Conflicto
Dos palestinos en Cataluña denuncian el empeoramiento en Cisjordania: «Es imposible vivir allí»
Salah Jamal e Imad Tubassi se marcharon de Nablus por la ocupación, uno en 1969 y el otro hace sólo cuatro meses
Salah Jamal y el Imad Tubassi son dos palestinos que llegaron a Cataluña desde Nablus, a Cisjordania. El primero se marchó justo después de la invasión israelí de 1967. El segundo hace sólo cuatro meses, a raíz de la guerra de Israel en Gaza por los ataques de Hamás del 7 de octubre. Dos vidas separadas por cinco décadas de ocupación que comparten el mismo sentimiento de expulsión en una entrevista a la ACN. «Era imposible vivir allí», dice el Imad, un palestino de 36 años que pidió visado en España porque Nablus era «inseguro». También los familiares de Salah, palestino de 72 años y residente en Barcelona desde hace 55 años, constatan el empeoramiento en el último año.
«Los israelíes están más rabiosos desde el 7 de octubre», asegura en Salah, que acusa a Tel-Aviv y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, de cometer «el peor genocidio del siglo XXI».
En Salah dejó Cisjordania para ir a estudiar medicina en Barcelona en 1969, pero la decisión estuvo marcada por la ocupación de Israel, que dos años antes había tomado posesión de la península del Sinaí, la Franja cisjordana, incluido Jerusalén este, en la guerra de los Seis Días, que probó el éxodo de medio millón de palestinos.
El Consejo de Seguridad de la ONU exigió a Tel-Aviv la retirada, pero la ocupación militar no sólo continúa más de cinco décadas después, sino que la expansión de los asentamientos, los controles, la construcción del muro y, en los últimos meses, el aumento de las incursiones militares por la guerra contra Hamás siguen expulsando palestinos mientras en Gaza siguen muriendo por los bombardeos.
La vida en Cisjordania desde el 7 de octubre
Cincuenta y cinco años después de que en Salah dejara Nablus, el éxodo palestino en su ciudad se intensifica. El Imad abandonó Nablus porque no se sentía seguro desde el inicio de la guerra en Gaza. «Está lleno de soldados de Israel, por la mañana a la noche, por la noche... Es imposible vivir allí, no es un país seguro», explica el Imad. Con perspectiva histórica, en Salah ve las represalias para el 7 de octubre como una «excusa» para ejecutar el plan de Israel: ocupar todo el territorio palestino.
Fuera de Palestina desde hace sólo cuatro meses, el Imad al menos agradece la acogida que ha tenido en Barcelona y está satisfecho del destino escogido: «Cataluña es el mejor lugar donde podría haber ido». «Es una ciudad segura, la gente es muy amable y entiende el conflicto», añade. En sus dos primeros meses en Cataluña empezó a aprender el castellano. Una vez el dominio, dice que empezará con el catalán, «con el fin de conectar con la gente de aquí».
Escalada de violencia
Los familiares del Imad le explican que la situación sigue mal, y que «son días difíciles». Israel ha enviado tropas al sur del Líbano y amenaza con un contraataque en el Irán por el lanzamiento de misiles de esta semana.
En Salah tampoco recibe buenas noticias de Nablus desde hace un año. El 7 de octubre del 2023 no se imaginaba lo que acabaría pasando. «Pensaba que habría una represalia, como siempre, pero llegar a esta situación de genocidio, de masacre, de bombardear a diestro y siniestro... No pensaba que esta barbaridad la podría cometer un estado que se vanagloria de ser demócrata».
La reacción de España y del mundo occidental
El Imad siendo que «España es de los pocos países que da apoyo en Palestina». No tuvo problemas para recibir el visado «porque España se apoya Palestina y, por lo tanto, no dificulta su tramitación», explica.
En cambio, en Salah, que ya lleva 55 años viviendo en Barcelona, expresa una opinión más crítica con España. Él preferiría que el Estado detuviera la venta de armas en Israel al reconocimiento del estado palestino. «Al menos así se salvarían vidas inmediatamente», asegura este histórico miembro de la comunidad palestina en Cataluña que justo ha sacado un libro sobre el conflicto desde su punto de vista personal.
Sea como sea, los dos lamentan la inacción de la comunidad internacional ante el genocidio. «Ni los EE.UU., ni el Consejo de Seguridad, ni el Tribunal de La Haya han podido imponer un alto el fuego. ¡Ya me empiezo a creer que son el pueblo elegido»!, dice en Salah, criticando que nadie le esté parando los pies en Netanyahu.