades que se produjeron en los diferentes centros de votación» el 1-U o «acosos» en cuarteles, comisarios, edificios públicos del Estado o alojamientos u hoteles donde había agentes.
«Encargo clandestino» a Unipost
La fiscalía también ha añadido al escrito que se encargó a Unipost «de forma clandestina» el envío postal de 5,3 millones de cartas ordinarias, «tantas como personas censadas», y 56.00 cartas certificadas para los que tenían que integrar las mesas, y añade que el coste del servicio se presupuestó en más de 1 millón de euros. Según la fiscalía, «se eludió deliberadamente la mecánica y formalización de los envíos y repartos de Unipost» para «encubrir responsabilidades y evitar la constancia del encargo».
El ministerio público entra en detalles de como|cómo considera que se desarrolló el encargo y cree que la «difícil» situación financiera de Unipost «propició» que la empresa «se aviniera a una contratación ajena al procedimiento administrativo y a su habitual mecanismo de registro», y también «dividieron la facturación de casi 1 millón de euros» entre cinco consejerías, facturas que después «anuló» para hacerlas «pro forma». La fiscalía cifra más de 979.000 euros el gasto «comprometido» a Unipost.
En relación al delito de malversación, el ministerio público ha modificado algunas cantidades que considera que se destinaron o comprometieron para la organización del referéndum. Entre estas, facturas emitidas por empresas a la Generalitat en relación en la campaña de Registre de Residents en el Exterior por valor superior a los 220.000 euros, o un gasto «comprometido» también de más de 220.000 euros para la web pactepelreferendum.cat.
«Cambio sustancial» en la hoja de ruta de la ANC
La fiscalía también introduce a su escrito que en junio del 2016 la ANC hizo un «cambio sustancial en su hoja de ruta para el desarrollo del proceso», de manera que «la aprobación de las leyes de desconexión y la convocatoria del referéndum se tendrían que portar a término no más allá de septiembre del 2017». Añade que en este documento planteaban «la necesidad de utilizar su excepcional poder de movilización como respuesta a las acciones represivas del Estado».
Excluye los miembros de la Mesa procesados en el TSJC
El ministerio público también ha hecho las modificaciones oportunas al escrito para excluir los exmiembros de la Mesa del Parlament que el Tribunal Supremo decidió que fueran juzgados en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC).