Crónica televisiva
La estrategia y la tensión marcan el estreno de 'Joc de Cartes'
Marc Ribas distinguió el Bocamar, de Premià de Mar, como el mejor restaurante con sabor en mar del Maresme en un programa muy intenso
'Joc de Cartes' volvía a la programación de TV3 el pasado miércoles día 31 de julio, con la emisión del primero programa de la edición de verano que servirá de prólogo para una nueva temporada, la octava, del prestigioso concurso culinario.
En este caso Marc Ribas y su equipo se propusieron encontrar el mejor restaurante con sabor en Mar del Maresme en una emisión en qué la tensión y la estrategia de los concursantes prevaleció, en muchas ocasiones, por encima del criterio gastronómico.
La primera comida del programa se hizo en l'Espigó de Canet de Mar con Sergi Campdepadrós, el chef, y Alina Xapellí, cabeza de sala, como anfitriones. A primerísima línea de playa, tocando la arena, y con una gran terraza, este establecimiento disfruta de un espacio privilegiado, que, sin embargo, no fue tan bien recibido por el resto de concursantes que lo tildaron de «Chiringuito» y no de restaurante.
El espacio en la arena de la playa, la oferta gastronómica quizás un poco menos elaborada que en otros restaurantes, y la pequeña cocina del local hizo que algunos participantes quisieran bajar la categoría del restaurante a «chiringuito», una valoración que hizo daño. Sin embargo, los mismos concursantes no parecían interesados en explorar toda la oferta gastronómica del menú, ya que la Mati Salvat, del Timonel del Masnou se pidió unas patatas bravas como segundo plato durante la comida.
En general, la comida servida gustó a los concursantes, pero se resaltaron en todo momento, cada pequeño detalle que no los acababa de convencer: la falta de sal, una salsa con poco sabor... Rápidamente se entendió el tono del programa y las estrategias de los concursantes, especialmente de Oriol Balaguer, cabeza de cocina del Bocamar, que destacó en todo momento por su espíritu muy crítico y competitivo. Finalmente, las notas de los concursantes acabaron suspendiendo la cocina (4,5) y valoraron muy positivamente el servicio (7) con una nota final de 6.
El segundo restaurante al aparecer fue el Bocamar, en Premià de Mar. Oriol Balaguer, con Olga Melnikava, cabeza de sala, como anfitriones. La cocina gustó mucho a los concursantes, que apreciaron la inversión en herramientas culinarias modernas. Menos convenció el espacio, que a pesar de su decoración moderna y cuidada, no gustó a Alina que lo consideró «claustrofóbico» al separar la parte interior en pequeños comedores. Tampoco gustaron las vistas de la terraza, a tocar del puerto de Premià de Mar.
El servicio y comida del Bocamar resaltaron por el impecable trabajo de los restauradores. Así y todo, los concursantes se las ingeniaron para llamar la atención de la cocina. En este caso, fue Mati, quien pidió una ensalada rusa, pero cuando se le llevaron se sorprendió al ver que la receta llevaba huevo, cómo es habitual, y no pudo comerlo, ya que es intolerante.
Madre e hija también se quejaron de la cocción de las gambas de sus platos de gamba rojo y de arroz porque estaban «poco hechas». Además, Anna, no se pudo acabar el arroz que pidió porque el sabor era «demasiado intenso». Sin embargo, la comida gustó mucho a todo el mundo y así quedó reflejado en las valoraciones. El Bocamar fue elogiado, una vez más, por su servicio y los concursantes penalizaron el elevado precio y el espacio. La media final fue de 6,5.
El último restaurante en participar fue el histórico Timonel, del Masnou, dirigido desde 1989 por Mati Salvat. Después de inspeccionar un espacio que no acabó de gustar a los concursantes por su poca luz y decoración antigua, pasaron en la cocina donde Oriol Balaguer mostró su cara más crítica. El jefe de cocina del Bocamar recriminó la «falta de disciplina» por la falta de etiquetado e higiene del equipamiento al ver una nevera apagada con ingredientes.
Por otra parte, la valoración de la comida fue correcta, sin grandes elogios ni reprobaciones, así como tampoco hubo grandes problemas con los platos pedidos. Una vez más, el servicio fue la nota más alta de este restaurante que recibió un aprobado por los pelos (5) en la cocina, en lo que fue su peor nota. La nota media fue finalmente de 6,5, empatando con el Bocamar antes de que Marc Ribas revelara su criterio.
En la siempre difícil valoración final se desató toda la tensión acumulada. Los primeros en comprobar las valoraciones de su establecimiento fueron los representantes del Bocamar. Oriol no entendió la baja valoración de Mati y Anna de su cocina. Les representantes del Timonel explicaron que no les gusta la cocina tan automatizada con artefactos modernos, que restan peso al arte del cocinero, según su valoración, una opinión que no convenció a Oriol.
Después, Alina mostró su punto de vista del espacio del Bocamar que, según ella, «no me invita a pasar una buena velada», una afirmación contestada por Olga que defendió que «sentimos mucho orgullo por nuestro espacio, cada detalle está pensado».
El segundo restaurante al revelar sus valoraciones fue l'Espigó. En este punto se desarrolló el debate entre «Restaurante» y «Chiringuito de categoría» como señaló Oriol Balaguer. Después Mati y Anna también mostraron su desencanto con la comida servida.
Finalmente, llegó el turno de Mati y Anna de El Timonel. Ellas fueron la pareja que dieron las puntuaciones más bajas, y los otros las acusaron de «ir a hacer daño». En cambio, ellas tampoco aceptaron la valoración de Oriol de su cocina: «Se han pasado y creo que ha sido un poco de estrategia porque han visto que éramos un rival fuerte.»
Les valoraciones de Marc Ribas rompieron finalmente el empate entre el Timonel y el Bocamar. El presentador del programa parece que quedó impresionado con la experiencia gastronómica que ofrece el Bocamar, que valoró con todo nueves y un diez en el apartado de precio. Ribas destaca que se trata de un restaurante «digno de festivales y celebraciones».
Además, Bocamar también recibió el medio punto extra por el plato estrella del programa. En este caso, el plato de gamba roja a la brasa del chef Oriol Balaguer fascinó al presentador que defendió que ofrece «todo el sabor del mar, respetando el producto.»
Así, y después de una primera edición donde las estrategias y la tensión quisieron robar el protagonismo a la gastronomía y los fogones, el Bocamar se distinguió como el mejor restaurante con sabor a mar del Maresme, mientras que el Timonel y l'Espigó se destacaron como una gran opción para disfrutar de la gastronomía marina del Maresme con un gran servicio.
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