Justicia publica dos guías para abordar casos de violencia sexual en personas con discapacidad intelectual
Su dependencia de cuidadores comporta el riesgo de que normalicen que su cuerpo es accesible a otras personas.
La Direcció General d'Execució Penal a la Comunitat y de Justicia Juvenil y el Centre d'Estudis Jurídics y Formació Especialitzada (CEJFE) del Departament de Justicia han presentado dos nuevas guías para abordar casos de violencia sexual en personas con discapacidad intelectual.
Los documentos contienen recomendaciones que pretenden ser la pauta inicial en el momento de revelación de casos. También tienen como objetivo dar más herramientas a los familiares y profesionales, acompañar a las víctimas y reducir la victimización secundaria, entendida como el daño posterior a que se puede ocasionar como consecuencia de intervenciones incorrectas. Las autoras son cuatro psicólogas expertas en la materia: Montserrat Bravo, Olga Puig, Mireia Forner y Joana Corominas.
El año 2021 se editaron las primeras guías, destinadas a niños, niñas y adolescentes que habían sufrido violencia sexual. Este año, se ha querido dar continuidad al proyecto con una versión adaptada también a personas con discapacidad intelectual, ya sean menores o adultos. Las recomendaciones, sin embargo, tienen el mismo objetivo, ofrecer unas vías a seguir por parte de las instituciones y personas adultas que se encuentran o actúan desde el momento de la revelación de la violencia sexual. De esta manera, pretenden ser una herramienta más deltrabajo interdisciplinario e interinstitucional para minimizar el impacto traumático que esta experiencia y su paso por el sistema judicial, puede tener. «El sistema judicial tiene que entender que se necesitan más recursos», ha opinado Montserrat Bravo, una de las autoras, «por ejemplo en temas de accesibilidad».
En este sentido, la psicóloga ha recordado que las víctimas «no tienen un perfil determinado», sino que hay «muchos». Además, una persona con discapacidad puede tener afectadas diferentes capacidades, como el habla, la memoria, la atención o el lenguaje funcional. «Es muy difícil el hecho de que la persona pueda entender que ha sido víctima, revelarlo y pedir ayuda. Se trata de un nivel complejo que les pedimos y no puede ser que cuando entren al sistema no cuenten con más ayuda».