Diari Més

El Gobierno se conjura por acelerar los presupuestos pero la oposición avisa de que no habrá ningún acuerdo inminente

El ejecutivo destaca la predisposición de PSC, comunes y CUP, y constata la distancia con Junts

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, la consejera de la Presidencia, Laura Vilagrà, y el líder del PSC, Salvador Isla, hablan después de aprobar lei de acompañamiento a los presupuestos de la Generalitat para el 2023.ACN

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«Nos jugamos 2.400 millones». El ejecutivo ha redoblado la presión a los partidos para que Cataluña tenga unos nuevos presupuestos en el 2024, ahora que ya hace 20 días que las cuentas del 2023 están prorrogadas. El presidente, Pere Aragonès, intensifica las negociaciones con los grupos, y ya se ha implicado directamente, como en la reunión de hace unos días con el líder del PSC y cabeza de la oposición, Salvador Illa. En Palau quieren acelerar las negociaciones, pero socialistas y comunes alejan un acuerdo inminente. Por otra parte, los contactos con Junts son menos fructíferos. En cambio, con la CUP hay más sintonía que el año pasado, según apuntan desde Gobierno. De momento, el ejecutivo ya ha pactado subir con los agentes sociales un aumento de las prestaciones sociales.

Aragonès pidió, en una entrevista a la ACN después de Navidad, que los presupuestos entraran en vigor entre finales de enero y principios de febrero. El Gobierno insiste en la importancia de incrementar el gasto en un 5,5% -llegando a los 2.400 MEUR-, en materias como educación y salud. La partida de Cultura también tiene que crecer para acercarse al objetivo de llegar al 2% al final de legislatura.

El ejecutivo ha acelerado las conversaciones durante las primeras semanas de enero. El Gobierno se ha reunido con representantes de PSC, Junts y comunes -como el año pasado. También ha sumado a la CUP, que en el 2023 se desentendió de las conversaciones con Palau para negociar las cuentas.

De momento, la sintonía con los grupos es lo bastante «buena», según fuentes del ejecutivo. Pero admiten que «habrá que acelerar todavía más» las conversaciones. El Gobierno asegura que lo tiene «todo a punto» para que el Consejo Ejecutivo apruebe los presupuestos del 2024, si bien se espera a cerrar antes un acuerdo «lo bastante amplio» con los grupos.

De cara a las elecciones en el Parlamento -previstas en febrero de 2025-, ERC espera sacar pecho de la gestión del Gobierno. Y que Aragonès consiga aprobar las cuentas de 3 o 4 ejercicios de los 4 posibles es una de las mejores cartas de presentación. También para el mismo presidente, ahora que el partido lo ha confirmado como candidato a las próximas elecciones al Parlamento.

Financiación singular

El acuerdo firmado entre ERC y PSOE para investir el presidente español, a Pedro Sánchez, incluye el compromiso de negociar un modelo de financiación singular para Cataluña. El departamento de Economía que pilota Natàlia Mas está terminando el documento, que podría tener acabado a finales de enero.

Se trata de la propuesta de la Generalitat para acabar con el déficit fiscal, detallar cómo tendría que ser esta financiación singular, y presentarla en Madrid.

Poca prisa del PSC a pesar de «intensificar» los contactos

El PSC receta calma delante de la presión del Gobierno y no tiene prisa para llegar a un buen acuerdo. De hecho, los socialistas se niegan a hablar todavía de «negociaciones» para las cuentas y enmarcan todos los contactos en «sólo conversaciones». En este aspecto el gran avance fue la reunión entre Aragonés e Isla del viernes pasado, en el que acordaron, por una parte, «intensificar» el ritmo de las conversaciones; y por la otra, empezar a hablar de los números del 2024 y no sólo del acuerdo del año pasado.

De hecho, hasta esta reunión entre presidente y ninguno de la oposición los socialistas han estado negando haber hablado con el Gobierno de nada que no fuera los presupuestos del 2023. Aunque el ejecutivo afirmaba que ya estaba en negociaciones con los grupos el PSC subrayaba que hasta que no se materializara el cumplimiento de los acuerdos pasados no abordarían ningún nuevo pacto.

En este sentido, pues, el encuentro Aragonès-Illa sirvió para desencallar las diferencias de relato y para coincidir en que, ahora sí, se está ya abordando los números para el 2024, aunque sólo esté en «conversaciones» y no «negociaciones».

«Incumplimientos» del pacto con el PSC

Los socialistas, sin embargo, siguen insistiendo que hasta que no tengan algún tipo de garantía que se corregirán los «incumplimientos» del anterior pacto no firmarán ningún acuerdo con el Gobierno. En la última reunión con el Gobierno el PSC le pidió que actualizara cuál era el estado de cumplimiento de todas las medidas pactadas en los anteriores presupuestos y que, a partir de aquí, hubiera ciertos compromisos para resolver los temas pendientes.

Hay algunas cuestiones en que el PSC ha puesto el foco y que ve como prioritarias, y que de hecho ya complicaron las negociaciones del año pasado. Es el caso de la firma del convenio de por la B-40, que estaba encallada a la espera de que el gobierno español aprobara una modificación legislativa para que la Generalitat pueda encargarse de las obras. Finalmente, el gobierno español la validó el 28 de diciembre.

Otro de los pactos pendientes es el macrocomplejo recreativo del Hard Rock proyectado en el Campo de Tarragona. De momento el proyecto no puede salir adelante porque el Departamento de Acción Climática no ha terminado el Plan Director Urbanístico. Por su parte, la consejera de Territorio, Ester Capella, decía esta semana en una entrevista 'Nació Digital' que sería «inaudito» que el PSC acondicionara los presupuestos al Hard Rock.

En cambio, una de las cuestiones que Gobierno y socialistas pactaron y que recientemente se ha puesto en marcha es la comisión técnica para tratar el futuro del Aeropuerto del Prat para pactar un plan para su «necesaria modernización y mejora de la capacidad». Esta comisión se ha reunido por primera vez precisamente este jueves.

Exigencias para las cuentas del 2024

Paralelamente, los socialistas ya han puesto sobre la mesa algunas exigencias de cara a las cuentas del 2024. El grupo de Salvador Illa ha señalado que las prioridades para Cataluña –al margen de la sequía- tienen que ser la educación, la vivienda y la seguridad. De momento ya han fijado algunas demandas concretas, como ampliar en un 10% el presupuesto a educación -el Gobierno prevé un incremento del 9%- o aumentar en 10.000 viviendas el parque público de alquiler.

Con respecto a la seguridad, el PSC está preparando un decálogo de medidas orientadas a «proteger a quien protege la ciudadanía». Según el grupo parlamentario las medidas irían encaminadas, por lo tanto, a cuestiones como la mejora de los equipamientos y de las condiciones laborales de los cuerpos.

Los comunes exigen renunciar al Hard Rock

Los comunes también quieren hacer valer sus votos y recuerdan que el Gobierno no tiene bastante mirando sólo al PSC. De momento, sin embargo, En Comú Podem también están descontentos con la materialización del pasado acuerdo y se quejan de los «incumplimientos flagrantes», especialmente a la carpeta de salud. Los comunes están a la espera de una nueva reunión con el ejecutivo para abordar los acuerdos pendientes de los presupuestos del 2023.

De cara al 2024 ya han advertido el Gobierno que no le entregarán un cheque en blanco y han puesto como condición para pactar unos presupuestos que Aragonès renuncie definitivamente al Hard Rock. A las pasadas negociaciones ya consiguieron garantizar que las cuentas no incluyeran ninguna partida destinada a este macroproyecto y ahora apuestan para que el Gobierno lo desestime de una vez por|para todas. Según los comunes se trata de un «delirio», tanto por|para el modelo económico que promueve como por|para los riesgos para la salud, pero que ven especialmente grave por|para la situación de sequía del país. Precisamente por eso los comunes ven inconcebible dar apoyo a los presupuestos del Gobierno si el ejecutivo, después, facilita que el Hard Rock salga adelante.

Más allá de este veto, En Comú Podem ha planteado como prioridades para el 2024 la inversión en educación, con presupuesto para medidas como la sexta hora en la escuela pública; y en sanidad, donde esperan que se destine el 25% del gasto en esta carpeta a la atención primaria.

Junts exige un «cambio de rumbo»

Por su parte, Junts encuentra «evidente» el «desinterés» del Gobierno a la hora de reunirse con el grupo parlamentario que preside Albert Batet, tal como remarcan fuentes de la formación. Así, Junts intuye que Aragonès no aprovechará el último año de su mandato para «cambiar el rumbo erróneo» de su ejecutivo, tal como viene reclamando Junts desde hace semanas.

En esta línea, los exsocios dan por hecho que el presidente optará por intercambiar el apoyo del PSC a los presupuestos de la Generalitat con el apoyo de ERC a las cuentas del gobierno español. Un hecho que Plaja ya negó hace unos días, al calificar de «disparate» qué Junts considerara «españoles» los presupuestos que prepara el Gobierno.

Desde Junts insisten que sus condiciones están encaminadas a virar la «deriva» del Gobierno: rebaja de la presión fiscal; apostar por los «grandes proyectos de país»; potenciar los ámbitos de salud, educación y seguridad; así como la lengua y la cultura catalanas; reforzar la cohesión territorial; y avanzar hacia la plena soberanía.

A su vez, la presidenta del Parlamento, Anna Erra, apostaba -en una entrevista a la ACN de principio de año- para que un acuerdo para las cuentas de 2024 incluyera en ERC, PSC y Junts.

Desde Palau alertan de que, «desgraciadamente», se podría dar la situación que Junts diera apoyo a los presupuestos españoles de Sánchez y no a los catalanes de Aragonès.

El nuevo papel de la CUP

El actor nuevo en esta negociación es la CUP. El partido anticapitalista se desvinculó de las conversaciones del año pasado, pero ahora ha abierto la posibilidad de llegar a algún acuerdo para las cuentas. De hecho, la CUP ya ha trasladado al Gobierno una «propuesta de mínimos» por explorar una posible entendida. El grupo parlamentario espera ahora la respuesta del ejecutivo a sus demandas.

Entre las medidas que la CUP pone encima de la mesa está la petición para destinar el 25% del presupuesto a sanidad. El Gobierno argumenta que el presupuesto a sanidad ya era del 24% a los presupuestos del 2023, pero los anticapitalistas replican que, según sus cálculos, la partida era de sólo el 18%.

La CUP también reclama 1.000 MEUR para la adquisición y construcción de viviendas públicas; reforzar la energética pública; oponerse a los «macroproyectos»; crear un nuevo tramo del IRPF para las rentas que perciben entre 60.000 y 90.000 euros el año; y una red catalana de supermercados de titularidad pública con una distribuidora pública de bienes básicos.

Fuentes de la CUP consultadas por la ACN admiten dudas sobre la estrategia del año pasado, donde la formación no tuvo ningún papel en las negociaciones de los presupuestos. Y confían en que ahora la CUP pueda marcar más perfil, y hacer «virar» el Gobierno con medidas «más sociales y de izquierdas».

Otras voces de la organización independentista aseguran que el cambio con respecto al 2023 se explica por la situación del país y la «incapacidad» del Gobierno para articular ninguna respuesta. En esta línea, el grupo parlamentario intenta convencer al ejecutivo para que apueste por políticas de izquierdas, y escoja una alianza con la CUP -y los comunes-, en vez de priorizar a PSC y Junts.

«Lo antes posible»

El ejecutivo de Aragonés evita fijar más plazos. Se conjura por acelerar las conversaciones y acercar posiciones, y cerrar un acuerdo lo bastante amplio a fin de que los presupuestos entren en vigor «lo antes posible».

En este sentido, una fuente de Palau conocedora de las negociaciones con los partidos resume la situación con esta frase, con alusiones al PSC: «Si quieren poner Cataluña en marcha, que no retrasen los presupuestos».

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