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El copiloto de Germanwings tenía depresión con síntomas de psicosis

La comisión que investiga el caso propone que se hagan cambios legales que permitan a los médicos romper el secreto médico

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A punto de cumplirse un año de la tragedia del vuelo de Germanwings, la comisión francesa encargada de la investigaciónreveló ayer que un médico diagnosticó, diez días antes de los hechos, una posible psicosis al copiloto, Andreas Lubitz, y recomendó que fuera tratado en un hospital psiquiátrico. El alemán Lubitz, según el informe final de seguridad, estrelló el aparato deliberadamente en los Alpes franceses y ni las autoridades de aviación ni su empresa conocían el diagnóstico del médico privado generalista que lo había atendido. Por eso, la comisión hizo ayer una serie de recomendaciones centradas en el control médico de estos profesionales y en el refuerzo de la normativa para evitar que se repitan sucesos como aquel.

La investigaciónfrancesa constató que no se le había podido impedir volar, este 24 de marzo de Barcelona en Dusseldorf, con 144 pasajeros, porque ni el copiloto ni los facultativos informaron de su estado. Además, su comportamiento previo tampoco llamó la atención de sus compañeros.

El informe recalcó que los datos disponibles actualmente no proporcionan una «conciencia exacta» de los riesgos en vuelo relacionados con problemas mentales o incapacidad, y efectuó once recomendaciones para abordar una problemática «difícil».

«Tienen que exigirse reglas más claras para saber cuándo es necesario romper el secreto médico», señaló Arnaud Desjardins, desde la sede de la agencia francesa encargada del caso, la BEA. También dijo que busca un mayor equilibrio entre este principio y la seguridad pública. El organismo aclara que no tiene que haber riesgo legal para el profesional sanitario y que, al mismo tiempo, tienen que salvaguardarse los datos privados del paciente enfrente de una divulgación innecesaria.

La investigaciónfrancesa insta a definir las condiciones para el seguimiento de la aptitud para volar de pilotos con historial de problemas psicológicos o psiquiátricos, así como a efectuar análisis rutinarios de incapacitación quiere, con especial atención a estos trastornos. Anima igualmente a definir las modalidades bajo las cuales la normativa europea permitiría que los pilotos fueran declarados aptos mientras toman medicación antidepresiva bajo supervisión médica.

La investigación|búsqueda voz necesario que los operadores incluyan atenuantes de los riesgos socioeconómicos derivados de la pérdida de licencia por causas médicas y pongan en marcha grupos de apoyo«entre iguales», que los oriente y mantenga la confidencialidad de la información.

Las alarmas sobre Lubitz se remontan a abril de 2009, cuando el centro de medicina aeronáutica de Lufthansa no revalidó el certificado medio de idoneidad por depresión. A finales de julio del mismo año obtuvo uno nuevo, con restricciones en caso de recaída, y el último, de julio de 2014, tenía validez hasta agosto de 2015. En diciembre de 2014, cinco meses después de la última revalidación, mostró los síntomas de una depresión con síntomas psicóticos, pero ninguno de los con los cuales contactó era examinador aeronáutico.

La BEA no dicta ninguna recomendación sobre la modificación de los diseños de las puertas de cabina, donde Lubitz se encerró antes de hacer caer el aparato. Aunque admite que la presencia de dos personas en este habitáculo puede dificultar casos de suicidio, cree que no elimina este riesgo e, incluso, añadir riesgos de seguridad que tienen que evaluarse.

El secretario de la Comisión española de accidentes e incidentes de aviación civil (CIAIAC), Jorge Juan Valero, recalcó ayer en la prensa española, que estas recomendaciones son «adicionales» y de carácter facultativo hasta que los organismos competentes decidan o no su validación.

«No podemos pretender que sean barreras cien por cien eficaces», añadió el director de la BEA, Rémi Jouty, que apuntó que algunos países ya tienen prácticas similares y que es demasiado pronto para augurar posibles reticencias por parte de la profesión.

El informe, se dio a conocer el viernes a la Asociación de Afectados del Vuelo GWI 9525 en los Alpes, que reúne a familias de víctimas de esta tragedia, la mayoría españolas, han pedido hoy a las instituciones los «cambios legales necesarios».

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