Las personas con fatiga post-covid se recuperan más lentamente que las que sufren fatiga crónica
Son las primeras conclusiones de un estudio que llevan a cabo el IRBLleida y el Hospital Santa Maria
Mientras que hay un elevado grado de conocimiento de las características clínicas y de los efectos de la fase aguda provocados por la covid-19, se conocen pocos los efectos secundarios y consecuencias a largo plazo de esta enfermedad. «La restricción de movimiento por el confinamiento, un ingreso hospitalario largo o los propias efectos de la enfermedad provocan en muchos de los afectados un deterioro físico y cognitivo y psicológico, a la vez, que se manifiesta con una fatiga intensa o grave de larga duración», ha señalado Lluís Rosselló. «Hay gente que continúa cansada con una sintomatología de fatiga», ha indicado.
Según estudios chinos que han utilizadolos investigadores, en el 64% de las personas que han pasado la covid-19 acostumbra a haber una fatiga intensa o grave que se considera crónica cuando se prolonga más de seis meses. Las características clínicas son similares a las que sufren los afectados por el síndrome de fatiga crónica. «Hay personas que están cansadas pero pueden ir a trabajar a pesar de que con dificultades, mientras que otros siguen de baja laboral. A otros, además de la fatiga se suman también otros síntomas como pueden ser dificultades respiratorias, flojera o problemas en el gusto y el olfato», ha explicado Roselló.
Los objetivos del estudio son evaluar las características fisiológicas respiratorias, metabólicas y metabolómicaa pacientes con fatiga post-covid19 en comparación con pacientes con fatiga crónica y pacientes sanos. El estudio, que se lleva a cabo en el Hospital Santa Maria, analizará a 66 personas, en concreto mujeres, 22 de cada uno de los tres grupos. Los investigadores han optado por centrarlo sólo en la población femenina, ya que esta fatiga post-covid «es más frecuente en mujeres», aunque los hombres sufren síntomas más graves con el coronavirus, ha señalado. El octubre pasado empezaron a seleccionar a los pacientes, en enero empezaron a hacerles las pruebas de laboratorio y fisiología, y los investigadores confían obtener resultados hacia junio de este año.
Las primeras conclusiones indican que personas que han pasado la covid-19 tienen unos valores de aprovechamiento de oxígeno inferiores a los de fatiga crónica, es decir «están peor que los que tienen el síndrome de fatiga crónica». «La mayoría del grupo post-covid no llegan al final del esfuerzo máximo por claudicación muscular» y, con el estudio metabolómico que ahora han puesto en marcha, quieren poder determinar si el SARS-CoV-2, el virus que provoca la covid-19, también se pone en las células musculares. «Se sabe que afecta en las células respiratorias y neurológicas pero pensamos que también afecta a la célula muscular», ha dicho Roselló.
Los investigadores han visto que «la recuperación después de un esfuerzo es mucho más lenta que en los otros dos grupos». «También muestran las importantes diferencias entre las valoraciones fisiológicas y metabólicas en el post-covid comparado con la fatiga crónica y sanos», ha añadido.
Los investigadores confían en que este estudio permitirá ampliar el conocimiento sobre los motivos que provocan la fatiga post-covid y, a la vez, puede ayudar a identificar la causa que provoca el síndrome de fatiga crónica, así como indicadores más objetivos que permitan diagnosticarla. Rosellóha indicado que «siempre se ha pensado que un virus podría ser el causante pero nunca se ha podido demostrar, aunque también se ha hablado de tóxicos o de factores ambientales». En este sentido, no ha descartado la posibilidad que el virus del SARS pudiera ser el alguna de las causas que provoca el síndrome de fatiga crónica.
A la vez, este estudio también puede abrir la puerta a que se puedan llevar a cabo otros estudios similares y abrir nuevas líneas terapéuticas. Por eso, los investigadores cuentan con la colaboración de profesores de INEFC porque el ejercicio físico es uno de los tratamientos que mejor funciona enlos pacientes con fatiga crónica, según Roselló.