Salud
Salut ampliará el programa de uso prudente de antibióticos en los hospitales sociosanitarios e intermedios
El proyecto quiere reducir la automedicación y la sobreprescripción para reducir las infecciones resistentes
Con respecto al 2019, el consumo antibiótico a la atención primaria ha disminuido y el consumo se da, mayoritariamente, en personas mayores de 75 años, seguido del grupo de edad de 45 a 75 años. Los informes establecen que, por lo que hace las penicilinas, el amoxilina-ácido clavulanico es la más recetada, y concluyen que es una tendencia que hay que corregir, ya que este antibiótico concreto no se considera de primera elección. El personal experto visita al enfermo y evalúa el tratamiento. De esta manera concretan como se tiene que proceder, si reduciendo la duración del tratamiento o manteniéndolo, por ejemplo.
El otro programa que arrancado fue el VINCat PROA pediátrico, en el 2019. «Hay que tener en cuenta que son fármacos que se prescriben prácticamente en todas las especialidades y ámbitos sanitarios. Las consecuencias de su uso se extienden a toda la población», explica Caridad Pontes, gerente del Medicamento de Servei Català de la Salut. Según los resultados, el porcentaje de sensibilidad, es decir, la eficacia del antibiótico respecto de la infección concreta, de los principales agentes patógenos comunitarios pediátricos a los tratamientos antibióticos de elección es alto. Con respecto a la monitorización de la sensibilidad antibiótica hospitalaria pediátrica, ha empezado en el 2021 y se estima que los primeros resultados se tendrán a lo largo del 2022.
Actualmente, las penicilinas son el grupo de antibióticos más consumidos en Cataluña, seguido de las cefalosporinas. Son los fármacos para tratar las infecciones más frecuentes, como las respiratorias. El uso no es el problema, pero tomar sin prescripción ni pauta (automedicándose) sí. Los datos del VINCat también reflejan que, en los hospitales de más complejidad, los antibióticos llamados de amplio espectro -los que destruyen o afectan a muchas clases de bacterias en el mismo momento- son los que más se consumen.
Hasta el día de hoy, el Programa VINCat PROA Catalán está formado por una red de un millar de profesionales. Un trabajo de colaboración entre personal de diferentes ámbitos que, según detalla el gerente de Procesos Integrados del Servei Català de la Salut, Assumpta Ricart, «se vuelve fundamental para adecuar los tratamientos y establecer el mejor uso».
La resistencia en los antibióticos es una amenaza global que hace años que tiene una incidencia directa para la salud pública. El desarrollo de resistencias provoca que las infecciones sean más graves, potenciando la transmisión a otras personas e inhabilitando los afectos de los fármacos. Disminuir el consumo y evitar la utilización innecesaria ocurre fundamental para reducir y revertir el problema. Se estima que la resistencia en los antimicróbicos provoca la muerte de unas 25.000 personas el año a la Unión Europa y cerca de 700.000 por todo el mundo.
Sin embargo, si el fenómeno no se detiene, se calcula que en el 2050 habrá una cifra anual de mortalidad que llegará además de 390.000 muertes en la Unión Europea y 10 millones a escala mundial, datos superiores a la mortalidad del cáncer. Por otra parte, el incremento de la mortalidad y las enfermedades prolongadas supone un coste económico adicional de 1.500 millones de euros anuales en pérdidas de productividad y coste extra en salud.
Con el fin de alcanzar sus objetivos, el programa VINCat PROA Catalán ha creado indicadores para monitorizar el consumo y, de esta manera, determinar si se está haciendo el uso adecuado. Al mismo tiempo, busca encontrar la adecuación pertinente de los tratamientos y establecer la sensibilidad de los antibióticos.