Policial
Detienen tres miembros de una fundación de l'Hospitalet por estafar cerca de un millón de euros recaudados para niños con cáncer
La investigación se inicia por la alerta de otras fundaciones que sospechaban que la empresa se embolsaba el dinero
Clan familiar
Los tres detenidos son miembros de la dirección ejecutiva de la fundación: la presidenta, la secretaria y uno de los vocales. Según Pereta, se trata de un clan familiar -la hija y los padres- de origen venezolano y se busca otro de los hijos que está fuera del país y no ha podido ser localizado.
Las detenciones tuvieron lugar el lunes pasado, cuando los Mossos hicieron las entradas y perquisiciones en sus domicilios y a la sede social de la empresa. Después de pasar a disposición judicial, la magistrada ha decretado libertad con fianza para los tres detenidos y prohibición de salir del Estado.
Cuentas bloqueadas
En paralelo, la magistrada y la fiscalía han decretado medidas cautelares sobre el patrimonio de la fundación y los principales investigados, ha bloqueado las cuentas corrientes y ha suspendido sus actividades hasta que se puedan valorar todos los indicios aportados por los investigadores.
Investigación abierta
De momento, la investigación continúa abierta, ya que los agentes están analizando material requisado, como ordenadores.
Uno de los elementos que destaca es que en la sede, donde se contaba el dinero, no había cámaras. «No había ningún sistema legal para hacerlo bien», asegura. Por eso, no descartan que el dinero recaudados y que se habría apropiado supere los que ahora tienen contabilizados, que son los ingresados en cuentas bancarios.
Según han determinado los investigadores, desde el 2017 hasta el 2020 la CIBI habría recaudado más de un millón de euros en donaciones y aportaciones, de los cuales sólo destinaron 4.000 euros a obra social, es decir, el 0,47%.
Modus operandi
Xavier Pereta afirma que inicialmente la familia había creado una empresa que recogía las microdonaciones que la gente hacía en huchas otras fundaciones a las empresas a cambio de una contraprestación. Más adelante, sin embargo, vieron que ellos mismos podían crear el sistema y crearon una fundación propia. Según Pereta, cogieron al mismo modelo de hucha de otra fundación y se las van haciendo suyas, cambiando únicamente el nombre.
Los donantes, sin embargo, no percibían el cambio y se pensaban que se trataba de la misma fundación.
CIBI tenía contratados hasta 25 trabajadores para maximizar los beneficios, ya que estos trabajadores recogían rápidamente las huchas. En este sentido, Pereta asegura que más allá del delito de estafa también había varias irregularidades administrativas.