Cultura
Actividad frenética en las floristerías para dejar a punto todas las rosas a dos días de Sant Jordi
El sector señala que el precio es similar al del año pasado y que los complementos son lo que las encarece
A dos días de Sant Jordi, los floristas trabajan a contrarreloj para tenerlo todo a punto para Sant Jordi. Y es que el proceso para dejar preparadas todas las rosas no es rápido. Una vez se reciben, se tienen que deshojar y sacar las espinas una en una.
Después, se corta el tallo para hidratar la flor y se le ponen los complementos para que quede lista para vender. Precisamente, esta decoración es la que encarece el precio.
El gerente de Flors Laguarda en Santa Coloma de Farners, Eduard Maynegra, explica que Sant Jordi es «el día» y señala que tienen que «multiplicar se para poder llegar a tiempo. En la Jonquera, la responsable de Mosaic Floral, Sònia Pous, también admite que trabajan «intensamente» para tenerlo todo a punto.
Hay que tener en cuenta que las rosas llegan unos cuatro días antes de la festividad a la floristería. A partir de aquel momento, se inicia un proceso de tratamiento de cada una de las flores con el fin de mantenerlas «en perfecto estado» hasta el 23 de abril, para la festividad de Sant Jordi.
Cada rosa pasa por las manos de los floristas que, después de deshojarlas y sacar las espinas, las hidratan y decoran con varios complementos. Finalmente, las mantienen con agua y en cámaras frigoríficas para evitar que pierdan calidad.
«Hay una cantidad de trabajo por cada rosa que nos llega», señala Eduard Maynegra, gerente de la empresa Flors Laguarda de Santa Coloma de Farners. De hecho, los cinco trabajadores que tiene en la empresa estos días los dedican a Sant Jordi.
En la Jonquera (Alt Empordà), la gerente de Mosaic Floral, Sònia Pous, también hace días que tiene el equipo volcado en la festividad. «Estamos todos implicados, equipo y familia, para hacer que este día sea impresionante,» explica, y añade: «Hay mucho trabajo, pero la recompensa vale la pena porque Sant Jordi es una festividad emocionante».
En Mosaic Floral ya hace días que tienen «todos los adornos a punto» para colocar las rosas. Los preparan con cuidado y cada año los renuevan porque quieren que sean «un rasgo diferencial» de su floristería.
Pous detalla que cada año repite con una decoración que tiene forma de corazón, pero que innova con el resto de creaciones, a pesar de admitir que cada vez le cuesta más hacer nuevas, siempre acaba encontrando alguna idea artística por ofrecer para Sant Jordi. «Lo que sí que intento es tener siempre con un dragón y la bandera, porque los clientes lo buscan mucho,» traslada.
Aparte de las rosas más decoradas y especiales, también vienen con las típicas bolsas individuales preparadas para entregar la rosa sola. A dos días vista de la festividad, ya tienen todas las rosas en la floristería y las van montando.
Este año, han comprado cerca de 1.000 que venderán desde su tienda y también desde un puesto que instalan cada año en la calle. Además, algunas las distribuyen por comercios, que las compran para entregar a sus clientes, entidades o centros escolares. Pous dice que es la cantidad de rosas que suelen comprar cada año y que las acostumbran a vender todas.
Por su parte, gerente de la empresa Flors Laguarda explica que este año han comprado 2.500 rosas para Sant Jordi y también esperan venderlas todas. Como pasa a la mayoría de floristerías catalanas, no hay rosas del país.
Les que han comprado son de Colombia, el Ecuador y Holanda. Estas últimas son mayores, más abiertas y con un buen tallo que puede hacer un metro, mientras que los que vienen de la América Latina son más encierros.
Eso mismo es lo que les pasa en la floristería Mosaic Floral de la Jonquera. La responsable del establecimiento explica que todas las rosas que venderán por Sant Jordi «son de importación de Colombia o el Ecuador porque de productores locales quedan muy pocos». Con respecto a los rosales, los que venderá a la Jonquera provienen de Holanda y algunos, en este caso sí, son nacionales.
El precio se mantiene
Con respecto al precio de las rosas para esta festividad de Sant Jordi, Eduard Maynegra explica que «es casi lo mismo», ya que, aunque la rosa de Holanda es más cara por unidad, el coste de transporte es muy menor.
En el caso de la floristería de la Jonquera, Pous admite que «el precio no cambia mucho» de un año al otro y que «depende del precio de venta de los productores». Lo que sí que detalla es que la diferencia entre rosas la marca «el punto artístico» que hace que el precio aumente.
En la misma línea, Maynegra explica que lo que incrementa, o no, el precio de una rosa son los complementos. «Depende mucho de lo que quieras, hay cosas que vienen de otros sitios que son diferentes y que hacen que se encarezca», observación.
Con respecto al número de ventas, «la estrella es la roja», aunque Pous afirma que también compran azules, amarillas o con el arco iris, «que el año pasado se vendió mucho bien».
La sequía no influye en el cultivo
El hecho de que el 100% de las rosas provengan de cultivos extranjeros provoca que la sequía no influya en el precio. «A veces es el contrario, las rosas tienen enfermedades por exceso de agua», dice el gerente de Flors Laguarda, que señala, sin embargo, que «este año, son de muy buena calidad». Lo que sí que notan a los floristas es que «la gente no compra tanta planta de temporada durante el año».
Por el hecho de estar ubicados en zona transfronteriza, la gerente de Mosaic Floral -parte de un negocio familiar con medio siglo de historia- dice que para Sant Jordi siempre vende alguna rosa a franceses. «De Francia no hay un cliente habitual, pero sí que la gente de la Cataluña del Norte conoce la tradición y alguno sí que compra», observación, a pesar de admitir que «a la mayoría se les tiene que explicar la tradición porque lo ven todo adornado y se interesan».
Para los floristas, igual que para los libretas, el tiempo que hará para Sant Jordi es crucial y, por eso, no dejan de mirar la previsión meteorológica. Pous se lo toma de forma optimista. «Nos preocupa que llueva por Sant Jordi, pero el Ajuntament dispone de opciones como la sala para ponernos a cubierto si hace falta», concluye.