Hostelería
Los restaurantes perderán 90 MEUR este Fin de Año: «Es un desastre, nos han cambiado las reglas del juego a media partida»
Las restricciones desmontan las previsiones «ambiciosas» que tenía la hostelería
El temor a los contagios, las cuarentenas, los positivos de covid, las limitaciones horarias y de aforo han sido un cúmulo de circunstancias que ha vaciado la mitad de las plazas de los restaurantes. FECASARM estima que las pérdidas por las cenas no celebradas sumarán unos 90 MEUR. Boadas cree que las ayudas que ofrece la Generalitat para compensar las restricciones horarias y de aforo «son muy miserables».
Hasta este jueves, la previsión era que los establecimientos tuvieran que cerrar a las 00.30 h en plena celebración del Fin de Año. Una norma que la patronal pedía flexibilizar hasta la 1 h para la cual los clientes pudieran celebrar mínimamente la bienvenida al 2022 y no se tener que marchar rápido justo después de las campanadas». Finalmente, la Generalitat ha accedido.
Desde FECASARM insisten en que el toque de queda y las limitaciones a la restauración son medidas «contraproducentes». Boadas asegura que el uso del pasaporte covid había incentivado la vacunación y, por lo tanto, la protección contra la enfermedad. «Pero con el ocio nocturno cerrado y el toque de queda, la gente ya no ve necesario vacunarse», añade.
Sin toque de queda, pero tampoco reservas
En el restaurante el Horta de Cabrils (Marisma), la ocupación distará mucho de las previsiones de la patronal. Aquí las reservas han caído un 90%. Antes de las últimas restricciones, el local trabajaba con la intención de repetir las buenas cifras de otros años, con una cena para cerca de 200 personas. Desde el 23 de diciembre, sin embargo, las llamadas de cancelación se han ido sucediendo hasta dejarlo en 29 personas.
En Cabrils, con una población de poco más de 7.000 habitantes, no hay toque de queda, pero eso no ha influido positivamente en las reservas para esta noche: «Tenemos que cerrar igualmente pronto y no se puede hacer verbena», se lamenta Sergio González, titular del negocio y presidente de la Asociación de Hostaleros de Cabrils.
En este pueblo, además, la restauración vive de clientes de otros municipios, donde sí hay toque de queda, y que han acabado optando por no salir a cenar. Para González, todo es un «desastre», ya que se han tenido que devolver pagos y, por el contrario, todas las neveras ya estaban llenas: «Nos han cambiado las reglas del juego a media partida y estamos desesperados».
En este pequeño municipio del Maresme, conocido por la suya amplía oferta gastronómica, todos los establecimientos estando pasando por el mismo aprieto. El miedo de la población, el toque de queda y las restricciones en el sector ha dejado la villa gastronómica sin la fuerza tractora de su principal motor económico. Para Navidad, las reservas ya les cayeron un 50%.
González lamenta que las administraciones «limiten» la actividad de la restauración sin que el sector reciba ayudas ni compensaciones para subsistir. Desde la Asociación de Hostaleros creen que la situación es incluso peor que el año pasado porque se han acabado las ayudas, la infraestructura es la de un año «casi normal» y, en cambio, dejarán de facturar «el mejor mes del año».
De hecho, durante la pandemia, uno de los dos hostales que también había en el municipio se ha visto obligado a cerrar definitivamente. En el otro, el Hostal de la Plaça, las reservas de los paquetes que se ofrecían para cenar y dormir cayeron a cero. Su gerente, Artur Masiques, explica que en los últimos días se ha «recuperado» alguna reserva de manera muy tímida.
Para la nochevieja el Hostal de la Plaça tiene diez personas para cenar, cuando habitualmente se llegaba a las 140, y ha llenado siete de las nueve habitaciones que tiene el hostal a precios muy reducidos y para personas que no celebran la verbena en el establecimiento. Seguramente, reflexiona Masiques, es gente que cena en algún lugar del entorno y prefiere quedarse a dormir y no coger el coche.
Los hoteles de Sitges reavivan de forma desigual a última hora
En Sitges, el Gremio de Hostelería calcula que se han cancelado cerca del 50% de las reservas para pasar el Fin de Año en los hoteles. A principios de esta semana, las previsiones de los grandes hoteles que ofrecen packs de 'verbena + alojamiento' eran «demoledoras». A medida que se ha acercado este viernes, sin embargo, ha habido un cierto avivamiento que ha atenuado la situación.
En el hotel y apartamentos Sunway han vivido «una auténtica montaña rusa». Al principio de mes preveían llenar la cena de Fin de Año y las habitaciones con unos 200 comensales. Después, las restricciones hicieron caer las reservas. Finalmente, sin embargo, los últimos tres días la ocupación de las habitaciones se ha disparado hasta el 90% «de forma totalmente inesperada».
El director del establecimiento, Fran Dubon, destaca que los nuevos clientes son, sobre todo, familias francesas «que se han animado por la proximidad y por el inusual diciembre primaveral que estamos viviendo». Lamenta, sin embargo, la paradoja en que se encuentran: alojan a 220 personas pero la limitación de aforo de la cena los obliga a servir comidas para un máximo de 70. «Hemos tenido que recomendar restaurantes alternativos además de la mitad de los huéspedes», explica.
En el Meliá Sitges el avivamiento no ha sido tanto acentuado. La subdirectora, Ana María Rodríguez, dice que afrontaban esta noche «con expectativas muy superiores», tanto por lo que hace la ocupación de las habitaciones como de clientes a la cena. El nuevo escenario de la covid ha obligado a «reinventar» la propuesta para garantizar que, a pesar de las circunstancias, «los clientes tengan una experiencia de 10».
Los hoteles habían previsto celebrar grandes actos en sus mejores salones, con fiesta y copas hasta la madrugada, pero han tenido que montar cenas más reducidas y también han rehecho los horarios. Como la restauración tiene que cerrar a la 1 h, buena parte de las verbenas empezarán a cuartos de 20 h. De madrugada, cada uno podrá continuar la fiesta en su habitación y hacer uso del 'room service'.
El gerente del Gremio de Hostelería, Alejandro Eguía, asegura que las restricciones actuales están provocando «mucha ansiedad» a todos los negocios: «Está siendo terrible». El sector es especialmente crítico con las medidas adoptadas en plena Navidad porque «la sexta ola, por muy grave que sea, no se puede comparar con el inicio de la pandemia, ya que ahora casi todo el mundo está vacunado». Eguía pide seguir el ejemplo de otras comunidades autónomas donde no se limita la actividad de la restauración ni se impone el toque de queda, «y que demuestran que se puede convivir con la covid».
Con respecto al apoyo de la Generalitat para compensar las restricciones, el Gremio cree que «ya no se trata de ofrecer ayudas, sino que habrá que plantear indemnizaciones». Eguía protesta por lo que considera un «cierre indiscriminado» que, dice, está «influenciado por presiones políticas». Para controlar la pandemia cree que sería más eficiente universalizar el acceso a los tests de antígenos.