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La demanda de mascarillas para niños se triplicará

Robin Hat ofrece caretas protectoras con motivos infantiles y fabricadas con un algodón certificado, hidrófobo y transpirable

Un niño llevando una de las mascarillas infantiles que ha confeccionado Robin Hat.

La demanda de mascarillas para niños se triplicaráACN

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El inminente desconfinamiento infantil previsto para el domingo ha disparado la demanda de mascarillas para niños. La empresa Robin Hat de Rubí, una de las primeras que empezó a fabricar caretas protectoras cuando se inició la crisis de la covid-19, trabaja desde hace una semana para dar respuesta al alud de peticiones que ha recibido.

Javier Garrido, CEO de la compañía, ha explicado que la previsión es que los pedidos de esta tipología de mascares sean tres veces superiores a las de las de adulto. Desde el mes de marzo hasta ahora, Robin Hat ha testado más de 150 materiales diferentes. «Finalmente estamos utilizando un algodón certificado, hidrófobo y transpirable», apunta Garrido, que añade que las telas están estampadas con motivos infantiles.

El anuncio que los niños y niñas podrán salir a la calle a partir del domingo y la falta de tallas pequeñas en las farmacias ha disparado las alarmas entre las familias que quieren que sus hijos estén bien protegidos cuando empiece el desconfinamiento infantil.

En los últimos días, algunas empresas dedicadas a la fabricación de mascarillas han experimentado un incremento exponencial de la demanda de caretas protectoras para los más pequeños. Este es el caso de la compañía vallesana Robin Hat, que confecciona sombreros de quirófan estampados, y que desde el pasado mes de marzo ha ampliado su negocio para producir mascares contra la covid-19.

«Calculamos que la demanda de las infantiles será tres veces más elevada que la de las de adulto», comenta Javier Garrido, CEO de la empresa. El responsable de Robin Hat afirma que hace una semana que empezaron a fabricar caretas protectoras para niños, de acuerdo con las especificaciones que ha establecido la Asociación Española de Normalización (UNE).

«Esta normativa estipula como tienen que ser los patrones, las tallas y qué tipo de material se tiene que utilizar», aclara Garrido. Indica que inicialmente confeccionaban las de adulto con lo coto certificado que habitualmente utilizan para fabricar los sombreros. Con el paso de los días, sin embargo, han ido testando varios materiales -un total de 150-, hasta encontrar el más adecuado. «Finalmente nos hemos quedado con uno que es transpirable, hidrófobo y con capacidad de filtración de partículas del 34%», comenta.

Señala que este material garantiza que la mascarilla tiene una durabilidad de 100 lavados. Añade que suelen trabajar con tejidos estampados «para humanizar» los entornos sanitarios, y apunta que en el caso de las mascarillas infantiles, además, han incorporado motivos infantiles como por ejemplo extraterrestres.

Cada unidad también incluye un etiquetado adicional con recomendaciones de uso e información sobre quien lo ha fabricado «para que el cliente tenga la tranquilidad que la empresa que hay detrás está cumpliendo con la normativa», asegura. La empresa confía en poder empezar a comercializarlas y repartir este fin de semana.

1,5 millones de mascarillas solidarias

Desde el principio de la pandemia Robin Hat ha repartido más de 1,5 millones de mascarillas solidarias en pueblos, ciudades y centros sanitarios de toda Cataluña. «El 15 de marzo recibimos un correo electrónico de un cliente que nos preguntaba si podríamos hacer y decidimos aceptar la propuesta», apunta a Garrido.

En pocos días la demanda se disparó y la compañía vio que era incapaz de hacer frente. «Inicialmente gestionaban estos pedidos desde nuestra sede de Rubí y muchas personas se ofrecieron para trabajar de forma voluntaria, pero pronto vimos que nos hacía falta más ayuda», recuerda. La solución fue que cada municipio dispusiera de su propio equipo de voluntarios. «Nosotros hacemos los patrones, cortamos las telas|teles y las hacemos llegar a cada localidad para que puedan coserlas», indica.

La iniciativa ha permitido ayudar ciudadanos de 140 municipios y también profesionales de centros hospitalarios como el Hospital del Mar, Moisès Broggi, Sant Joan de Déu, el Clínico o Sant Pau. »Ara con las caretas protectoras para niños haremos exactamente lo mismo», afirma.

Una empresa en crecimiento

A diferencia de otras empresas, Robin Hat no ha sufrido los efectos negativos de la covid-19. «Hemos mantenido nuestra actividad y hasta todo lo hemos incrementado», detalla el CEO de la compañía, que explica que han contratado a una nueva trabajadora para asumir tareas logísticas y han externalizado una parte de los costureros, con nuevos puntos en Mataró, Badalona y Sabadell.

Con todo, asegura que su voluntad no es enriquecerse a través de esta actividad, sino ser útiles y ayudar en un momento de crisis como el actual. «Ahora mismo lo más necesario es dar el servicio y que el producto sea funcional, no hacerse millonario», concluye Garrido.

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