Inician una prueba piloto para un nuevo cribado de cáncer de cuello uterino en Cataluña
Se plantea sustituir la citología por la prueba del papiloma con kits en las farmacias
Más de 3.800 mujeres del Baix Llobregat han sido invitadas en los últimos meses a hacerse una prueba de detección del virus del papiloma humano (VPH) con una muestra que ellas mismas pueden coger. El 78% (2.978) ha participado recogiendo el kit en la farmacia y devolviéndolo para el análisis. Se trata de la prueba piloto para un futuro programa poblacional para prevenir el cáncer de cuello de útero en Cataluña. Laia Bruni, del Institut Català d'Oncologia (ICO), explica a ACN que la idea es pasar del actual cribado oportunista -es la mujer quien pide visita para la citología- a un programa poblacional -se enviarán invitaciones para participar. Otro cambio que se plantea es sustituir la citología por la prueba de detección del VPH.
Actualmente, ya existe un programa de prevención del cáncer de cuello de útero, que consiste en un cribado oportunista con una citología cervical cada tres años. Ahora, los responsables de las políticas sanitarias quieren dar un paso más y desplegar un cribado poblacional, con invitaciones como ya se hace en el caso de cáncer de mama y de colon, para mejorar la participación.
El ICO, por encargo de la consejería, ha puesto en marcha en los últimos meses experiencias piloto para un futuro despliegue del programa en Cataluña. Desde el Departament de Salut, señalan que este año trabajan para analizar el funcionamiento de la prueba piloto con el objetivo de valorar cómo se tendría que realizar el «posible despliegue», sin dar más detalles de un eventual calendario de implementación.
Un cáncer que el mundo quiere y puede eliminar
El de cérvix o de cuello de útero es el primer cáncer que el mundo se ha comprometido a eliminar a través de una estrategia de la Organización Mundial de la Salud (OMS) del 2020. El virus del papiloma humano, al que la mayoría de la población adulta ha estado expuesta alguna vez a lo largo de la vida, causa el 99,9% de los casos de este cáncer.
«La relación causal tan próxima entre un virus y un cáncer es uno de los grandes descubrimientos de la medicina», destaca en una entrevista a ACN la doctora Bruni, responsable del Programa de detección precoz del cáncer de cuello uterino en el Institut Català d'Oncologia.
El 90% de las infecciones del VPH se resuelven solas pero se calcula que en un 10% de los casos persisten. Un tercio de estas infecciones persistentes causarán lesiones precancerosas y algunas de las más severas acabarán evolucionando hacia un cáncer.
Los sistemas sanitarios actúan a lo largo de esta cadena. Las vacunas, que en Cataluña se ofrecen a las niñas que estudian 6.º de primaria desde el 2008 y a los niños de la misma edad desde este curso, protegen de la infección, y los programas de prevención permiten detectar anomalías de forma precoz.
En caso de lesión, se piden pruebas complementarias y se pueden tratar para evitar una posible evolución hacia una neoplasia. Eso también pasa en el cribado de cáncer de colon con el test de sangre oculta en excremento, que permite detectar lesiones premalignas (pólipos) y extirparlas antes de que evolucionen en cáncer.
Esta estrategia, junto con otros factores, ha situado la incidencia del cáncer de cuello uterino en el estado español como una de las más bajas del mundo, con unos 5,3 casos por 100.000 mujeres, según recoge la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) en su web.
La doctora Bruni indica que estudios antiguos mostraban una baja prevalencia del virus pero que las infecciones han aumentado con los cambios de conducta sexual. «Justamente lo que ha hecho el cribado es mantener estable una posible epidemia de casos. Pero lo que queremos es eliminar este cáncer», observa.
Una prueba más sensible cada cinco años
En el que tiene que ser el nuevo cribado poblacional, se plantean más cambios, como sustituir la citología por la prueba de detección del VPH, más sensible. Esta mayor sensibilidad permitiría espaciar la prueba de tres a cinco años, señala la doctora.
«La detección del VPH es mucho mejor como primera prueba que la citología. Las dos son muy buenas, pero hay mucha evidencia científica y se han cambiado las recomendaciones internacionales para que se haga primero la prueba de detección del VPH», afirma Bruni. En caso de un resultado positivo, después habría que hacer una citología, más específica. «La combinación de las dos es un método excelente», recalca.
Estos cambios que se plantean siguen la modificación acordada en 2019 en el marco del Sistema Nacional de Salud (SNS), según la cual todas las comunidades autónomas tienen que utilizar la detección del VPH como prueba primaria de cribado y pasar del programa oportunista al poblacional. La modificación de la cartera de servicios estatal se basó en un informe comisionado por la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias de Cataluña (AQuAS) y liderado por la investigadora del ICO Mireia Díaz.
Posible introducción de la automuestra
La consejería y el ICO pusieron en marcha en 2019 una prueba piloto en el Servicio de atención primaria (SAP) Muntanya de Barcelona para estudiar el cambio de citología a prueba del VPH con la muestra tomada en la exploración en el centro sanitario. El cambio de prueba tiene implicaciones sobre todo en el circuito asistencial y en el laboratorio, no tanto para la mujer.
En 2021 arrancó otra prueba piloto en el Prat de Llobregat, que en 2022 se extendió a los municipios de las unidades de Atención a la salud sexual y reproductiva (ASSIR) Gavà con un elemento nuevo: la automuestra. A diferencia de la citología, la prueba del VPH permite que las mujeres se cojan su propia muestra.
En las poblaciones de esta área del Baix Llobregat, cuando una mujer pide visita para hacerse la citología es invitada a tomarse la muestra con un kit que puede recoger en la farmacia para hacerse una prueba del VPH.
La información aportada por estas pruebas piloto tiene que permitir al departamento decidir la mejor manera de implementar la nueva estrategia de prevención del cáncer de cuello de útero. Bruni remarca que lo más importante es que el circuito funcione: «Si el resultado es positivo, hace falta que la mujer vaya al centro para poder hacerle exploraciones adicionales».
El programa de prevención de cáncer de cuello de útero se dirige a todas las mujeres mayores de 25 años y si, al final se implementan los cambios, la citología se mantendría antes de los 30, cuando se haría el cambio a la prueba del VPH. «La razón es que hay un pico de infección antes de los 30 años, de manera que la citología es mejor para el grupo de edad de 25 a 29 años», expone esta médico preventivista.
Un 10% de las participantes da positivo en VPH
Bruni valora los datos de participación en el programa piloto con automuestra como un «éxito». De las 3.820 mujeres que han sido invitadas (datos hasta febrero de este año), el 84% (3.202) recogieron el material en la farmacia y el 78% (2.978) han participado devolviéndolo. Las responsables de la prueba piloto hacen encuestas y trabajan con grupos para conocer la opinión de las participantes, con valoraciones muy positivas del proceso, dice.
Un 10% de las participantes ha dado positivo en VPH, un resultado que entra dentro de las previsiones, según Bruni. La responsable del programa señala que la positividad de las citologías se sitúa en torno al 5% (aunque varía en función de la edad u otros factores) e indica que la mayor sensibilidad de la prueba del VPH explica este porcentaje más elevado.
Aunque un resultado positivo en la prueba del VPH puede angustiar, no es sinónimo de cáncer. Lo que permite esta información es que la mujer entre en el circuito de seguimiento para controlar que la infección se resuelve de forma espontánea y que no ha causado lesiones, que se tratarían para prevenir la enfermedad.