Salud
Salut prevé que el cribado de cáncer de mama se haya repuesto de los retrasos de la covid el primer trimestre del 2022
En el 2020 no se enviaron un tercio de las cartas para detectar lesiones al pecho o al colon, pero la actividad se va recuperando
En el caso del cribado del cáncer de mama, consiste en la posibilidad de hacerse una mamografía gratuita cada dos años, y en el de colon, una prueba de sangre oculta en las heces. En el caso de detectarse sangre, se tiene que hacer una colonoscopia para descartar ninguna lesión en el colon o recto, si bien un resultado positivo en la prueba no es sinónimo de cáncer, ya que en muchos casos es por motivos que no tienen que ver con la enfermedad o por pólipos, que son lesiones premalignas. Los pólipos (adenomas) se pueden sacar antes de que puedan evolucionar en un cáncer, de manera que el cribado del de colon no sólo permite detectar de forma precoz, sino que también puede prevenir la enfermedad.
En el 2020 no se pudieron enviar el 38% de las 900.000 invitaciones previstas, aproximadamente, para la prueba de sangre oculta en excremento. Así, no se enviaron unas 340.000. En el caso del cribado del cáncer de mama, no se pudieron citar un 30% de las 420.000 mujeres de entre 50 y 69 años que les tocaba recibir la invitación, unas 126.000.
El 15 de septiembre del 2020 se reanudaron los dos programas de detección precoz de forma generalizada, si bien algunas unidades habían empezado a enviar las cartas y recuperar las pruebas unas semanas antes. En una entrevista en noviembre del año pasado a la ACN, Espinàs reconoció que poner a cero los retrasos sería «difícil», sobre todo por la posibilidad de que hubiera nuevas olas. En la segunda ola, se habían podido mantener los programas con algunas afectaciones puntuales y el objetivo era no acumular nuevas esperas a la vez que se iban reduciendo las de la primera ola.
Los retrasos se reducen a dos meses como máximo actualmente
Un año y una tercera, cuarta y quinta ola de la covid-19 después, los programas de detección precoz han podido recuperar retrasos y evitar sumar nuevos de forma generalizada, como pasó al inicio de la pandemia. Las olas de la covid-19 sí que han afectado de manera local a la actividad y se han tenido que ralentizar las invitaciones cuando ha habido más impacto. Los cribados se tienen que hacer compatibles con pruebas por otros motivos, como diagnósticos o de seguimiento, y con la necesidad de más tiempo para hacer el mismo número de mamografías o colonoscopias por las medidas de la covid-19 en las salas de exploración y de espera. Espinàs destaca que eso ha obligado a los profesionales a «ampliar agendas» y a optimizar los circuitos.
El coordinador explica que, en estos momentos, algunas unidades de mamografías están «al día» y otros han reducido los tiempos de cuatro meses a uno o dos como máximo. La previsión es que durante el primer trimestre del año que viene todas las unidades hayan hecho las mamografías de detección precoz que tocaban en los últimos dos años. El cribado de cáncer de colon se encuentra en una situación similar, explica, si bien el ritmo de recuperación de las invitaciones ha estado más rápido, porque la prueba de sangre oculta en excremento es más fácil. Aquí el factor limitante es la capacidad de colonoscopias cuando el resultado es positivo.
El coordinador de la oficina de cribados ve «razonable» estos tiempos para recuperar los retrasos teniendo en cuenta los profesionales, espacios y recursos disponibles según la evolución de la pandemia en los últimos meses y resalta que los sanitarios han hecho un esfuerzo «muy importante» y que el Servicio Catalán de la Salut (CatSalut) «ha entendido una prioridad» mantener los programas.
Impacto de la pandemia más allá de la covid
Ahora, una de las incógnitas es el impacto que tendrán estos retrasos. Espinàs señala que todavía no hay bastantes datos para saberlo y que lo analizarán en los próximos meses. «No es bueno retrasarse y por eso se hace la detección precoz. Pequeños retrasos seguramente tienen un pequeño impacto, pero lo tendremos que analizar a lo largo del primer semestre del año que viene, cuando tendremos datos más sólidos», dice. El coordinador de la oficina de cribados confía que el impacto se note relativamente poco en las lesiones premalignas, que tienen una evolución larga y por lo tanto hay más margen.
El infradiagnóstico del cáncer en los últimos meses se sitúa en torno al 21% -un dato facilitado por la directora del CatSalut, Gemma Craywinckel, en una entrevista anterior- y es una de las secuelas que más preocupa de la pandemia. Ahora bien, este porcentaje varía mucho según el tipo de cáncer y según indicó Craywinckel, se han diagnosticado más casos del de mama.
Espinàs anima a participar en los cribados y destaca que en cada momento se han tomado las medidas covid-19 necesarias. Una vez se reanudaron las invitaciones, se han ido recuperando las tasas de participación. El 65% de las mujeres que son invitadas se hacen una mamografía en el marco del cribado, que permite detectar cada año unos 1.200 casos de cáncer de mama entre invasivos y no invasivos -lesión preneoplásica. En el cribado de cáncer de colon y recto, el seguimiento es más bajo, en torno al 45%, una cifra que Salut espera que vaya subiendo en los próximos años, ya que el despliegue del programa se completó en Cataluña a finales del 2019. La detección precoz permitió diagnosticar unos 630 casos de cáncer de colon aquel año.