Diari Més

Los pactos postelectorales ante un posible triple empate y la incógnita de una alta abstención marcan las elecciones

El independentismo tiene el objetivo de superar por primera vez el 50% de los votos

Hemiciclo del PArlament de Cataluña.

Plan|Plano general del hemiciclo del Parlamento durante el pleno del 8 de julio de 2020ACN

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Las elecciones del 14-F avistan unos pactos postelectorales complicados teniendo en cuenta la posibilidad de un triple empate de PSC, ERC y JxCat. A lo largo de la campaña electoral se han explicitado vetos cruzados y las candidaturas independentistas (JxCat, ERC, CUP y PDeCAT) se han comprometido por escrito a no formar parte de un gobierno con el candidato del PSC, Salvador Illa. Además, se prevé un Parlament todavía más fragmentado pasando de los 7 partidos actuales a 9 sumando Vox y el PDeCAT si obtienen representación. La abstención es una de las incógnitas de la jornada electoral teniendo en cuenta que se celebra en plena pandemia de la covid-19. Los partidos independentistas tienen el objetivo de superar, por primera vez, el 50% de votos en unas elecciones.

Los partidos afrontan las elecciones con al sensación que el 14-F no se decidirá aunque hará falta un segundo round de pactos post-electorales para aclarar el próximo gobierno de la Generalitat. Y es que las encuestas no apuntan a un ganador claro y, por lo tanto, los acuerdos posteriores tendrán mucha importancia. Incluso, la posibilidad de que se tengan que repetir las elecciones por la falta de acuerdos postelectorales ha cernido a lo largo de la campaña electoral.

JxCat y ERC se disputan la hegemonía del independentismo después de que en las elecciones del 2017 el partido de Puigdemont quedara dos escaños por encima de los republicanos. Habrá que ver también qué consecuencias electorales tiene el hecho de que el PDeCAT se presente al margen de JxCat. Las encuestas dan a la candidatura de Ángeles Chacón la posibilidad de entrar en el Parlament pero con poca representación. En todo caso, el PDeCAT se presenta como la alternativa para que un gobierno independentista de JxCat y ERC no dependa de la CUP, como pasa actualmente. El último presidente de la Generalitat, Quim Torra, fue investido presidente con la abstención de la CUP. Ahora los anticapitalistas dicen que están dispuestos a asumir responsabilidades de gobierno pero ponen varias condiciones.

En caso de que JxCat y ERC sumaran un mínimo de 68 escaños, no les haría falta el apoyo o la abstención de ningún otro partido para formar gobierno. Un escenario, sin embargo, que hasta ahora las encuestas no ven muy probable.

El objetivo de los partidos independentistas este 14-F es superar el umbral del 50% de votos. Otra cosa es que, si eso pasa, se pongan de acuerdo en la hoja de ruta a seguir ya que los programas electorales señalan diferentes caminos. Habrá que ver también si, con respecto al número de escaños, se mantienen, se incrementan o disminuyen a los 70 diputados independentistas que hay actualmente en el Parlament.

Con respecto al bloque no independentista, todo apunta que el PSC será el partido más votado desbancando a Cs, que ganó las elecciones del 2017 tanto en número de votos como de escaños alcanzando 36. Ahora, las encuestas pronostican una bajada importante de la candidatura de Carlos Carrizosa. Habrá que ver qué efectos tiene la posible irrupción de la extrema derecha, Vox, en la cámara catalana. El PPC ha centrado parte de la campaña al presentar el partido de Ignacio Garriga como 'populista' para evitar que se le escapen votantes.

Por su parte, los comunes apuestan claramente por un gobierno progresista con PSC y ERC, pero es una fórmula que parece imposible ya que los dos partidos han descartado gobernar juntos.

Con respecto al fantasma de la abstención, se da por hecho que no se repetirá la cifra récord de participación de las últimas elecciones, cuando se registró un 79,09%. Habrá que ver sin embargo, si el hecho de celebrar elecciones en plena pandemia por imposición del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC) afecta a los catalanes a la hora de decidir si van a votar. Y también a qué partidos puede afectar más a una participación por debajo de la media de los últimos años.

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