Certificado covid en los restaurantes: satisfacción en el uso y reclamación de una única aplicación de validación
El sector considera que la medida ha contribuido a dar seguridad a los clientes preocupados por la pandemia
Las reticencias iniciales de una parte del sector de la restauración se han ido desvaneciendo después de los primeros días de aplicación del certificado covid y, en general, los encargados de los establecimientos apuntan un buen cumplimiento de la medida y poco impacto negativo en su trabajo cotidiano. Sin embargo, los responsables de diferentes locales lamentan que no haya una aplicación de validación única propuesta por el Govern a la hora de leer los códigos QR de vacunación. «Nos hemos tenido que buscar la vida», denuncia Rafael Román, al encargado del bar La Lola, a Gracia. Igualmente, varios restauradores aseguran que la medida ha servido para dar más seguridad a algunos clientes, como las personas mayores, que podían estar intranquilos por|para el aumento de casos de coronavirus.
Muchos de los trabajadores del gremio consultados se han mostrado sorprendidos que, más allá del lío formal de las últimas semanas, la medida los haya acabado dando menos quebraderos de cabeza del previsto. Al mismo tiempo, sin embargo, matizan que en momento de picos de trabajo o ante la entrada de una mesa con muchos comensales «es un poco más enrevesado» tener que pedir el certificado a todo el mundo, en palabras de Javier Súnico, director de restaurante Greenco de la plaza Reial de Barcelona. También Aitana Pascual, camarera del Café Pagès de la Vila de Gràcia, remarca que «cuando ha habido más volumen de gente» se han vivido situaciones de complicación momentáneas con respecto a «la gestión del tiempo». Así y todo, tanto ella como Súnico lo reducen a momentos puntuales y mencionan la ausencia de conflicto.
Los locales que cuentan con terraza, además, tienen un aliciente que les facilita el trabajo en los casos en que el cliente no ve con buenos ojos la medida. Si alguien no tiene el certificado covid en regla o no lo lleva encima, siempre puede hacer uso del espacio exterior del bar, ya que el pase sólo es necesario en interiores. «Hay un 80% de la gente que lleva el carné y ningún problema. Y hay un 20% de la gente que se queda en la terraza, así que ningún problema tampoco», resume el gerente del restaurante ubicado en la plaza Reial, en pleno centro histórico barcelonés.
El factor papel y la petición de una aplicación facilitadora
«El papel está arrugado, señora, así no se puede leer». La frase, que en este caso pronuncia otra encargada de un local de la zona turística de Barcelona, pone de manifiesto una de las incidencias que se han ido encontrando a los restauradores estos días. El formato papel, que utiliza mayoritariamente a las personas mayores, ha comportado problemas en la validación de algunos documentos, aunque con insistencia y alguna gestión digital de última hora finalmente ha acabado encontrándose remedio, explican a los profesionales. «A veces el papel cuesta un poco y tienes que mover mucho el móvil porque quizás no está bien escaneado», menciona también a Román.
El principal motivo de indignación, sin embargo, ha sido la falta de herramientas facilitadas por el Govern de la Generalitat, indican varias voces. En el caso del Café Pagès graciense denuncian que desamparo y explican que ellos utilizan una aplicación de Suiza que cuenta con unos parámetros diferentes que los que contempla el pasaporte covid catalán pero que, todavía y así, los permite ir haciendo. También el responsable del día a día del bar La Lola protesta porque cree que «la Generalitat no ha informado a la restauración de nada» y que «cada uno se ha tenido que buscar la vida a su manera». En su caso, la aplicación que utilizan se la recomendó un conocido que trabaja en un local de ocio nocturno próximo y llegó de manera informal.
Ante eso, los restauradores proponen que haya una información clara del Govern que les aclare qué aplicación de validación es la más adecuada y que facilite el acceso.
Más seguridad ante posibles riesgos
Otra de las derivadas que se han encontrado a los restauradores a partir de la irrupción obligatoria del certificado es un aumento de la tranquilidad en personas que podían tener dudas a la hora de ir a un establecimiento cerrado en plena sexta oleada, explican. Rafael Román, que también creía que la puesta en marcha de la iniciativa sería más caótica, resuelve que «la gente se siente más segura que antes» y que lo ha podido comprobar por el cambio de comportamiento de algunos de sus clientes. «Había gente que no iba dentro y ahora sí que va», comenta el encargado de un local de barrio.
En concreto, Aitana Pascual añade que, después de haber vivido tres días de funcionamiento de la medida, la sensación es que la medida ha podido tener un efecto tranquilizador en las personas mayores. «Como viene mucha gente, también de fuera, si no se hubiera implantado todavía, mucha gente se hubiera quedado en casa por tranquilidad», opina a la camarera. En el mismo sentido, Jordi Planell, que regente una cafetería en Súria y hoy ha hecho una escapada a Barcelona, cree que «sabiendo que se pide el certificado covid en la hostelería, la gente está más relajada».
Algunas reticencias
Si bien la mayoría de trabajadores de la hostelería consultados asegura que la gente está muy concienciada con la medida y que no se han dado incidentes destacados los primeros días, también se han encontrado algún caso anecdótico en el sentido contrario. En algún caso, los clientes se han negado a acceder al local en el momento que los camareros les han pedido el certificado de vacunación. En al menos otro caso, que vivió Rafel Román, la situación derivó en una discusión. Según explica el restaurador, en un primer momento, una pareja accedió a quedarse fuera ante la falta de pasaporte covid. Sin embargo, cuándo posteriormente intentaron entrar en el interior del bar para ir al lavabo, negándose a llevar la mascarilla, los tuvo que tranquilizar y preguntarlos que sí tenían ninguna queja se dirigieran auna comisaría.
La tónica general de este estreno, más allá de la molestia añadida en momentos de jaleo, deja el pasaporte covid en un aprobado para los restauradores. Si bien piden mejoras en la información y comunicación por parte de la Generalitat, también consideran que la medida tiene una utilidad para su negocio. Ahora bien, de momento, el que ha ya ha hecho la medida es cambiar la conversación habitual con que miles de camareros empiezan el servicio en mesa. «En ningún sitio se preguntar primero qué quieren beber, ahora es: ¿«Tienes el pasaporte covid, sí o no?»», cierra Aitana Pascual.