La Renta Básica Universal en Cataluña, a la espera de ensayo

Pronto se cumplirá un año desde que el PSC, con el apoyo de Junts, Ciudadanos, Vox y PP, tumbó, durante el debate de los presupuestos, el Plan Piloto de la Renta Básica Universal (RBU) que se iba a ejecutar en Cataluña, fruto del acuerdo de investidura entre Esquerra y la CUP.

Ahora, sin los recursos monetarios para llevar a cabo la propuesta, el jefe de la Oficina del Plan Piloto, Sergi Raventós, se ha propuesto hablar con todo tipo de sectores y entidades para dar a conocer la iniciativa: «Hemos visitado Lleida, Terres de l'Ebre y, en Europa, Finlandia, Copenhague, etc. A esta lista se añade Tarragona, ciudad que visitó este lunes 22 de enero.

Un ensayo de dos años

La prueba piloto de la RBU consiste en que, en el periodo de dos años, una parte de la población reciba una retribución, de 800 euros para los adultos y 300 para los menores de 18. El ensayo se iba a llevar a cabo con 5.000 empadronados con residencia efectiva demostrable en Cataluña, divididos en dos grupos: un primero de 2.500 personas escogidas aleatoriamente, y un segundo de ciudadanos de un municipio. Así, la RBU la habrían recibido todo los miembros de entre 900 y 1.000 hogares familiares.

Raventós destaca que esta prueba piloto se diferencia de las que se han hecho en el resto de Europa, porque es «universal»: «En otros territorios se han hecho en grupos reducidos, como personas en paro. Nosotros lo que queremos es cubrir en torno al 90% de la pirámide social».

Así, el plan piloto tiene como objetivo estudiar de qué manera un joven o trabajador de clase media, entre otros perfiles, utilizarían la compensación, es decir, qué efecto tendría esta inyección de dinero. Para hacerlo, se iban a tener en cuenta aspectos como la posible mejora de las condiciones de vida, salud y relaciones familiares, entre otros.

Las fallas del plan piloto

Con todo, Raventós remarca que la prueba piloto también tiene sus fallas, empezando por la duración: «Lo normal es que el ensayo de la RBU dure 4 o 5 años. Que dé tiempo a la persona a relajarse y dejarse llevarse por sus intereses», explica, y añade que dos años es poco tiempo para iniciar proyectos a largo plazo, como una carrera universitaria.

Por otra parte, un plan piloto no comporta cambios legislativos o una reforma fiscal, necesarios para hacer posible la RBU a largo plazo. «Con una reforma del IRPF y un impuesto a las grandes fortunas, la Generalitat sólo tendría que poner sobre la mesa 3.200 MEUR», explica Raventós. Así, aunque las grandes fortunas también reciban la RBU, aportarían más dinero al sistema público en forma de impuesto.

Dejando de lado temas económicos y fiscales, Raventós también pone en énfasis el impacto positivo de la RBU en la salud mental de los que la reciben, tema principal de su tesis doctoral: «Otros planes pilotos por todo el mundo evidencian que disponer de seguridad económica aporta tranquilidad psicológica».