14-F, punto de inflexión de la legislatura española
PSOE, Podemos, PP, Vox y Cs se juegan en las urnas los equilibrios en sus respectivos espacios
Fuentes del ejecutivo español apuntan que el presidente español está decidido a conceder los indultos a los presos independentistas a pesar de las resistencias de los ministros del ala derecha del PSOE. De momento, sin embargo, todavía no ha dado la orden para que la abogacía del Estado presente su informe al Tribunal Supremo y explicite, por primera vez, este posicionamiento.
Su apuesta para situar Illa como presidente busca una victoria que allane su receta para la superación del conflicto sin hacer otras concesiones. La Moncloa no está dispuesta a abordar cuestiones como la amnistía o la celebración de un referéndum en Cataluña, y un gobierno liderado por Salvador Illa es la mejor garantía de que cualquier diálogo quedará restringido a soluciones homologables en clave española.
Sánchez aborda las elecciones con la ventaja estratégica que deriva del hecho de que sus dos principales rivales directos en el mapa estatal, PP y Podem, pasan un mal momento. Los populares por el castigo perpetuo que supone el caso Bárcenas y por el asedio de Vox. Y Podemos por unos resultados electorales que ni en las generales ni en Galicia y Euskadi han acompañado y que debilitan a Pablo Iglesias.
Podemos busca que estas elecciones remachen la estrategia de acuerdo con ERC y Bildu en el Congreso. Su juego de alianzas lleva a Sánchez a depender del ala izquierda del Hemiciclo para aprobar leyes importantes. El ejemplo, los presupuestos generales del Estado, que finalmente pasaron por los votos de ERC, y no por los de Cs.
Un mal resultado de los republicanos que llevara ERC a asumir las posiciones de Juntos en Madrid rompería este proyecto y podría dejar al ejecutivo español con 13 apoyos menos a las votaciones importantes. Iglesias se juega también su peso en el Consejo de Ministros, donde Podemos ve cómo los socialistas han impuesto hasta ahora sus planteamientos en cuestiones nucleares.
Las elecciones catalanas también preocupan en la calle Génova de Madrid. El principal temor del PP es el «sorpasso» de Vox que reflejan las encuestas. A diferencia de las vascas y gallegas, las elecciones catalanas marcarán el equilibrio en la lucha por el papel predominante a la derecha española. Por eso Pablo Casado y Santiago Abascal se han volcado en esta campaña.
El resultado puede castigar todavía más el liderazgo de Casado, cuestionado desde las filas de su propio partido por la gestión del pasado de la formación, por los cambios constantes de estrategia ante la irrupción de la ultraderecha y –desde esta semana- por sus dudas sobre el 1-O. La alternativa de Alberto Núñez Feijóo pervive al debate.
Vox prevé convertir la irrupción al Parlamento en el referente de su asalto definitivo a las posiciones de los populares en todo el territorio español. Los de Santiago Abascal ya convirtieron el juicio del proceso en un trampolín en el Congreso, y ahora sitúan Cataluña –y su presencia en el Parlament- en un altavoz de su combate al independentismo.
Cs, por su parte, busca un resultado que detenga su erosión. Los de Inés Arrimadas han sufrido bajas importantes en los últimos meses –como la de Lorena Roldán- y han visto cómo las maniobras de Podem la han apartado del papel de formación influyente que pretendía la nueva dirección. Un mal resultado en Cataluña puede apuntar hacia un destino de irrelevancia al Congreso.