DANA
Milagro en una residencia valenciana: diez empleadas salvan la vida de 124 abuelos durante la DANA
En pocos minutos, el agua alcanzó casi dos metros, obligando al personal a evacuar a los ancianos a pulso hasta los pisos superiores
«Todos están vivos.» Estas son las palabras de alivio que expresan diez trabajadoras de una residencia de personas mayores en Sedaví después de enfrentar una noche llena de tensión y agotamiento extremo para poner fuera de peligro los 124 ancianos durante una repentina inundación que amenazó con ser letal tal como publica Levante.
El nivel del agua aumentó de 0 a casi dos metros en cuestión de minutos, inundando el primer piso y dejando inoperativo el ascensor. Ante la emergencia, las trabajadoras decidieron actuar y, sin otra opción, empezaron a cargar a los ancianos hasta los pisos superiores. «No podíamos utilizar las sillas; algunos residentes pesan mucho y tuvimos que subirlos entre algunas. Primero los llevamos al primer piso, pero para asegurar, los trasladamos al segundo», explican las trabajadoras, exhaustas pero satisfechas al haber salvado todas estas vidas.
Algunas de ellas llevaban más de 24 horas de turno cuando el agua empezó a inundar el edificio. Una auxiliar explicó que estuvo cerca de no ir aquella noche, pero decidió presentarse a última hora. «Mi pareja me avisó que no tomara el coche, y por suerte, aquí pude ayudar», comenta, aliviada. La situación se complicó más todavía cuando se cortó la luz. «Menos mal que no había nadie en el ascensor en aquel momento», relatan.
Varias personas mayores resultaron heridas durante la evacuación y fueron atendidas ayer por personal de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que también llegó con oxígeno para los residentes que lo necesitaban. «Algunos ancianos pasaron la noche con heridas que a duras penas pudimos atender. No teníamos agua, ni oxígeno ni comida,» explican las trabajadoras. Durante la mañana, efectivos del UME llevaron bombonas de oxígeno a los pisos superiores para estabilizar a los residentes más delicados.
A pesar de los constantes riesgos y la falta de suministros, el grupo de trabajadoras no bajó la guardia. «Temíamos que el agua siguiera subiendo y arrastrara los que dormían al primer piso; fue una noche aterradora», relatan. Gracias a su esfuerzo, todos los residentes consiguieron ponerse fuera de peligro en los pisos superiores, donde esperan que la situación se normalice.
Ayer se consideró evacuar el edificio por posibles crecidas adicionales, pero finalmente se decidió proveer la residencia con suministros y seguir evaluando la situación mientras las trabajadoras intentan rescatar los pocos objetos que todavía pueden recuperarse del primer piso, destruido por el agua.