Patrimonio
Las obras de una carretera permiten descubrir un edificio medieval de cobro de tributos en la Garrotxa
Se trata de una casa fuerte donde también se han encontrado dos esqueletos de individuos jóvenes
Según Cristina Belmonte, arqueóloga de la empresa IPAT Servicios Culturales, el edificio hace unos 500 m2 y es de planta cuadrada. «La localización es un elemento importante» ya que hasta ahora había quedado oculto por la vegetación. Según la coordinadora, se veía que había una colina pequeña en la zona pero con la limpieza y retirada de tierras han aparecido paredes de hasta 2 m de alto y una anchura de entre 50 y 60 cm, «muros de mucha entidad atados con mortero de cal».
La zona afectada por la carretera, sin embargo, son unas estructuras anexas al edificio donde también han aparecido tres silos y cerámicas que fechan entre los siglos IX y XIII. Hace una semana, además, los sorprendió un espacio de entierro con dos esqueletos de individuos jóvenes que se estudiarán más a fondo para conocer la época y las posibles causas de muerte. Los cuerpos han aparecido al lado de la casa fuerte y muy lejos de la zona del cementerio de la iglesia de Santa Maria de Fares que también queda junto a la carretera.
Basándose en la documentación de la época, los arqueólogos creen que se trataría de una casa fuerte donde se cobraban tributos para ir de Besalú a Banyoles. En algún documento también se habla de un edificio con dos torres pero este es un dato que no se ha podido confirmar con esta primera prospección. Una investigación que desde el Ayuntamiento de Sant Ferriol creen que se tendrá que hacer más adelante y con el apoyo de las administraciones porque son un municipio pequeño. «Una vez identificado todo, se volverá a tapar a la espera de poder hacer más excavaciones y tratar de restaurarla a largo plazo», ha explicado el alcalde, Albert Fàbrega.
En la zona también hay uno lavador del siglo XIX-XX donde todavía hay agua que también se conservará.
Silos ibéricos en Serinyà
Unos kilómetros más allá, ya en el municipio de Serinyà (Pla de l'Estany), las obras de la C-66 han sacado a la luz un conjunto de silos ibéricos. De momento han aparecido tres y no se descarta que salgan más. «Es un campo de silos donde se guardaba el grano», detalla la responsable de los trabajos y arqueóloga de IPAT Servicios Culturales, Roser Arcos. En su interior se han recuperado cerámicas de los siglo III e I a.C, que van desde finales de la época íbera hasta los inicios de la romanización en la península. Se han encontrado restos de ánforas, fragmentos de utensilios de cocina y de vajilla de paredes finas. Una vez los silos ya no se utilizaban para guardar cereales, servían también para tirar material que hasta hoy se ha preservado y que permite fechar los restos arqueológicos.
Los trabajos arqueológicos se alargarán todavía una o dos semanas.