Cataluña ha recogido selectivamente 6,5 toneladas de residuos orgánicos en los últimos 25 años y, gracias a su tratamiento, se ha evitado la emisión de casi 1,5 toneladas de CO2 a la atmósfera. Teniendo en cuenta que un turismo medio que circula 10.000 kilómetros al año emite una tonelada de CO2 equivalente, en un cuarto de siglo se ha producido un ahorro equivalente a lo que emiten 1.476.422 coches. Así lo ha asegurado este sábado la secretaria del Departamento de Acción Climática, Alimentación y Agenda Rural, Anna Barnadas, durante la celebración del 25.º aniversario de la planta de compostaje de Torrelles de Llobregat (Baix Llobregat), la primera de este tipo que se puso en marcha en el país.
Barnadas se ha referido a la necesidad de hacer una apuesta de futuro para «dar la máxima circularidad de los residuos como recursos» y, en el caso de la fracción orgánica de estos residuos «por su tratamiento para obtener un recurso, el compuesto, que retorna a la tierra». La secretaria ha dicho que hace falta que la recogida selectiva de esta fracción sea de alta eficiencia, tanto en los municipios grandes como en los pequeños. Además, cree que el compostaje tendría que ser «de proximidad» o «kilómetro cero», así como también d'»excel·lent calidad» para obtener un producto óptimo para fertilizar los suelos agrícolas.
El año 2020 se recogieron 414.141 toneladas de materia orgánica a través de la recogida selectiva de los residuos domésticos en toda Cataluña. Los municipios que consiguen una separación más eficiente y eficaz son los que realizan la recogida puerta a puerta. Actualmente ya son más de 300, la mayoría, pequeños, los que se han decidido por este sistema. Barnadas ha animado los mayores a avanzar para que también apuesten para el puerta a puerta, como ha hecho Berga y ha querido dar apoyo en «las grandes ciudades que dan pasos firmes hacia sistemas de recogida mes eficientes, como son Lleida y Barcelona,» que ha tildado de «ciudades valientes».