La pandemia impulsa el interés del consumidor local por productos de limpieza sostenible catalanes

El interés por los productos de limpieza ecológicos va al alza a los hogares catalanes. Incasa y Careli 2007, dos de los principales fabricantes al Estado y con más de diez años de experiencia en el sector, han constatado un intenso auge en las ventas en el último año. También la pastilla efervescente ecológica que produce la empresa Eslabón ha llegado a multiplicar por seis sus ventas. La emergencia climática es, según las empresas, una de las claves que explican el cambio de mentalidad del consumidor. También que las prestaciones de los productos no diverjan tanto de sus homólogos convencionales y unos precios cada vez más bajos. En este contexto han surgido nuevas empresas, como Natulim, impulsada por dos jóvenes ingenieros en plena pandemia. La empresa Incasa, con sede en Santa Margarida i els Monjos (AltPenedés), apostó hace una década por empezar a fabricar productos ecológicos. Fue el primero a obtener el certificado ECO de la Unión Europea en elEstado y en los últimos años se ha convertido en uno de los principales fabricantes de productos de limpieza ecológicos en Europa, donde hacen la marca blanca de grandes distribuidores. En cambio, en el mercado internoles ha costado más. «Apostamos por el mercado internacional porque en el nacional no estaba el mismo interés entre los distribuidores», reconoce Joan Fàbrega, director comercial del negocio.

Con la pandemia, sin embargo, la situación ha cambiado. Aunque en el 2020 no alcanzó los números esperados, este 2021 sí que han percibido un auge importante. Fàbrega, sin embargo, recalca que hay que tener en cuenta que prácticamente se partía de cero. «La presencia de los productos de limpieza ecológicos en los lineales de los supermercados era muy baja», dice. Por eso, prevé, que ahora justo|nada más «estamos en la punta de la lanza, los crecimientos sí que serán importantes en los próximos años».

Para Careli 2007, nacida en el marco de la crisis financiera del 2008 en Vic (Osona), la pandemia también ha sido un revulsivo. Son uno de los principales fabricantes en el Estado. Su marca blanca ha pasado de significar el 10% del total de su facturación el año 2020, al 30% este 2021. La CEO de la empresa, Elisabet Jordà, corrobora que en Españales ha costado incentivar esta tipología de productos. «El freno no siempre es el consumidor, sino que los grandes distribuidores apuesten», afirma, asegurando que «no es fácil colocarte en uno lineal cuando eres poco conocido».

Para ellos, pues, ha sido el canal en línea el que les ha abierto un «mundo», así como también al mercado internacional. «Ya tenemos presencia en Francia y Portugal y para este año estamos estudiando la entrada a nuevos países», explica.

Baula nació en el 2016 de un proyecto de investigación del Parque Científico de Barcelona. Sus pastillas ecológicas de limpieza efervescentes, fabricadas en la capital catalana, llegaron al mercado en el 2018. En2020 multiplicaron sus ventas por17 y en 2021 por6. Trabajan con grandes multinacionales aunque, como los ha pasado al resto de fabricantes, el mayor interés lo han encontrado en el mercado internacional. «Europa nos ha enseñado el camino, queno estábamos equivocados,» apunta el CEO de la empresa, Jordi Caparrós.

En la actualidad vienen además de 27 países y están presente en los principales supermercados ecológicos del centro de Europa. Este 2022 prevén abrir nuevos mercados en el continente americano.

Más conciencia

Los fabricantes coinciden en señalar que, a raíz de la pandemia, hay más conciencia entre la ciudadanía sobre la necesidad de apostar por productos sostenibles. «La gente se ha dado cuenta de que si desequilibras el sistema tenemos un problema y que hay que buscar una solución, hay que ser más sostenible», dice la CEO de Careli 2007. También, añade al director comercial de Incasa, el hecho de que las nuevas generaciones «son más sensibles con el mensaje que hay que proteger el planeta».

No obstante, los principales fabricantes comparten que el éxito que tienen en Europa contrasta con una gran barrera al mercado nacional: el distribuidor, especialmente aquellos mayores que no acaban de creer en el producto ecológico y no lo quieren introducir en el lineal. «Está claro que sí el consumidor lo tiene, lo escoge», dice Jordán.

Nacidos en plena pandemia

Precisamente la pandemia es lo que llevó a Lluís Montull y a David Valls, los dos ingenieros, a lanzarse al mundo de los productos de limpieza ecológicos. Partiendo de las toallitas atrapa-colores, idearon la formulación para hacer detergente ecológico en tiras biodegradables, sin microplásticos y fosfatos. Se almacenan en una caja compostable e incluso la tinta que han utilizado es ecológica. «Todo nos permite ahorrar millones de botellas de plástico, incluido el suavizante, ya que también lo incorpora», dice Valls. «Al final el 90% del detergente acaba siendo agua y líquido, de esta manera lo ahorramos», añade Montull.

En menos de un año la empresa que fundaron, Natulim, con sede en Martorelles (Vallès Oriental), ya suma más de 20.000 clientes a través de su web y algún pequeño comercio. Inminentemente, empezarán a exportar a Francia y Portugal, con la intención que, a final de año, amplíen en más países como Italia, Bélgica, Alemania y Holanda.

«Es una lucha de todos»

Incasa apostó por abrir una línea de fabricación ecológica conscientes de que había que hacer alguna cosa para reducir el impacto medioambiental de los productos de limpieza. Las prestaciones, recalca Fàbrega, son las mismas que las que ofrece un producto no ecológico y los precios, con los años, se han empezado a «alinear».

El sector de la limpieza es, según Caparrós, uno de los que más contamina. «Todo lo que utilizamos acaba en el mar y tenemos que tener en cuenta el coste que tiene también reciclar», justifica, añadiendo que «si tomamos conciencia desde la limpieza, pero también desde otros sectores, podremos cambiar las cosas».

También la CEO de Careli 2007 apela al hecho de que la transformación del sector de la limpieza y la apuesta por los productos ecológicos es «un pequeño grano de arena parala sociedad» y una manera de «limpiar sin ensuciar el planeta». «Eliminar envases y reducir el ciclo de vida del producto es un primer paso», añade.

La formulación y el almacenaje

Los fabricantes de productos de limpieza ecológica han ideado diferentes vías para alcanzar un resultado sostenible. En el caso de Careli 2007, se caracterizan por haber conseguido dar toda clase de productos de limpieza, desde detergente, limpiacristales, lavavajillas o incluso ambientadores, en cápsulas hidrosolubles. Estas se almacenan en envases biodegradables y compostables. «Eso nos permite que el ciclo completo sea eco», dice la CEO. Las cápsulas, además, tienen la certificación vegana que corrobora que todos los componentes son vegetales y no se han testado en animales.

En Incasa, por su parte, su línea sostenible se caracteriza por una formulación completamente ecológica. Fabrican principalmente detergentes y suavizantes. Con respecto al almacenaje utilizan diferentes formatos y todos son «libres de plástico», asegura Fàbrega. Los productos que fabrican embotellados están en recipientes de plástico reciclado. Con respecto a las cápsulas, se almacenan en cajas de cartón o papel.

Baula ha optado por fabricar unos comprimidos efervescentes, elaborados con ingredientes de origen natural que, una vez el consumidor lo mezcla con agua, se convierte «en el producto que desea, desde limpiadores de tierra, baño, multiuso o desengrasante,» explica Caparrós, que recalca que con esta fórmula evitan tanto el plástico como «consumos de dióxido de carbono, porque ahorramos en el transporte de, por ejemplo, el agua». Las pastillas se almacenan en unos sobres biodegradables.