Judicial
Torra recusa al presidente del TSJC por su «flagrante falta de imparcialidad»
La defensa recuerda que Barrientos ha posicionado contra el proceso y los lazos amarillos
«Estamos ante un caso flagrante de falta de imparcialidad». Así se expresa la defensa del presidente de la Generalitat, Quim Torra, para pedir la recusación del presidente del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC), Jesús María Barrientos, en el juicio que se celebrará contra Torra el 25 y 26 de septiembre por un delito de desobediencia en las resoluciones de la Junta Electoral Central sobre los lazos amarillos. El escrito argumenta que Barrientos «ha posicionado sobre los presos políticos, sobre la supuesta neutralidad de los espacios públicos, sobre los lazos amarillos, sobre la resolución de la JEC e incluso sobre la ideología y posicionamiento político del presidente de la Generalitat. «Es difícil imaginar una mayor falta de imparcialidad que la que concurre en el recusado», concluye.
La defensa recoge en su escrito diferentes muestras de declaraciones de Barrientos que acreditan, dice, «que no sólo tiene una postura política diametralmente opuesta a la de Torra», sino que además «la expresa como expresa su opinión sobre hechos nucleares del presente procedimiento, que son la base para afirmar su absoluta falta de imparcialidad objetiva y subjectiva».
Considera absolutamente legítimo que tenga su opinión política e ideología, pero advierte que «en una sociedad democrático lo que se exige de un juez es que la misma no se haga pública», ya que «eso afecta la imagen de imparcialidad que tiene que tener toda persona llamada a enjudiciar». En este caso concreto, continúa el escrito, «su opinión desbordó la esfera institucionales», ya que Barrientos «ha rechazado con especial contundencia todas las tesis sobre la exhibición de símbolos que tienen que ver con la solidaridad y apoyo a los presos políticos así como las banderas estelades» objeto del juicio del 25 y 26 de septiembre.
«Lo que se espera en una sociedad democrática es que los jueces no exterioricen su visión de temas sobre los que se tienen que pronunciar después en un juicio orales», concluye la defensa, que subraya que «no sólo se ha perdido la imparcialidad obligada, sino igualmente la más mínima prudència», ya que resultaba evidente que sería el TSJC quien acabaría juzgando a Torra si los hechos por los cuales se le acusa de desobediencia llegaban a los juzgados.
La petición de recusación también recuerda que Barrientos abandonó un acto porque el presidente del Parlament habló de presos políticos, e ironiza sobre si ahora también abandonará la sala cuando se hable durante el juicio, o bien «silenciará o expulsará a los letrados defensores».
Si Barrientos preside el juicio, acaba, «este sólo servirá para alterar y adulterar la realidad política catalana, pero nunca resistirá ni el paso del tiempo ni el peso de los recursos».
El incidente de recusación da otro argumento para apartar Barrientos, con el argumento que participó en el acto de admisión a trámite de la querella, lo que ya denota, según la defensa, un posicionamiento previo sobre los hechos.
Torra ya recusó al juez instructor de esta causa, pero su petición fue rechazada.