Medio Ambiente
Este verano se han quemado 668 hectáreas en Cataluña, en uno de los peores años climáticos
Acció Climàtica valora «satisfactoriamente» la poca superficie quemada y resalta la eficacia de las medidas de prevención
La campaña de incendios forestales se ha cerrado con 668 hectáreas quemadas, hecho que el Departament d'Acció Climàtica valora «satisfactoriamente» ante la situación adversa que había a principios de verano. «Siempre es una desgracia la cquma de cualquier parte del país, pero únicamente han quemado 668 hectáreas en uno de los peores años climáticos», ha resaltado este jueves la directora general de Ecosistemas Forestales, Anna Sanitjes, en un pequeño balance de la campaña hecho desde el Alt Penedès. Coincidiendo con una acción para abastecer el agua las balsas que se utilizan en caso de incendio, Sanitjes ha recalcado que el grueso de la superficie calcinada este verano fue en Portbou, con más de 500 hectáreas, y ha celebrado la eficacia de las medidas preventivas.
Sanitjes ha subrayado que la campaña empezaba «con un escenario muy difícil nunca antes vivido», a raíz de la sequía acumulada de los dos veranos anteriores. En este sentido, ha recordado que la situación en primavera era mucho más compleja que otros años, si bien en mayo y en junio se redujo el peligro «a corto plazo» en la Cataluña Central. «De cara a agosto, los episodios volvieron a ser muy complejos», ha añadido.
Como conclusión de la evolución de los diferentes meses, Sanitjes ha apuntado que el peligro de incendio, de forma global, ha acabado siendo «ligeramente inferior» a los otros años pero ha avisado de que ha sido «más generalizado» en todas las comarcas. En este sentido, ha advertido que los días anuales de peligro extremo han pasado de ser una veintena hace cuarenta años a ser cerca de medio centenar actualmente.
A pesar de crecer este riesgo, Sanitjes ha resaltado la poca superficie quemada este verano. Les 668 hectáreas quemadas entre en junio y septiembre son sustancialmente inferiores a las 5.250 que se calcinaron el año pasado o las 2.282 de hace dos veranos.
Sanitjes lo ha atribuido especialmente al sistema de prevención y extinción. Ha puesto como ejemplo la siega de campos que impidió que el fuego de Colera llegara a las casas. «Tenemos que seguir transformando el paisaje con nuevos campos y la apertura de caminos para que el año que viene el fuego no nos coja desprevenidos», ha insistido, poniendo en valor el nivel de especialización de los bomberos y las primeras actuaciones hechas por las ADF y los GEPIF.