Dos CDR admiten que «ensayaron» explosivos y prepararon una posible «ocupación pacífica» del Parlament
Ferran Jolis y Jordi Ros declararon en la Guardia Civil y en la Audiencia Nacional con abogadas de oficio y pidieron disculpas
Los únicos dos miembros de los CDR detenidos el 23 de septiembre que asumieron un abogado de oficio, declararon ante la Guardia Civil y respondieron las preguntas del fiscal y del magistrado instructor de la Audiencia Nacional dieron varios detalles sobre sus supuestos preparativos de acciones violentas a favor de la independencia de Cataluña. Uno de ellos explicó que hacían «ensayos» con sustancias explosivas y el otro dijo que había la intención, supuestamente dirigida desde Presidència, para entrar de forma masiva y «pacífica» en el Parlament el día que se hiciera pública la sentencia del Supremo y resistir al menos cinco días dentro con el presidente Quim Torra. Los dos se mostraron arrepentidos y pidieron disculpas.
Durante los interrogatorios del 26 de septiembre en la Audiencia Nacional, de una hora cada uno aproximadamente y a los cuales ha tenido acceso ACN, Ferran Jolis y Jordi Ros ratificaron las declaraciones hechas en la Guardia Civil y ampliaron algunas aspectos, además de asegurar que en ningún caso se querían causar víctimas personales.
Ferran Jolis, un técnico de emergencias sanitarias y experto en informática y comunicaciones, se unió a los CDR en un momento de depresión y dificultades económicas, pero meses más tarde salió, aunque siguió colaborando. Daba charladas sobre seguridad informática a miembros de los CDR, por lo que cobraba un dinero. La manifestación del 30 de enero del 2018 delante del Parlament para reclamar la investidura de Carles Puigdemont como presidente, fue el origen del denominado Equip de Resposta Tàctica (ERT), donde había diversos de los detenidos. Este grupo se encargaba de la intendencia y de la seguridad interna de los manifestantes, repartiéndose zonas, tareas y material diverso.
Hace unos meses le pidieron que preparara un sistema de comunicaciones seguro con el fin de atrincherarse en el Parlament durante días y se saltaron un posible corte de las redes de telecomunicaciones. Él pidió material diverso, y le dijeron que no habría demasiado problema, que lo pagaría el «CNI catalán». La intención era alquilar pisos próximos al Parlament con wifis potentes y captarlos desde el palacio de la Ciutadella. La entrada «pacífica» en el Parlament se haría por la puerta principal y facilitada «desde dentro», le dijeron. Finalmente él no participó en los preparativos, pero tampoco avisó a la policía para denunciarlo. De hecho, la idea tenía el visto bueno del presidente de la Generalitat, Quim Torra, según le dijo alguien que no supo concretar. Desde allí dentro, Torra tendría que activar la independencia.
También fue él quien intentó ayudar a la hermana de Carles Puigdemont, Montserrat, para comunicarse con seguridad con el expresidente de la Generalitat. Él pensó que no era nada ilegal, que era para favorecer la privacidad de unas personas a través de correos electrónicos anónimos y seguros y que era una «oportunidad de ingresar dinero».
Por su parte, Jordi Ros, explicó que el pasado 11 de septiembre otro de los encarcelados, Alexis Codina, le dijo que para entrar en el Parlament querían «tumbar» a los Mossos d'Esquadra y atarlos las manos con bridas. Ros dijo al magistrado que a él no le parecía bien entró y ocupó el Parlament.
Este comercial e impresor, explicó que él es un «apasionado» por las ciencias, «autodidacta y cultivado», y que quiso experimentar y «ensayar» con sustancias explosivas como «reto» personal, sin nunca querer causar víctimas. De hecho, ha admitido que se equivocó y que nunca quiso fabricar explosivos por «principios morales», que intentó convencer otros CDR de que no sabotearan una torre eléctrica y que intentó «buscar otras soluciones».
Entre los explosivos que ensayó había la termita, la nitrocelulosa, el nitrato de potasio o el ácido nítrico, y también encontraron la fórmula para hacer Goma-2, pero no la querían fabricar, sino que era por «pura investigación». Uno de los encarcelados le dio dinero para comprar un destilador.
Sobre la torre eléctrica, explicó que corría el rumor que se quería sabotear una, pero él, después de visitar una, recomendó no hacerlo porque había en juego vidas humanas, empezando por las personas que podían hacer la acción.
Respecto de una supuesta carta reivindicativa por un futurible atentado, reconoció su letra, pero no recordaba cuándo había escrito el texto.
El resto de encarcelados respondieron sólo a sus letrados, que sí que habían escogido ellos, y se exculparon de todas las acusaciones. Germinal Tomàs explicó que es aficionado a un juego de rol militar y por eso tenía algunas réplicas de armas en casa, además de tener material para restaurar coches antiguos.
Xavi Duch explicó que colecciona objetos antiguos y que en su casa tenía dos petardos de sus hijos. Cobra una pensión por inhabilitación absoluta y dedica buena parte de su mucho tiempo libre a colaborar con entidades sin afán de lucro, entre ellas el grupo de Diables de Sabadell. De hecho, relató que colaboraba con la Guardia Civil para inspeccionar el material pirotécnico o con la Policía Local y el Ayuntamiento de Sabadell para organizar actos de cultura popular durante la fiesta mayor de la ciudad.