Reyes
Los pasteleros catalanes confían vender un millón de roscones de Reyes artesanos, una cifra similar a la del 2019
La medida de los pasteles será más pequeña a causa de las restricciones en las reuniones navideñas
En este segundo año de Reyes con restricciones, los roscones tendrán una medida más pequeña para ajustarse a las restricciones de reuniones por la covid-19. Un año más, el de mazapán y fruta confitada será el más vendido, si bien otras modalidades como los rellenos de nata, crema o trufa también se prevé que tengan muy buena salida. También habrá establecimientos que apostarán para innovar e incorporar nuevos sabores como de tiramisú o café.
Con respecto a los precios, Miró asegura que se ha hecho un esfuerzo por «hacer la menor subida posible» a pesar del incremento de los precios de los ingredientes y de la electricidad. Por término medio, cree que se traducirá en un aumento de un 2% o 3% aproximadamente respecto del año pasado.
Una tradición que viene de lejos
La costumbre de comer este dulce se remonta a la tradición católica para conmemorar la llegada de los Reyes de Oriente, aunque también se cree que tiene raíces paganas. De hecho, el origen se sitúa en las fiestas de invierno que hacían los romanos, donde se servían unas cocas con higos, dátiles y miel. Fue en el siglo III d.C. cuando se introdujo el haba, símbolo de prosperidad y fertilidad. La costumbre quedó muy arraigada en Francia, donde en el siglo XVIII un cocinero quiso sorprender a Luis XV introduciendo una moneda de oro dentro del roscón. Desde entonces, la sorpresa más preciada es la moneda (que después sería una figurita) y no el haba, convertida en un símbolo negativo. La tradición dice que quién encuentra la figura del rey, lucirá la corona, mientras que si se hace con el haba en su porción de pastel, tendrá que pagar el dulce del año siguiente.