La sequía, el gran reto de Cataluña para este 2024
Contratar barcos para traer recursos hídricos de otras partes donde exista excedente o invertir en desalinizadoras son algunas de las propuestas del Gobierno para reducir las consecuencias de la falta de lluvia
La gran mayoría de Cataluña se prepara para inaugurar el 2024 con una fase de emergencia por sequía, con las restricciones más severas y medidas excepcionales para hacer frente a una escasez hídrica sin precedentes que, según las predicciones meteorológicas, no va a terminar en los próximos meses.
Tras 36 meses sin apenas lluvia, Cataluña sufre la peor sequía de la historia por extensión, duración e intensidad. Para revertirla, sería necesario que cayeran del cielo 500 milímetros, es decir, toda la lluvia en Barcelona en un año cuando no hay sequía.
Las predicciones meteorológicas apuntan a un invierno poco lluvioso y más caliente de lo habitual, por lo que la sequía podría recrudecerse todavía más, sin que estén listas en el corto plazo todas las actuaciones planificadas para no depender tanto de lo que cae del cielo.
La fase de emergencia, en enero
Desde el 29 de noviembre, el sistema Ter Llobregat, que abastece a cerca de seis millones de habitantes de 202 municipios del área metropolitana de Barcelona y parte de Girona, está en una fase de preemergencia, que incluye la reducción de la dotación máxima de agua de 210 litros por habitante y día (contando domicilios y actividades económicas y comerciales).
Está previsto que en enero las reservas de las cuencas internas bajen del 16 %, punto en el que se decretará la emergencia, la fase más dura de todas y en la que la dotación baja a 200 litros (o incluso se puede rebajar a 160), al tiempo que se reducen todavía más los usos agrícolas, industriales y recreativos del agua.
Entre otras restricciones, los clubes que quieran regar césped para práctica deportiva o rellenar piscinas deberán compensarlo cerrando las duchas.
Evitar los cortes
En este más que posible escenario de restricciones sin precedentes, la Generalitat quiere evitar en la medida de lo posible los cortes de agua.
Lo más probable es que en el 2024, en determinadas zonas del área metropolitana de Barcelona, se apliquen reducciones de la presión del agua cuando sea posible -lo que permitiría reducir entre un 8 y un 10 % el consumo-, a la espera de que la ciudadanía también colabore ahorrando agua.
Barcos al rescate
En todo caso, si la situación sigue igual de crítica, el Govern plantea para los primeros meses del 2024 una operación cara pero menos dolorosa que ampliar según que restricciones al consumo doméstico o industrial: contratar barcos de agua para traer recursos hídricos de otras partes donde haya excedente hasta el Puerto de Barcelona.
Entre las posibilidades que baraja el Govern, la más probable es que el agua se extraiga de Tarragona, que se nutre del Ebro y se encuentra en una situación mucho menos grave de sequía que el área metropolitana de Barcelona.
Llegado el caso, el Govern deberá lidiar con los recelos que despierta la operación en Tarragona, pues la Plataforma en Defensa del Ebro ya ha alertado de que sería un trasvase encubierto.
El Gobierno central, dispuesto a ayudar
La vicepresidenta Tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ya ha trasladado al conseller de Acción Climática, David Mascort, la disposición del Ejecutivo a ayudar, tanto en la operación de los barcos como en otros medidas para hacer frente a la sequía.
De hecho, el Gobierno se ha comprometido a destinar 435 millones de euros para las dos nuevas desalinizadoras previstas por la Generalitat: la de Tordera en Blanes (Girona), donde ya hay una planta y se construirá una segunda, y la de Foix, que se ubicará entre los términos municipales de Cubelles (Barcelona) y Cunit (Tarragona).
Las dos instalaciones se sumarían a las plantas ya en marcha y a pleno rendimiento: la primera de Tordera y la del Prat de Llobregat (Barcelona).
El reto de no depender tanto de la lluvia
En el 2024 va a seguir aumentado la proporción de agua que no procede de los pantanos -es decir, de la lluvia o deshielo-, sino de la desalinización y regeneración, que ya representa la mitad del consumo en Barcelona.
El objetivo del Govern es que paulatinamente el área metropolitana dependa cada vez menos de los pantanos.
En el horizonte de 2027, el plan del Govern plantea una serie de actuaciones para alcanzar los 120 hectómetros cúbicos de agua regenerada -el equivalente al consumo de la ciudad de Barcelona en un año-, un tipo de recurso que se destina a usos agrícolas, urbanos, recreativos o industriales.
En cuanto a la desalinización, este 2024 se licitará la planta de Tordera II, pero tanto esta como la de Foix no está previsto que estén en funcionamiento antes de 2027.