Economía
El laberinto del éxodo empresarial de Rusia para las firmas catalanas
Varios expertos consultados por la ACN ven «reversible» la marcha de compañías una vez acabe la guerra
La universidad de Yale mantiene activo desde hace cerca de un mes un contador que analiza el éxodo de empresas de Rusia. Con el inicio de la guerra, centenares de firmas se apresuraron a anunciar su salida del país, pero muchas todavía no han ejecutado del todo esta intención. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, así lo reprochó hace unos días mencionando el caso de las españolas Porcelanosa, Maxam y Secorbe. En una situación similar hay también compañías catalanas como Fluidra o Borges, que han recortado operaciones empujadas por los problemas de suministro y con las transacciones monetarias, aunque siguen en Rusia. Más allá del boicot «táctico», otras empresas también temen que Moscú devuelva la vez expropiante fábricas e instalaciones.
«El grueso de las compañías que están paradas continúan la suya operativa y mantienen la presencia de personal. La mayoría están a la espera del cual el final de las hostilidades permita reiniciar la actividad de una forma normal», matiza, no obstante, el profesor de EAE Business School, Francesc Rufas. Asimismo, apunta que la suspensión de la actividad no quiere decir que hayan abandonado «oficinas o inversiones».
Según Rufas, el 90% de las empresas que anunciado la suspensión de la actividad en Rusia lo han hecho, por razones «de imagen». Otros expertos consultados por la ACN añaden más motivos que han hecho inevitable esta salida, principalmente los problemas de suministro provocados por la marcha de empresas de transporte como DHL y las dificultades porcobrar y repatriar pagos.
Sin embargo, muchas compañías también han buscado opciones imaginativas para no quedar señaladas antede la opinión pública y, a la vez, no renunciar a un mercado de 140 millones de personas. «Hay empresas que han hecho fórmulas artificiales de salida, pero que han mantenido la actividad económica y las ventas en el territorio ruso», destaca el profesor de Economía Financiera de la UPF-Barcelona School of Management, Andrei Boar.
«La salida de empresas se anunció como una campaña mediática en contra de la acción rusa se está llevando a cabo a medias. No todas las empresas que dijeron que se marcharían han salido y se por un motivo importante: este conflicto hay un momento en que se acabará y las empresas que tienen un nicho de mercado alcanzado lo perderían si se marchan», resume.
Los casos de Fluidra y Borges
Entre las más de 500 compañías analizadas por la Universidad Yale hay dos catalanes que no han completado su salida de Rusia: Fluidra, una empresa de Barcelona especializada en la instalación de piscinas, y el Grupo Borges, dedicado en venta de aceites, vinagres y frutos secos, principalmente.
En el caso de Fluidra, fuentes de la empresa explican a la ACN que mantienen en Rusia sólo una actividad «marginal» que supone menos del 1% del total. Según indica la multinacional catalana, la intención es salir del país pronto y están estudiando la manera de hacerlo. Actualmente, tienen dos delegaciones y medio centenar de trabajadores.
Para lo que hace Borges, aseguran a la ACN estar «consternados» por las consecuencias de la guerra de Ucrania, que hace más de cincuenta días que dura. Paralelamente, defienden que su presencia en Rusia es «meramente comercial» y con la finalidad de abastecer la población de alimentos de «primera necesidad».
Borges argumenta que la no comercialización de sus productos provocaría un «daño en la población civil» rusa que, apuntan, no es la culpable del conflicto. «Desde el inicio del conflicto Borges International Group se ha volcado con Ucrania contribuyendo a la donación de producto a diferentes asociaciones que abastecen de recursos a la población ucraniana», concluye la marca con sede en Reus.
¿Riesgo de expropiaciones?
En algunos círculos empresariales la escalada de las hostilidades entre el gobierno Putin y las potencias occidentales alineadas con Ucrania hizo temer represalias en forma nacionalización de inversiones extranjeras. Hoy por hoy, este extremo no se ha producido, aunque tampoco es descartable, ya que varios países sí que han confiscado patrimonio de oligarcas rusos salpicados por el conflicto.
«Las expropiaciones son muy posibles», avisa Andrei Boar. Según su opinión, no sería extraño que se produjeran nacionalizaciones entre empresas con centros de producción en territorio ruso como represalia a las sanciones de la UE y los Estados Unidos. Sin embargo, resalta que eso puede pasar «de forma forzosa» tanto si las empresas se han marchado, como si no.
«Lo que tenemos que tener en cuenta es que las expropiaciones son una medida muy radical y marca un precedente muy importante. Una vez se haya hecho, lo que encontraremos los siguientes años es un miedo al mercado para volver a instalarse en Rusia», apunta.
Rufas, por su parte, asegura q tradicionalmente a Rusia no ha optado para hacer nacionalizaciones como sí que han hecho otros gobiernos, principalmente en Latinoamérica. A pesar de eso, reconoce que aunque es «difícil», esta fórmula no se puede descartar en un contexto imprevisible y bélico como el actual.
Ayudas a las pymes
Según contextualiza al presidente de la Comisión de Economía Internacional y UE del Colegio de Economistas, Xavier Ferrer, la presencia de empresas catalanas en Rusia es relativamente pequeña, como también lo es el peso del comercio con Moscú. Asimismo, resalta que es muy posible que la salida de empresas tenga un carácter «reversible» cuando se relaje el conflicto.
«Las empresas al que van es a hacer negocio, y a veces el negocio está más después de un conflicto, ya que se abren muchas expectativas,» añade. Por otra parte, reclama a la administración que haga un esfuerzo por «ayudar» a las compañías a las cuales se ha empujado a abandonar Rusia de la misma manera que se compensó al sector privado durante la pandemia.