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Cataluña acoge el triple de su población en turistas en el 2023 y el extranjero se duplica en dos décadas

Casi la mitad de visitantes llegan entre junio y septiembre, cifra que casi se mantiene inamovible los últimos 20 años

Grups de turistes al barri vell de Girona

Grupos de turistas en el barrio viejo de GeronaCedida

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Cataluña acogió a 15,6 millones de turistas extranjeros el año pasado, según la Encuesta de Ocupación Hotelera del INE. Además, los visitantes también duplican los 7,7 millones que llegaron veinte años antes, en el 2003. La cifra muestra el número de gente que ha hecho una pernoctación o más en hoteles, campings, apartamentos turísticos, de turismo rural o albergues, y llega a los 27,2 millones sumando a los residentes en el Estado.

Eso supone más del triple de la población del país, en torno a los 8 millones. Casi la mitad de los turistas visitan el país entre junio y septiembre, una cifra que sólo baja ligeramente respeto a principios de siglo. Expertos consultados por la ACN coinciden en decir que «es muy difícil desestacionalizar el turismo de sol y playa».

La tendencia al alza del turismo ha intensificado el debate sobre la sostenibilidad en el sector en los últimos tiempos. Tanto es así que el 6 de julio pasado se celebró una manifestación en Barcelona bajo el lema 'lo Suficiente, ponemos límites al turismo', convocada por más de 140 entidades. Según la Guardia Urbana, 2.800 personas salieron a la calle para denunciar la llegada «masiva» de viajeros.

Les datos confirman el auge de las llegadas de residentes fuera del Estado a Cataluña, que ha estado constando desde principios del siglo XXI, excepto en dos momentos: en el 2009, coincidiendo con la crisis económica de alcance mundial, y el 2020, el año de la pandemia. 

Son los dos únicos decrecimientos, el último de los cuales mucho más acentuado. De hecho, el año pasado Cataluña prácticamente llegó a niveles del 2019, con 15,6 millones los dos años. Todo apunta que en el 2024 superará todos los registros, ya que hasta mayo, 5,5 millones de extranjeros ya han pernoctado en el país, en torno a un 11% más que el año pasado y en el 2019.

Con respecto a los visitantes provenientes del Estado –cosa que incluye a los propios catalanes que hacen turismo interno–, la curva es más irregular: el incremento de viajeros subió en el 2006, cuando se estabilizó durante unos años, y cayó entre el 2011 y el 2013.

Los años siguientes se produjo un salto de los 8 a los 10 millones anuales, cosa que se estabilizó a finales de la década. Después del descalabro del 2020, el número de llegadas domésticas ha arrancado con bastante finos llegar al máximo histórico en el 2023 de 11,6 millones. La cifra de los primeros 5 meses de este año está un 3,6% por debajo que la del mismo periodo del 2023.

La profesora investigadora del departamento de Geografía de la UB, Anna Torres, explica que un «punto a favor» del turismo doméstico en contraposición del internacional es que tiende a «reducir la huella de carbono» en el contexto de emergencia climática actual. Además, cree que «es menos disruptivo a nivel cultural» y el «malestar» de los residentes suele ser menor. Además, tienen un componente «más emocional» con el territorio.

27,2 millones de llegadas en el 2023, 450 millones desde el principio del siglo XXI

Entre los extranjeros y los domésticos, los 27,2 millones del 2023 suponen un auge del 85,8% con respecto al 2003. Según la misma estadística del INE, el conjunto de personas que han pernoctado como mínimo una noche en alojamientos turísticos catalanes llegó a los 450 millones en mayo del 2024 contante desde el 2001, cuando empezó el siglo XXI.

Torres explica que Cataluña es la principal destino del Estado, cosa que tiene en su origen las políticas turísticas del franquismo de los años 50 y 60 de hacer crecer los números, en el arco mediterráneo sobre todo». Así, Cataluña «se sumó al carro del sol y playa».

El profesor emérito del mismo departamento de la UB, Jaume Font, lo complementa explicando que fue el Banco Mundial quien, viendo el rumbo económico frágil del Estado, recomendó al régimen durante los 60 que «dejaran de hacer trenes que no van a ningún sitio» y construyeran «autopistas y aeropuertos para los turistas que quieren sol y playa».

Los dos especialistas coinciden en destacar la eclosión del turismo urbano con el cambio de siglo y la llegada de las compañías de bajo precio. Font añade un elemento más, internet, que según él, «ha generado muchos problemas a nivel turístico», por ejemplo, en «el acceso a la naturaleza». 

«Ya no hay lugares secretos», constata, añadiendo que internet y las redes han vertido el territorio a un «boom difícil de controlar» en que «todo queda saturado en poco tiempo» si se empieza a hacer popular. Font dice que eso ha abierto el debate entre las administraciones sobre «si hay que hacer pagar para ir a la naturaleza».

Ligera desestacionalización del sector sólo entre los extranjeros

Por otra parte, las administraciones han hecho históricamente esfuerzos por intentar desestacionalizar el sector. No obstante, los datos sólo reflejan una ligera caída de la concentración de llegadas al verano: si entre junio y septiembre del 2003 vinieron el 56,7% de los extranjeros que pernoctaron en Cataluña a lo largo de todo aquel año, esta proporción se ha ido reduciendo a lo largo de los años hasta el 49,1% el año pasado.

La pequeña caída no se ha reflejado, sin embargo, en los que vienen de todo el Estado. El porcentaje de viajeros en temporada de verano es del 48,5% del total en los dos años separados por dos décadas, y se ha mantenido estable durante todo este tiempo.

En agosto es el mes con más viajeros, independientemente del origen, con el 15% del total –3,7 millones en total el año pasado–, seguido de en julio, junio y septiembre. De hecho, Torres enfatiza que Cataluña «sigue teniendo el sol y playa como principal activo». «Hay cierto margen en que no nos podemos mover mucho», añade, refiriéndose las condiciones climáticas que buscan a los visitantes, que tienen vacaciones mayoritariamente al verano.

Les estrategias de las administraciones no buscan «frenar» las llegadas

Sí que destaca esfuerzos de administraciones como la de Barcelona, con el turismo profesional de congresos, el de Calella, con el deportivo, u otros destinos que aprovechan los hoteles en invierno para organizar acontecimientos. Ahora bien, la experta en turismo sostenible dice que las estrategias de desestacionalización hacen «generar nuevos momentos» de llegadas, sin comportar un freno en los momentos de máxima masificación.

Así, siguen siendo «estrategias de crecimiento» que podrían llegar a comportar «generar el problema en otros puntos espaciales y temporales que no había antes», cosa que apunta que ya pasa en Sitges. No son, para ella, políticas de «frenar», sino de «distribuir en el espacio y tiempo». 

Según Torres, las estrategias de Cataluña están lejos de «dejar de hacer marketing por los mercados de larga distancia» que ha puesto en marcha Suecia, o la prohibición de los pisos turísticos en Amsterdam y Nueva York. Duda de que medidas como la tasa turística sean «disuasivas», y sobre el PEUAT de Barcelona, que no deja construir alojamientos turísticas en las zonas tensionadas, opina que se construyen en otros lugares de la ciudad.

A su vez, Font dice que hay una cierta desestacionalización porque «la gente ahora tiende a fragmentar las vacaciones» con escapadas de fin de semana repartidas a lo largo del año. Ahora bien, «es muy difícil desestacionalizar el turismo de sol y playa», comenta.

A grandes rasgos, los hoteles son el destino de ocho de cada diez pernoctaciones, mientras que los campings rondan el 10% y, el resto, se dividen entre apartamentos turísticos, turismo rural y albergues.

Los visitantes en hoteles aumentan desigualmente a las demarcaciones

Por lo que hace sólo los alojamientos hoteleros, la encuesta de la INE mujer cifras por demarcación, que indican que la demarcación de Barcelona está, de lejos, la que más visitas recibe, con una concentración cada vez mayor en este territorio. El año pasado, 12,9 de los 21,2 millones de personas que pernoctaron en hoteles catalanes lo hicieron a las comarcas barcelonesas, cosa que supone el 61% del total –la cifra rondaba el 53% en los primeros años del siglo.

En el 2023, las comarcas gerundenses se situaban en los 4,26 millones, el 20% del total –un porcentaje inferior al 25% de los alrededores del año 2000. A su vez, la demarcación de Lleida suponía un 4,4% del pastel el año pasado, con 927.794 visitantes, y lejos del 7% de hace un cuarto de siglo. La de Tarragona representó el 14,9% del total en el 2023, un porcentaje, en este caso, que sí que se ha mantenido estable a lo largo de los años.

A pesar de la creciente concentración en la proporción de turistas en la demarcación de Barcelona, en números absolutos todas suben, aunque en ritmos diferentes. Desde 1999, el crecimiento en este territorio es del 144%, más del doble, una cifra similar a Tarragona (140%). En Gerona el incremento se queda más corto (65%), así como en Lleida (33%), la única demarcación donde en el 2023 todavía no se llegó a niveles prepandémicos de visitantes en hoteles.

Rupit «es un decorado»

En una conversación con la ACN, Torres constata que Barcelona ciudad está «clarisimamente» tensionada, así como también varios puntos del litoral, tanto la Costa Brava como la Dorada, con Lloret de Mar y Salou «desde los años 90».

También destaca la Cerdanya, «por el turismo de segunda residencia». Font lo complementa diciendo que los «espacios naturales singulares» también tienen «un problema de gestión» para la afluencia de gente. Fuera de la costa, el profesor emérito también señala Rupit, donde «la misma gente» del municipio no puede vivir. «Aunque se publicite como un pueblo medieval, Rupit ya no lo es, en todo caso es un decorado», sentencia.

Los turistas multiplican por siete a los residentes de Barcelona

El hecho que Barcelona arrastre a la mayoría de visitantes es, en buena medida, por el efecto de la capital. Según datos del anuario estadístico del Ayuntamiento, que cita la misma Encuesta de Ocupación Hotelera, el año 2022 se alojaron 7,3 millones. La cifra multiplica por más de cuatro la población de la ciudad, y todavía acarrea los efectos de la covid.

Aparte, no incluye las viviendas turísticas. Con todo, más que duplica la cifra de 20 años antes (3,6 millones, según una encuesta de Turismo de Barcelona). El 'boom' turístico de la capital es evidente desde el año de los Juegos Olímpicos de 1992, cuando las llegadas fueron de 1,9 millones.

Les principales nacionalidades de las llegadas son España (21%), los EE.UU. (11%), Francia (9%), el Reino Unido (7%), Italia y Alemania (6% cada país).

Otros datos también municipales, que citan el Observatorio del Turismo en Barcelona ciudad y región, sitúan a los viajeros en hoteles en los 7,8 millones el año pasado, en qué se le tienen que sumar 2,9 millones de personas que pernoctaron en viviendas de uso turístico y más de un millón en albergues, pensiones, hostales y apartamentos turísticos. En conjunto, 12,2 millones de turistas en alojamientos turísticos, siete veces la población regular de la ciudad.

Los dos especialistas en geografía consultados constatan que la capital catalana es un ejemplo de «morir de éxito». Como mínimo, en algunos barrios, como puntualiza Torres, que dice que en algunas zonas la «tematización turística» hace que se pierda población, «no sólo por los precios» de la vivienda, sino porque «se pierde la esencia de barrio» con el cierre de comercios de proximidad y «el aumento del incivismo». «Conviven residentes que tienen una dinámica muy diferente a los turistas», expresa.

Font añade que el boom barcelonés tiene el origen en los Juegos Olímpicos, cuando «se abrió la ciudad al mar». Un proyecto arquitectónico, sin embargo, que no se hizo «para que vinieran turistas», sino para «aumentar el nivel de vida» de los residentes.

Gerona: un 138% más turistas en 13 años

En Gerona, el sábado 6 de julio también se celebró una manifestación contra el turismo, convocada por la Plataforma por el Decrecimiento Turístico. El debate sobre el fenómeno que está especialmente en el Barrio Viejo ha cogido bastante por el aumento de visitantes concretamente en la ciudad –no en especial en la demarcación en las últimas dos décadas, según el INE.

Así, unas 342.600 personas pernoctaron en la capital gerundense el año pasado, el dato más alto desde el inicio de la serie en el 2010, cuando los visitantes sumaron 144.100, menos de la mitad. Seis de cada diez turistas que pernoctan en el municipio son extranjeros.

Font confirma que el «glamour» de Gerona arrastra visitantes, mientras que «Tarragona ha sido difícil situarla». Y Torres lo complementa diciendo que la capital gerundense «podría ser una representación de Barcelona dentro de unos años».

De 610 euros a 1.139 euros de gasto por turista en 20 años

El auge de la llegada de turistas ha venido acompañada de un aumento del gasto medio. Si en mayo del 2024 lo que gastaba un visitante internacional por término medio en Cataluña era de 610 euros, justo 20 años después este importe ha subido a 1.139 euros (+86,7%), un incremento en que también ha impactado la inflación acumulada del 52,8% en España en este periodo. Son datos de la encuesta de movimientos turísticos en frontera y gasto turístico del INE, que refleja que en mayo del 2014, el turista medio dejaba 834 euros al país.

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