Tests de antígenos negativo, mascarillas ffp2 y pista dividida: el Sant Jordi acoge el primer gran concierto en pandemia
Mezcla de «ilusión» y «nervios» entre los 5.000 asistentes a la actuación
Toda una serie de trámites que los espectadores han cogido con entusiasmo. «Tengo muchísimas ganas de vivir este concierto», explicaba a la ACN a Maria, de Granollers, mientras hacía cola casi tres horas antes del concierto. «Me hace muchísima ilusión recuperar la vida normal, y venir a ver Love of Lesbian todavía me hace más», añadía.
En la misma cola, Ignasi aseguraba que escuchar las pruebas de sonido mientras esperaba acceder al Sant Jordi le generaba «nervios». Una desazón especial que relataba con la «tranquilidad» de saber que todos los asistentes al concierto han dado negativo de covid-19 esta misma mañana.
La mayoría de los asistentes aplaudían que la prueba piloto de un gran concierto en pandemia sea con la rúbrica de Love of Lesbian. «Cuando anunciaron este acto, dentro del grupo tuvimos bastante con enviarnos un par de whatsapps para comprar las entradas. Lo teníamos claro», apuntaba a Siscu, de Vilafranca del Penedès. Él y su grupo de amigos estaban expectantes para poder disfrutar del grupo, «sobre todo teniendo en cuenta que están a punto de sacarnuevo disco».
Dentro del Sant Jordi, los asistentes han quedado repartidos en tres sectores, donde hay libertad de movimiento. Todo un cambio respecto de los acontecimientos culturales que se han celebrado durante el último año, en el que la covid ha obligado a mantener permanentemente las distancias de seguridad entre los asistentes. «Tenemos muchas ganas de poder volver a un concierto como los de antes», explicaban algunos de ellos antes de que sonara el primer tema de Love of Lesbian.
En comparación con los grandes conciertos pre pandemia, sin embargo, esta vez los espectadores no pueden beber ni comer a pie de pista. Las dos cosas hace falta hacerlo en los tres bares habilidades a cada uno de los sectores, separados de la zona del concierto como medida preventiva para evitar eventuales contagios.
Aunque la actuación de este sábado no está considerada un ensayo clínico, los espectadores sí que han tenido que dar su consentimiento para el cual la organización pueda rastrearlos a través del sistema público de salud durante los siguientes días con el fin de saber si dan positivo de covid-19. El objetivo es poder compararlo con la incidencia global del virus.
El concierto está liderado por los responsables de los festivales Cruïlla, Vida, Sónar, Canet Rock y Primavera Sound, y cuenta con la colaboración del Govern y del Hospital Hermanos Trias. El concierto y toda la logística sanitaria que lo rodea tiene un coste de 200.000 euros, de los cuales se prevé que entre 80.000 y 90.000 euros queden financiados con las entradas. El resto, es inversión a fondo perdido por parte de los organizadores.
Limpieza constante con luz pulsada ultravioleta
Con respecto a la limpieza del espacio, antes y durante el concierto se ha desplegado un dispositivo especial que tendrá una fase final cuando se vacíe el recinto. La empresa responsable de la desinfección, Ndavant, ha marcado siete zonas diferentes al conjunto del Sant Jordi. Cada zona tiene un equipo asignado que se encarga de limpiar los lavabos y todos los espacios de contacto, como pueden ser las barandillas o pomos de las puertas. Todos los trabajadores también se han hecho pruebas de antígenos.
Las tareas de limpieza cuentan con el robot Xenex. Se trata de un sistema de luz pulsada ultravioleta tipo C que, según la empresa, en menos de dos minutos elimina el rastro de la covid-19. Es el mismo sistema que utilizan en una decena de hospitales catalanes, como el Hospital Universitario de Bellvitge, el Hospital Universitario de la Vall d'Hebron o el Hospital de Sant Joan Despí Moisès Broggi.