Sociedad
Alcaldesas en pueblos pequeños: mirada femenina a la política municipal
Sólo el 23% de los municipios están encabezados por alcaldesas, en la demarcación, Eva Amposta en Pinell de Brai
Òdena también ha implantado el lenguaje no sexista en todos los documentos del Ayuntamiento y ahora trabaja para poner las bases para políticas feministas transversales. Una fórmula que ya aplica el Ayuntamiento de Vilafant. «Entendemos que las políticas feministas se tienen que trabajar desde todas las áreas por igual», explica la alcaldesa Cantenys. El municipio ampurdanés tiene una Comisión de Igualdad que parte de la idea de que «la mirada de igualdad de género se tiene que trasladar en todos los ámbitos».
En el Pinell de Brai también se trabaja para llevar la «mirada feminista» en todos los ámbitos del pueblo, pero Eva Amposta apuesta por hacer especial inciso en el colectivo de personas mayores. Principalmente se trabaja a partir del grupo de lectura y escritura, en espacios de participación con las entidades, o a la biblioteca municipal autogestionada por los vecinos, con el objetivo de cambiar actitudes o costumbres patriarcales, y hacerlo desde el consenso. «Me ha sorprendido, la gente está más concienciada de lo que me pensaba», dice la alcaldesa, que sí admite que es «más difícil» llegar a los hombres más mayores porque hay «menos espacios de encuentro». En el municipio también se han hecho acciones concretas en el ámbito del ocio y los espacios festivos de los jóvenes, como mejoras en la iluminación, y otros casi invisibles para contribuir a evitar conductos y mensajes machistas.
La gobernanza femenina también se detecta en las prioridades. En Bellmunt d'Urgell, Sònia Valero destaca los esfuerzos dedicados a mantener en funcionamiento la escuela del municipio, actualmente formada por ocho alumnos. Tres más están en el jardín de infancia. Avisa de que, si la escuela desaparece, «al pueblo no quedará nadie».
Valero defiende que las mujeres tienen una «sensibilidad social» que las hace estar más en contacto directo con los ciudadanos. Una visión que también tiene la alcaldesa de Vilafant: «Bajas más al detalle porque has vivido en primera persona los ámbitos del espacio público y privado, las necesidades de la gente». Cantenys sostiene que el hecho de ser mujer permite «tener unas sensibilidades diferentes» y «eso ayuda en todas las políticas públicas».
Las cuatro alcaldesas relatan cómo a menudo tienen que enfrentarse a actitudes machistas o paternalistas. Son «tics machistas» que se hacen «sin ser consciente», explica la alcaldesa de Òdena, que al inicio de su mandato oía comentarios como: «Ostras, Òdena sí que tiene una alcaldesa joven y guapa».
Cantenys no se sintió cuestionada cuando llegó a la alcaldía de Vilafant por el hecho de ser mujer, pero recuerda con cierto regusto el momento en qué asumió la presidencia del Consejo Comarcal del Alt Empordà, en el 2009. Después de 21 años con presidentes, se convertía en la primera mujer a asumir el cargo y lo interrogaban sobrecómo compaginaría la gestión pública con su vida privada. «Me preguntaban cómo lo podría hacer, como podría ser concejala, presidenta y dedicarme a mi casa y a mis hijos», explica, «me sorprendió porque es una pregunta que nunca se le habría hecho a un hombre. Supongo que todos los que habían pasado antes por la presidencia tenían familia».
A la alcaldesa de Pinell de Brai, que accedió al cargo con 24 años, le sabe más mal ser cuestionada para ser mujer que para ser joven. «Me he encontrado actitudes de 'yo tengo más años que tú o a mí no me tienes que explicar nada'. Y responso: 'tú vienes aquí, me explicas alguna cosa y yo soy la alcaldesa'».
Valero hubo de frente a sus inicios como alcaldesa a dos novedades. No sólo era la primera mujer al ocupar el cargo, sino que además no era natural del municipio, que no llega a los 200 habitantes. Vio cómo algunos de sus vecinos cuestionaban si estaba preparada para abordar temas como los urbanísticos o los relacionados con el campesinado. «Si te ves segura, la gente tiene más confianza en ti y en tu trabajo», explica, «si te lo crees, lo puedes hacer». Valero ve importante la tarea de «mentalizar» la población en entornos rurales como el suyo para romper «costumbres».
Desde Òdena, Sayavera cree que es muy diferente ser alcaldesa de un pueblo pequeño como el suyo, con 3.500 habitantes, que serlo de una gran ciudad. «Seguramente, en Barcelona ya sólo por el cargo tienes otra imposición», dice. En los pueblos, esta figura de imposición no está y a a los hombres «se los presupone un respeto que, en cambio, con mujeres y a más jóvenes, no es». «La gente se toma la libertad de no tomarte tan seriamente», lamenta.
La alcaldesa del Pinell de Brai admite «un punto de orgullo» por haber abierto puertas: «Siempre tiene que haber alguien que sea el primero. Si lo que hacemos desde el ayuntamiento ayuda a las mujeres que vienen detrás mío, me doy por satisfecho».
Lejos de la paridad: sólo un 23% de alcaldesas en Cataluña
Después de las elecciones municipales de mayo del 2019, el número de alcaldesas en Cataluña subió del 18 al 23%. Desde las primeras elecciones democráticas de 1979, el número de concejalas y alcaldesas no ha parado de crecer, pero los datos todavía están lejos de la paridad. Por comarcas, la del Garraf hace pleno con el 100% de alcaldesas a sus seis municipios, mientras que el Priorat es quien tiene proporcionalmente menos mujeres al frente de los consistorios: sólo un 4,34%, una sola alcaldesa de un total de 23 municipios. El número de concejalas electas se acerca más y representan el 44% del total. En los consejos comarcales, sólo hay 10 mujeres al frente del total de 41. La paridad sólo se cumple en las diputaciones, con dos presidentas, Núria Marín en Barcelona y Noemí Llauradó en Tarragona.